La Feria

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Debo ir a la casa de Luis porque necesito pedirle un favor.

Al llegar a su casa veo a su esposa recostada en un sofá, a sus hijas en el comedor, y la chiquita corrió abrazarme para pedirme que la llevara a la feria que estaba muy cerca de su casa.

-A mí también me gusta mucho la feria, pide permiso a tus papis y si te dejan vámonos.

Hablé con mi amigo Luis y con mucha vergüenza le pedí su carro prestado porque el mío está fallando de los frenos, me dijo que sí me lo presta y que sí le da permiso a Martha de ir conmigo a la feria.

Llegamos a la feria y había muy poca gente, me pareció raro pero no le di importancia, Martha comenzó a saltar en unos colchones inflables y otras niñas compañeras de su salón que nos encontramos se unieron a saltar, yo reía de verlas tan felices, querían ir a la rueda de la fortuna, pero todo está en silencio, no hay fila para subirnos a los juegos... Las veo correr a todas juntas y llegar a un local para poner música y bailar, le movían a un equipo de sonido.

-Dejen eso, nos van a llamar la atención.

En eso llegó un joven alto, delgado, con lentes.

-Dejen eso niñas, no desobedezcan a su mamá.

-No es nuestra madre, es nuestra amiga. -Le respondió Martha-

-La feria está cerrada, no deben estar aquí señora.

-No lo sabía, con razón está muy solo, ya nos vamos y disculpe a las niñas.

-Sin problema las disculpo.

Nos fuimos a casa de Martha y le dije a Luis que ya me iba porque debía llegar rápido a casa a ver a mis padres y a mi hija, me dijo ten cuidado con los frenos, bombea antes el pedal para que frene a tiempo, no he tenido tiempo de llevarlo a revisar, ay Luis le pasa lo mismo que a mi carro, mejor me voy a ir caminando, no esta tan lejos y me va a servir caminar para pensar.

Martha me grita que suba a su habitación para mostrarme algo, subo las escaleras y me muestra unos juguetes y sus muñecas. Me despido de todos y de la mamá de Luis que estaba acostada en un sillón viendo la televisión.

Salgo de la casa y me voy por una calle estrecha, pero iluminada, donde iba pasando mucha gente, entre ellos me tope de frente con Roberto que venía caminando al lado de Lourdes muy sonrientes ambos. Él se detuvo a saludarme.

-Isabel ¿Cómo estás? ¿A dónde vas?

-Estoy bien, voy a mi casa y ¿Ustedes?

-A la escuela, yo tengo clases y me encontré a tu hermana que va hacer unos cambios en dirección.

-No sabía que ibas a estudiar hermana.

-No tengo porque decirte, pero sí quiero aprender algo nuevo. Debemos irnos Roberto porque se nos hace tarde.

Algo me parecía extraño, muy extraño en el comportamiento de ambos, continué caminando y me saludaron unos amigos de clase, sentí la necesidad de voltear a verlos y Roberto me estaba viendo. Se perdieron entre la gente y decidí ir al departamento donde vivía con Lourdes al sanitario. Al llegar vi una nota en la chapa de la puerta que decía "NO MOLESTAR" me pareció muy extraño porque nunca antes habíamos puesto algo así, puse la llave y giré la chapa lentamente.

-Lourdes ¿Estás aquí?

De pronto escuché dos gritos, uno de un hombre y el de Lourdes.

-No abras la puerta y vete.

Pero ya era demasiado tarde para no ver lo que estaba viendo, Roberto está encima de Lourdes teniendo sexo. Me quede atónita sin poder decir ni una palabra, simplemente no podía creer lo que estaba viendo. En ese momento Roberto le reclamó a Lourdes

-Me aseguraste que ella no vendría.

Cerré la puerta de golpe y salí corriendo a casa de mis padres. Si yo nunca le hubiese dicho a Lourdes lo que sentía por Roberto y lo que yo pensaba que él sentía por mí, jamás se hubiera entrometido entre nosotros, esto jamás podre perdonárselos, no quiero volver a verlos.

Regresaré por mis cosas y me cambiaré de departamento. Y a él no quiero volver a dirigirle la palabra para nada, ni como amigo, ni como maestro, menos como amor.

Llegué a casa con mis padres y mi padre me recibió con un fuerte abrazo al igual que mi hija, mi madre estaba ocupada cocinando y de pronto salió a saludarme también, me dijo que esperaban una visita y que no tardaría en llegar, en ese momento tocaron a la puerta y fui abrir, eran dos mujeres, las pasé a la sala y mis padres salieron hablar con ellas, yo iba a retirarme pero me pidieron estar presente porque me dejarían a mi hija y a mí su herencia y una parte en partes iguales a sus 5 hijos, pero mamá decía que no, que solo quería dárselo a mi hija y a mí, que una parte que tenía en efectivo sería para el resto de sus hijos por partes iguales y así lo dejaron escrito de mutuo acuerdo los dos.

-No hablen de morir por favor, ni de herencias, solo quiero disfrutarlos por muchos años más

-Sí, disfrutemos muchos años más y comiendo rico. Aseguraba mi padre entre risas, pasemos al comedor a comer todos juntos. incluidos las dos mujeres, yo puse hielos en la mesa para el agua fresca de Jamaica que hice y unos postres que mi hija preparó solita.

Mas tarde me despedía de mis padres porque debía ir a llevar el carro de Luis que no sé cómo había llegado a mi jajajaja al salir de casa me topé con Lourdes que al verme sonreía de oreja a oreja cual guasón. Pero era claro que se burlaba de nuevo en mi cara y que gozaba hacerlo, sobre todo al tener sexo con Roberto y que yo los viera.

-Oye, tengo que explicarte que hace tiempo yo y Roberto tenemos encuentros sexuales a escondidas.

-No me digas nada, lo que hagas con tus partes íntimas me importan un cacahuate, así como con quien tengas sexo, si tienes que dar una explicación que sea a tus hijos.

Me subí al carro y me fui, que desagradable escena, que incómodo hablar de algo tan íntimo y más cuando solo hay maldad para mostrar.

Llego a casa de Luis y él abrió la puerta.

- ¿Ya tan pronto desocupaste el carro?

-Si.

- ¿Qué te pasa?

-Nada, debo irme a la escuela y después a casa.

-Llévate el carro, yo no lo voy a ocupar.

-No gracias.

-Deja que yo la lleve.

Escuche la voz de Roberto que estaba con Luis.

-Por supuesto que no te lo permito y por favor no me vuelvas hablar jamás.

Sali de la casa y caminé a la feria que estaba muy cerca, y después a la escuela, si estaba triste, decepcionada, pero a la vez muy feliz de ver que ellos eran iguales y dignos de estar juntos, le agradecí al universo haberme cuidado y no permitir entregar la pureza de mi amor a Roberto que no lo merecía, en cambio si merecía un momento de sexo con una mujer como Lourdes. 

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