Temporada 1: Depresión

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Gritos. No era de noche, pero estaba entrando la noche. El día era una mierda. Lluvia, relámpagos, y con ellos los truenos. Guada se cerró en el cuarto y Simón esperaba en la puerta. Él mantenía la mano en el picaporte y se preguntaba si entrar o no. Guada lloraba desconsolada en la almohada y agarraba las sábanas, sacándolas del colchón. Esa tarde recibió una terrible noticia, su padre falleció ese día por un paro cardíaco mientras dormía.

Simón nunca tuvo una muerte tan "importante". Sus experiencias con el fallecimiento de algún familiar eran sobre bisabuelos que no veía mucho o familiares que directamente ni conocía. No sabía tratar con esto. Así que, da un largo respiro y abre con cuidado la puerta.

La escena era desgarradora. Varias almohadas por el piso, al igual que la ropa, lapiceras y libros. Todo desparramado. Guada iba a lamentar luego haber tirado los libros. Simón cerró la puerta y vio a su amiga llorar y gritar. 

-¡Andate!- gritó ella.

Sus gritos eran ahogados por la almohada que estaba presionando contra su rostro. La lluvia golpeaba feroz el vidrio. Él se quedó estático a medio metro de la cama. Le entristecía ver a su amiga llorar. Recordaba al padre de Guada como un hombre con cierta edad, simpático, buena onda. Y cada vez que daba un paso se quedaba sin saber que hacer, o incluso decir. Ya estaba en su lado de la cama, y subiéndose con mucha lentitud, se arrodilló y le puso la mano encima de la mano de Guada, y la apretó suave. No dijo nada, solo la sostuvo. Luego, ella sacó la mano y se irguió ante él.

-¡Te dije que te vayas!- lo empujó, pero no lo movió ni un centímetro. 

Después le golpeó el pecho repetidas veces mientras lloraba. Simón apoyó las manos en los hombros de su amiga. Ella paró de golpear y dejó sus manos apretando la remera de su conciliador. Simón abandonó los hombros y pasó a su espalda, y la acercó a su pecho. La cabeza de Guada en su pecho era sensación cálida, para ambos. Simón era el abrazo cálido para el cuerpo frío de Guada.

Ese día fue el peor del año. Guada se quedó ahí. Llorando en el pecho de su amigo. Terminando durmiendo abrazada a su amigo, otra vez.

Charlas nocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora