Novio por contrato

{ ℙ𝕣𝕠𝕝𝕠𝕘𝕠 }

¿Cómo acabe cenando en casa de Yoo Joongyuk, el chico más popular de la escuela?

Ni yo lo sé.

Pero será mejor comenzar por el principio...

Soy Kim Dokja.

Probablemente el chico más odiado de toda la escuela.

Andaba por los pasillos de la escuela leyendo en mi teléfono, como solía hacer cuando mis matones no venían a molestarme.

Una sombra paso por al lado mía, y al momento me encontré aplastado contra la pared.

"Ya están aquí" - pensé, creyendo que eran los chicos que solían molestarme -

"Haz que eres mi novio" - me dijo un chico cuando levante la vista a mirar quien era mi acosador esta vez -

"¿Ah?" - pregunté confundido -

Antes de poder hacer nada más, el chico junto sus labio con los míos.

Cuando logré salir del shock, intenté apartarlo de mí, pero él era considerablemente más fuerte.

Cuando al fin se separó, solo pude gritarle enfadado.

"¡Tío! ¡¿Qué se supone que estás haciendo?!" - le grité golpeándolo en el pecho - "¡Ese era mi primer beso!"

Él encima tuvo la cara de lanzarme una mirada enfadada.

Me paré a mirarle bien y reconocí al chico del que tanto hablaban Yoo Sangah y Han Sooyoung.

Al parecer un montón de chicas andan detrás de él porque, además de ser atractivo, cosa que no puedo negar aunque acabe de robarme un beso, es un reconocido jugador de videojuegos.

"Necesito tu ayuda" - dijo serio -

En realidad siempre tiene esa cara.

"Cualquiera lo diría" - contesté enfadado - "¿Qué quieres?"

"Necesito que seas mi novio" - dijo -

Quedé en shock.

Cuando salí de mi trance pude contestar.

"¿Para qué necesitas exactamente que YO sea tu novio?" - respondí, resaltando mucho el yo -

"No tienes porque ser tu, pero necesito que las chicas dejen de seguirme, y si consigo un novio, además de que crean que voy para el otro lado, no creo que quieran ser unas rompe hogares" - respondió tranquilamente - "Además, tu seguro que aceptarás"

"¿Y por qué crees que aceptaría?" - dije intentando mirarlo con un poco de superioridad, cosa que era muy difícil cuando me sacaba casi diez centímetros -

"Porque yo puedo ofrecerte algo que tu necesitas" - eso despertó mi curiosidad, cosa que no pude ocultar y él noto, porque observé que en su rostro se dibujaba una sonrisa - 

"¿Y-Y qué se supone que es?" - pregunté -

"Puedo ofrecerte mi protección" - contestó -

Esta vez pude ocultar mejor mi nerviosismo.

"Y según tu.. ¿de qué necesito que me protejas?" - pregunté, pues en realidad nadie sabía que me acosaban -

"De los chicos que todos los días te esperan a la salida del cole, o antes de que entres a clase para pegarte" - dijo -

"N-No puede saber eso" - pensé - "Es imposible"

"Entonces, ¿aceptas?" - preguntó mirándome, muy intensamente -

"Yo.. debo pensarlo" - contesté solamente -

Es cierto que me vendría bien su ayuda..

"Está bien." - respondió - "Tienes hasta mañana" - dijo mientras se iba - "Yo puedo pedirlo a otra persona, pero no creo que nadie más quiera darte su protección" - comentó antes de girar la esquina del pasillo -

"No creo que nadie más quiera darte su protección" - siguió resonando su última frase en mi cabeza -