Bakugou Katsuki apenas podía mantener la compostura. Para empezar, no era bueno procesando sus emociones, pero joder, las últimas cuarenta y ocho horas le habían llevado realmente al límite. Era todo lo que podía hacer observando la pared del fondo como un idiota mientras Ochako se desahogaba a su lado sin derrumbarse.
Para ser una mentirosa confesa, Bakugou se sorprendió de lo bien que lo pintó cuando contó la historia de su viaje. Cuando hablaba de su estancia con los elfos y de cómo él la había salvado, no mencionaba cómo habían acabado en aquel lío. Ochako también omitió cómo la había obligado a confesarse en el Manantial de la Verdad y cómo después había tenido la maldita osadía de aferrarse a ella como un niño llorón. A través de su recuento, sonaba como un maldito héroe.
Él no se merecía absolutamente nada de eso.
Bakugou estaba disgustado consigo mismo. No había nada redentor en él o en sus acciones. Lo único que hacía era cagarla y hacer daño a la gente que le rodeaba, incluida la compañía actual. Y lo peor era que lo estaba intentando de verdad. Intentando con todas sus fuerzas mantener a todos a salvo, ser el líder perfecto. Y mira cómo está resultando, imbécil.
Sabía que nunca había estado destinado a la felicidad. Llevaba en la sangre luchar constantemente por su derecho a existir. Hacía mucho tiempo que tenía grabado en la cabeza que era estúpido esperar algo más allá de la fría responsabilidad de gobernar un reino. Había enterrado esa mierda muy dentro de él, donde sólo Kirishima y ocasionalmente Mina podían escarbar y acceder.
Y aún así...
En el momento en que sintió los suaves y amables dedos de ella recorriéndole el pelo, Bakugou supo que estaba jodido. Sabía que debería haberse movido en cuanto ella lo despertó, pero su tacto lo había sumido en un trance, y oírla hablar con todos sus muros finalmente derribados se sintió como un raro regalo que no se había dado cuenta de que deseaba. Despertó en él una calidez que había luchado todos estos años por reprimir, pero en ese momento, brotó de él con un abandono temerario.
Cuando se despertó, Bakugou se sintió como si tuviera la esperanza envuelta en sus brazos, durmiendo con el peor caso de migraña que jamás había visto.
Sin embargo, las palabras de Ochako seguían confundiéndole. Aún necesitaba respuestas que sabía que ella no le daría por miedo a su bienestar. Respuestas por las que arriesgaba su vida para ocultárselas a él y a su grupo. Bakugou seguía siendo el príncipe heredero de Kirin y aceptaba que, a pesar de sus circunstancias, necesitaba confirmación de que ella no era un peligro para su reino. Así que fueron a la maldita fuente.
Bakugou no dejaba de asombrarse de cuánto poder emanaba del pequeño cuerpo de Ochako. Cómo ni siquiera lo reconocía en sí misma. Empezaba a comprender que Ochako no se daba cuenta de muchas cosas sobre sí misma. Como la forma en que siempre sabía qué decir, sabía qué hacer antes de que Bakugou se diera cuenta de que se estaba enfadando. O la facilidad con la que se desenvolvía en la extraña política de las criaturas de Kirin. Dioses, algunas de las cosas que salían de su boca eran tan jodidamente graciosas que Bakugou tenía que fingir que tosía para no soltar la carcajada.
Su padre siempre le había dicho que se aferrara a la gente que sentía como una luz en su vida, y Ochako estaba amenazando con jodidamente cegarlo. Mierda, ¿así era como se sentía un enamoramiento? Tendría que preguntarle a Kirishima cuando volvieran. Con cuidado, sin embargo. Si Mina se enteraba de algo de esto, lo llevaría demasiado lejos y él se vería obligado a asesinarla para callarla.
Bakugou se permitió disfrutar de la compañía de Ochako ese día. Pensamientos traicioneros empezaron a surgir del fondo de su mente a medida que los límites entre ambos iban disminuyendo. Tal vez, sólo tal vez esta vez podría...
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Viendo doble
FanfictionTRADUCCION EN CURSO Resumen: Había una luz cegadora y un dolor tan intenso, por lo que ella no podía respirar. Luego, nada, excepto el susurro de las hojas en un bosque en el que Ochako no recordaba haber entrado. No tuvo tiempo de asimilar el hecho...