CAPÍTULO 1: DESCONOCIDOS.

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PRADERA DEL SOL

Un joven se hallaba inconsistente en el césped, debajo de un gran manzano en la cima de la pradera. Tenía puesto una camisa sin mangas de color rojo, un ligero chaleco de cuero negro que la cubría, un pantalón de tela negro y unas sandalias de cuero algo desgastadas; el chico tenía el cabello negro al igual que sus ojos y piel blanca. Poco tiempo después, una joven chica que traía una canasta en sus manos, dispuesta a recoger el fruto del gran manzano, encuentra tirado al desconocido debajo del árbol al que ella se dirigía. La chica sorprendida, deja caer la canasta al suelo y se acerca al desconocido. Al verlo más de cerca, se da cuenta que es muy joven, sinte lástima por el y decide ayudarlo sin pensar en consecuencia alguna. Lo levanta cómo puede y lo lleva casi arrastrado a su casa que no se hallaba muy lejos de ese lugar.

La chica vivía en una pequeña cabaña a no mucha distancia del gran manzano camino arriba de la pradera. Deja caer al chico sobre un pequeño mueble de piel y se dirige a la cocina. Paso cómo una hora cuando el joven comienza a despertar.

-Al fin despiertas- dice la chica con una sonrisa en el rostro. El muchacho desconocido se queja un poco de dolor y comienza a mirar a todas partes. - Pesas mucho, ¿Qué comiste antes de perder el conocimiento, un oso? - Le pregunta la chica esperando que el desconocido digera algo.

- ¿Quien eres y dónde estoy? - pregunta el chico mirando a la chica totalmente desconocida para el. Ella usaba un vestido blanco, hasta debajo de las rodillas, un collar con un pequeño amuleto con forma de luna y unas sandalias de piel blancas; era rubia y sus ojos eran color miel.

- ¿Así le agradeces a la dama que te recogió y trajo a la comodidad de su hogar?- Le preguntó la chica con una sonrisa burlona en el rostro.

"Sólo los tontos responden a una pregunta con otra pregunta" pensó en responderle el desconocido, pero al parecer había quedado algo sorprendido por la belleza de la chica y lo reconsidero. - Disculpa mis modales, mi nombre es Akechi y te agradezco mucho lo que haz hecho por mi- el chico inclina un poco su cabeza y le agradece.

-Un gusto conocerte, Akechi, mi nombre es Michelle y no tienes por qué agradecer. Te encontré tirado debajo del gran manzano de la pradera y quería saber el por qué estabas inconsciente, ¿ podrías contarme? - pregunta Michelle algo inquieta.

- Vengo de un pequeño pueblo colina abajo de la PRADERA DEL SOL. Salí a buscar a mi padre ya que me contó que iba a salir para hacer una investigación y me dijo que tardaría unos días, pero ya a pasado un mes desde ese entonces y decidí ir a buscarlo, aunque no sabía exactamente por donde comenzar; el es mi único familiar. En el camino me topé con ese gran árbol de manzanas y, como tenía hambre, quise tomar un poco de su fruto, pero unos hombres me detuvieron y preguntaron por una chica. Se veían muy misteriosos y, al no darles la información que quería, uno de ellos me golpeó en la cabeza y es lo último que recuerdo-

- Lamento que eso haya sucedido- le dice Michelle a Akechi.

- Y tú, ¿ Por qué estas aquí sola, no deberían de estar tus padres contigo? - Pregunta Akechi mientras observa el lugar. Michelle desvía un la mirada y evita responderle la pregunta.

- Ahora que recuerdo, por traerte aquí, deje tirada mi cesta con la cual quería traer unas manzanas a casa. ¿Me acompañas a buscarla? Tu historia me da un poco de miedo, no quiero encontrarme con esos bandidos - Michelle le dice todo eso para cambiar el tema, lo cual logra.

- Claro, iré contigo- acepta Akechi y sale con Michelle de la cabaña.

Los dos iban caminando colina arriba, dirigiéndose al gran manzano donde Michelle había dejado tirada su cesta. Akechi, disimuladamente, no le quitaba la vista de encima a Michelle.

A mitad de camino, escuchan un voz que se dirigía a Akechi. - Nos volvemos a encontrar, chico! -

Akechi y Michelle dan la vuelta y se encuentran con un grupo de hombres. - Otra vez ustedes! Qué quieren de nuevo? Ya les dije que no se nada de la persona que buscan- Les habla Akechi con un tono molesto y muy furioso.

- Calmate, chico, al final serviste para algo más que ser golpeado - Le responde uno de los bandidos. Luego, este mismo, levanta el dedo y señala a Michelle - Tú vienes con nosotros, chica, llevamos mucho tiempo buscandote y al fin te encontramos-

- No por favor, ¡déjenme en paz! - Susurra Michelle mientras se esconde detrás de Akechi. Al ver el rostro de Michelle tan asustado, Akechi se pone en frente de ella.

- No te preocupes, yo te protegeré- Le dice Akechi a Michelle extendiendo sus brazos. - ¡No se acercarán a ella! -

- ¿Ahora quieres hacertela se héroe, muchacho? Espero estés listo para las consecuencias de eso! - El hombre de los bandidos saca su espada y se abalanza sobre Akechi que no se movía ni un sólo centímetro de su lugar, pero justo cuando la espada estaba por atravesarlo, Akechi observa cómo un hombre encapuchado cae detrás del bandido y, dando una media vuelta a mucha velocidad, corta la espalda del atacante y guarda su espada en ese mismo instante.

El bandido cae en el suelo cubierto de sangre. Akechi algo sorprendido, alza la mirada y observa cómo los hombres que acompañaban al que yacía tirado en el suelo, sacan sus espadas y corren hacia el hombre encapuchado para atacarlo.

- !Detrás de ti¡ - grita Akechi al espadachin.

El misterioso hombre voltea y alza la empuñadura de su espada liberandola de su vaina. Akechi sólo vio como el hombre se Deslizo a una gran velocidad y soltó un tajo de su espada, al mismo instante que la guardo en su respectiva vaina. Todos los bandidos cayeron derrotados en el suelo.

- Te haz vuelto muy valiente, hijo - El hombre de la capucha le habla a Akechi mientras se la quita. Akechi muy sorprendido por todo lo que acaba de ver y más aún por la persona que le acaba de hablar, exclama con los ojos bien abiertos.

- !Papá¡ -

Moon Emblem : El último descendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora