🪷 𝕻𝖗𝖔𝖇𝖑𝖊𝖒𝖆𝖘 𝖞 𝖒𝖆𝖘 𝖕𝖗𝖔𝖇𝖑𝖊𝖒𝖆𝖘 🪷

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—¡No, Betty! Vete con Michel, don Armando no te merece —México abrazaba una almohada y la apretaba contra su pecho.

—Señor, ya le dije que tenemos que encontrar una solución a esto pronto y a usted no parece importarle.

—Andrés, solo déjame terminar este capítulo, por favor —llevaba viendo Betty la fea desde hacía casi dos horas.

López apagó la televisión. México exhaló un suspiro. No es que no le importará el tema de Rusia, tan solo quería evitarlo lo más que pudiera. Se levantó del sillón caminando hacia su presidente.

—Que aguado.

—Digame todo lo que quiera, necesitamos una solución a todo esto, pronto —AMLO tenía cara de preocupación, no había tardado casi nada en contactar a México con tal de solucionar el problema—. Propongo una charla con el presidente Putin cuánto antes.

—De acuerdo, ¿y exactamente que es lo que ellos piensan que pasó?

—Ellos creen que fue obra de los... Ya sabe, los criminales —susurro aquello último con temor, evitando mencionarlos por su nombre.

—Por favor, claro que no —México se burló de ello—. Por Dios, ellos saben en qué se meten al hacer esas cosas, claro que ellos no fueron.

—¿Y quién más cree que haya sido? ¿Por qué Rusia decidiría desaparecer en nuestro país?

No tenía sentido. ¿Por qué lo haría? Ucrania decía que su hermano era un adicto, Bielorrusia le había llamado unas cuantas veces preocupada por su hermano. Incluso ONU tenía una cita con el latino para saber qué diablos estaba pasando. Todo esto era un caos que metía a México en un aprieto que cada vez se volvía más grande.

—Lo último que recuerdo, es que salió furioso de la marcha que organizo la ONU —recordaba aquella mañana del 1 de junio—. No se quedó más de cinco minutos desde que llegué yo, quizás siga molesto y por eso está desaparecido, sigue molesto con todo el mundo —aún seguía sin tener sentido—. Verga, sólo aparece, Rusia.

—Привет (Hola) —ambos dirigieron su mirada a la entrada principal. Ahí estaba una joven rubia de ojos azules con una cicatriz que atravesaba su ojo derecho.

—Jeje, ¿quién es está señorita, México? ¿Es tu novia?

—Más respeto, cabron. Es una dama —México se molestó por el comentario de su propio presidente—. I'm sorry, he's my president (Lo siento, es mi presidente)

—Un gusto, señorita —besó la mano de Rusia, lo que no hizo más que incomodar al de ojos azules.

—Ella va a ser mi traductora. Mi ruso está algo oxidado y realmente necesito a alguien que me ayude a repasarlo bien.

—Excelente, eso me parece perfecto, una de las mejores desiciones que ha tenido desde que llegué a su casa, hijo —Andrés estaba contento de que México si estuviera cooperando—. En ese caso, propongo que hagamos un discurso los tres estudiando cuidadosamente cada palabra que vaya a salir de tu boca.

—Eh, si... Hablando de ello —México acomodó su traje algo incómodo—. El español no es su mejor idioma.

A el presidente casi se le cae la mandíbula de la impresión. ¿Cómo podía México ser tan bruto? No tenía palabras para expresar lo furioso que estaba, estaban perdidos. El mensaje que pensaban dar iba a perderse si lo traducian del español al inglés y del inglés al ruso. Necesitaban una forma más directa de hacerlo.

Женщины (RusMex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora