Charlas nocturnas

Temporada 1: Vida

Pasaron semanas desde la última vez que hablaron en la cama. Ahora la noche estaba despejada, aunque seguía haciendo fresco. Guada leía un libro con la luz de la lámpara del escritorio, frente a la cama. Ella puso el pasador y cerró el libro. Suspiró y se giró con la silla. Vio a Simón muy callado para ser...bueno, él. Acostado boca arriba, mirando perdidamente el techo blanco, tapado hasta la cintura con la sábana color beige. Guada se levanta de la silla y, con su remera holgada lila (que le llegaba pasando las caderas), gateó hasta su lado de la cama y poniéndose de costado, apoyando su cabeza sobre su mano, y el antebrazo sobre la cama. Mirando a Simón a los ojos, preguntó:

-¿Qué te pasa?

Simón tomó un largo respiro, parecía que el trance lo había dejado en un estado de inconsciencia tal que olvidó llenar sus pulmones, luego respondió- A veces, muy pocas veces, me llega una pregunta que me pone como en alerta.

-Interesante- dijo ella, bastante intrigada de verdad- ¿Cuál?

-¿Por qué yo?- soltó Simón la pregunta.

Guada frunció el ceño- ¿Cómo?

-Nunca te pusiste a pesar- comenzó a decir sin apartar la vista del techo-, ¿por qué tengo conciencia?¿Justamente está?¿Por qué en este país? Este idioma. Este cuerpo. Inclusive este mundo. ¿Por qué, de todo lo probablemente imaginable, soy yo?

Guada no sabía que responder- Eso es muy...profundo, y flashero.

-Exacto. Imagínate, yo, con trece años, en mi casa, estar a punto de dormir y preguntarme justamente eso. Podría jurar que aquella vez fue mi primer insomnio- se sentó en la cama y por fin observó a Guada, que seguía en aquella pose, y se veía muy ridícula-. A lo que voy es, ¿cómo es que soy "algo"? Seguramente pude haber sido polvo estelar sin vida por el cosmos. Pero, por alguna razón, soy una persona que eligió un recipiente que va creciendo, experimentando cosas. Para después de unos largos años de trabajo y vida, morir. ¿Y después qué?¿Volver a nacer?¿En dónde?¿En otro país?¿Más pobre o humilde, más lindo o rico?¿O en otro planeta? Lejos, a millones de billones de años luz. Y peor aún, cuando pienso en el universo, recuerdo que nosotros somos nada.

-¿Qué te fumaste?- preguntó Guada con los ojos como platos. Ya después se sintió incómoda y se sentó como Simón, como un indio, las piernas cruzadas- ¿Pusiste marihuana en la pizza de hoy? Porque yo no siento nada.

-Vos sabes que no fumo. Vos sos la consumista acá.

-Sí. Pero yo no pienso en el universo y la conciencia. Yo pienso en comer un sanguche de milanesa con cheddar y papas fritas.

-Eso tiene explicación. Pero no me desenfoques del tema.

-Nooo, se nota que no estás muy enfocado en lo tuyo- dijo ella con sarcasmo.

-Simulación- escupió sin más.

-Simulación- repitió Guada, subiendo las cejas a su amigo.

-Exacto. Como en Matrix. Estar conectados por maquinas o computadoras gigantes. O, que vivimos muchas vidas.

-¿Acabas de mezclar una simulación de la vida con reencarnaciones?

-¡Sí!

Guada lo miró pensativa y llegó a una conclusión- Si, estás loco. Buenas noches- agarró su sábana y se tapó hasta la panza.

-¡No estoy loco! Solo soy curioso, y probablemente paranoico.

Su amiga a su lado suspiró y le dirigió su mirada agotada- Simón está es tu vida. Y veo que sos muy consciente  de ello. Entonces, en vez de preocuparte por las probabilidades de que esto sea la visión impuesta de una computadora o que venimos de vidas pasadas, o incluso futuras. Sí. El universo es gigantescamente inmenso, seguramente infinito. Pero, eso no cambia nada una sola cosa, dos, en realidad.

-¿Qué cosas?- preguntó Simón.

-Vive la vida. ¡Y déjame dormir!- furiosa, se acostó y se tapó hasta los hombros.

Él terminó por olvidar el tema y se acostó también.

Pasados unos minutos, Guada le pega una patada a Simón por debajo de las sabanas.

-¡¿Eso por qué fue?!- preguntó enojado.

-Me hiciste pensar en tu visión cínica de la vida. ¡Y NO PUEDO DORMIR!

Simón comenzó a reírse hasta el llanto.

-Sos un hijo de puta, que lo sepas.