¡Advertencia! Mención de hijos a temprana edad, no estoy diciendo que lo hagan ni lo normalizo, sean consientes de que esto es ficción y solo lo hago para completar totalmente la historia.
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—¡Papá!—Grito Spreen.
—Acá estoy pequeño. —Dijo Vegetta cargándolo.
La familia se encontraba en un server de Argentina bastante tranquilo y solitario, perfecto para educar al pequeño Spreen.
—¿A qué hora nos vamos?—Pregunto Missa entrando al cuarto.
—Uhm, si, en tres horas, prepárate.—Le dio una sonrisa y alboroto su cabello, el cual siempre estaba despeinado.
El niño de mascara de calavera fue a su cuarto y Rubius iba entrando al cuarto del más chico.
—¿Tienes todo preparado?—Pregunto Rubius cargando a Spreen, quien empezó a quejarse queriendo ir de nuevo con Vegetta.
—Si, estoy un poco nervioso, Missa y yo aún no conectamos del todo, en parte me alegra hacer esto, tal vez empiece a caerle bien después de esto.
—Seguro le caes bien, solo que no sabe como demostrarlo, perdió a su madre, su única familia, no esperaba tener un papá, tenle paciencia.
—Al menos se lleva bien con Spreen.
Ambos miraron al bebé y este estaba tranquilamente chupando su dedo mientras se acurrucaba inconscientemente en los brazos de su madre cayendo en brazos de Morfeo.
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—¡Missa!—El menor jalo la máscara de su medio hermano.
—Spreen.—Quito su mano de la máscara y la puso en su mejilla.
Ambos chicos estaban jugando en la sala, Missa cuidaba a Spreen cuando gateaba asegurándose de que no se golpee. Ambos disfrutaban de la compañía del contrario, así era hasta que Vegetta y Rubius entraron.
—Hora de irnos Miss.—Dijo Vegetta con una pequeña sonrisa.
—Ya voy.—Missa dejo a Spreen en su cuna y tomo una pequeña maleta.
