9. Natalie

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La mañana del día siguiente fue frenética. Me comentó que su manager era algo reacio a las compañías y que por ello me había pedido que fuéramos de modo separado.

Pude entenderlo pues, no todo el mundo tenía una relación tan maravillosa con su manager como yo con la mía.

—Tu casa es maravillosa.
—Gracias. Me enamoré de ella en cuanto la vi.
—Entiendo por qué. Es fantástica.

Nos sentamos en el sofá y comenzamos a hablar durante un largo rato, además de solucionar problemas con nuestros equipos y cuadrar fechas en nuestros teléfonos móviles.

—Creo que debería ir a comprar ropa... —dije teniendo la cabeza sobre sus muslos mientras en mi teléfono veía decenas de mensajes que no había leído aún.
—¿Por? —dijo acariciando mi pelo mientras con su otra mano revisaba su teléfono.
—Porque no quiero robar la tuya —reí.
—¿No te gusta?
—Me encanta. Pero no quiero abusar...
—Relájate... ¿Qué quieres cenar?
—Puedo preparar algo. Dame un momento —dije levantándome de su regazo y perdiéndome en la cocina.

Entré en esta y rebusqué entre los armarios.
Tomé unos aguacates, tomate, salmón de su congelador, limones, mango y algunos ingredientes más que encontré por la cocina.

Partí los aguacates a la mitad y saqué perfectamente las dos mitades quitando el hueso y dejando su parte hueca hacia arriba. Tras cortar y preparar todos los ingredientes, los rellené con lo que había cogido. Salmón, mango, etc.

—¿Quieres que vaya? —preguntó desde el salón.
—¡No! Quédate ahí. Te avisaré cuando termine. No me gusta que nadie entre cuando cocino.

Ella rió ante mi respuesta y yo continué. Coloqué los aguacates rellenos en la nevera y encontrando más ingredientes decidí hacer un milhojas de calabacín y marisco con chutney de ratatouille. Mientras elaboraba los anteriores platos había puesto a precalentar el horno para hacer unos coulants de chocolate bastante sencillos de postre.

—Llevas más de una hora ahí metida... ¿Va todo bien?
—De maravilla —dije lavando lo que había ensuciado.

Tras terminar saqué los dos primeros platos.
—¿Tenía todo eso? —dijo viéndolos. —Que buena pinta. —dijo sentándose en el comedor.
—Espero que te gusten.
—¿Bromeas? Está de maravilla —dijo tras dar el primer bocado. —No sabía que cocinabas...
—En realidad prácticamente no he cocinado. A excepción del marisco o el salmón... Es todo verdura, la clave está en el aliño y los ingredientes.
—No tenías porqué. Gracias —dijo dándome un beso.

Terminamos la comida y saqué los postres que había hecho.
—Me encanta el chocolate —dijo al ver el postre.
—Me alegro. Dudaba entre esto o una fruta —bromeé.
—Hacía siglos que no probaba algo tan rico —dijo cuando tomó el primer bocado.
—Me alegro.
—¿Qué día volaremos a Londres?
—El jueves.
—Genial. Me da tiempo de enseñarte París. ¿Habías estado alguna vez?
—De pequeña en los parques Disney. Amaba todo lo que tuviera que ver con ello.
—Yo también, aunque nunca estuve. Pues te enseñaré mis lugares favoritos de esta ciudad. Es preciosa. Te encantará.
—No me cabe duda.

Tras la cena fuimos a dormir. Por la mañana, Zahra me había dejado una nota diciéndome que había ido a ensayar y que nos veríamos esa noche en la dirección que me había mandado. Me envió un documento para que enseñara al entrar y me dejaran pasar al backstage.

Pasé la mañana trabajando a distancia y cuadrando fechas con Kamila. Entre tantas cosas le comenté que estaba en Francia. A lo que contestó con una llamada telefónica.

—¡En Francia! —exclamó. —Estás absolutamente loca Nat, ¿qué haces en Francia?
—Voy a ver a La Zarra esta noche.
—¿Estás en su hotel?
—Estoy en su casa.
—Madre mía... Vas a matarme de un disgusto... ¿Qué sois entonces?
—No lo sé. Ni si quiera podemos vernos de un modo menos profesional delante de su manager. Dice que es algo...
—Es un absoluto imbecil. Le conozco. Madre mía...
—¿Tan malo es?
—Es un gilipollas de categoría. Pobrecilla. Espero que se deshaga de él pronto...
—¿Por qué lo dices?
—Se habla mal de él en la agencia, ya se la ha liado a varios artistas...
—¿Crees que ella lo sabe?
—Seguramente. Pero consigue alguna que otra buena oportunidad. A mí no me compensaría pero es su carrera, no la mía. Cambiando de tema. ¿Saben los chicos que estás ahí?
—No, no les he dicho nada... Ni si quiera sé si ella quiere contar algo... Lo único que saben es que Loreen nos vio besándonos en el baño de la discoteca.
—Menos mal que era Loreen y no otra. Tenéis que tener cuidado. Ya lo sabes.
—Ya lo sé, Kam, descuida. Está todo bajo control.
—Más te vale. Y te quiero aquí el jueves.
—Tranqui, ahí estaré. Por cierto...
—¿Qué?
—Se viene con nosotras.
—Ah fantástico... —dijo y supe que estaba rodando los ojos desde el otro lado de la línea. —Se supone que me harías caso en lo de que no se os relacionara antes de la final.
—Ya lo sé, ya lo sé... Solo pasó... Tendremos cuidado. Estamos yendo en coches separados y no volamos juntas a si que no hay de qué preocuparse.
—Bien. Porque vas primera en apuestas junto a Loreen.
—¿Lo dices enserio? —pregunté sin poder creerlo.
—Absolutamente.
—Madre mía... Joder...
—Chica, eres buena —dijo.
—Jamás imaginé tener tan buena acogida...
—Pues la tienes, encabezas a muchos de los posibles votantes. Si la cosa va según las apuestas, estará entre Loreen y tú la victoria.
—Oh... —dije.
—No me gusta ese tono...
—No, quiero decir... No soy idiota, me encantaría ganar, pero en el corazón, no me importa mientras seamos alguno de los cinco...
—¿Los cinco?
—Loreen, Käärijä, Ale, Zarra y yo...
—También tienen números altos en las apuestas aunque vosotras sois con diferencia las dos favoritas.
—Bueno, lo importante es a donde hemos llegado y las amistades que hemos hecho.
—No es tiempo de ser bohemia y amorosa, es tiempo de ser la mejor. Te quiero ready.
—Lo estoy, tranquila. No te defraudaré, ya verás.
—Nunca lo haces. A si que tengo altas expectativas...

FLOWERS IN THE BACKSTAGE (La Zarra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora