Todos los días son muy agradables aquí, ni siquiera tengo noción del tiempo que ha pasado.
No se los niego, hay días en que recuerdo que soy un monstruo, me falta el aire de pensar que no tengo el control de mi vida, que no puedo solucionar mis problemas.
Mi cabeza da vueltas de tanto pensar, tengo tanto miedo, no se como hacer para ser normal potra vez, le juro tanta veces a la vida, que esta vez me portare bien, solo deseo una nueva oportunidad.
Ya es de noche, Osvaldo y yo estamos acostados a fuera de la cabaña viendo lo hermoso que esta la noche, muy iluminada con la luz de la luna llena, tan brillante y lleno de vida, a su alrededor adornada con millones de estrellas, una noche calmada, el canto de muchos grillos acompañan la soledad del bosque.
La noche es fría, el viento sopla despacio, choca contra mi rostro y de paso desordena mi cabello, desordenando aún más mi rizado cabello.
Mientras estábamos acostados le conté a Osvaldo la noche de cuando fui a la fiesta con Aisha, y de cómo vi a un chico guapo que me gustó, esperaba que el me invitara a bailar, pero nunca pasó, el invito a mi amiga y yo me quede ahí sentada con ganas de bailar.
Osvaldo me miraba atentamente, intente restarle importancia a aquel suceso, él se levantó rápido y me tomo de la mano, y corriendo me llevo dentro de la cabaña, dijo que me sentara mientras el preparaba una sorpresa.
No sabía que estaba planeando su loca cabeza, pero lo entendí cuando escuché la música sonar, no sabía muy bien que canción era, es una canción muy pegajosa, se acercó y dijo.
—No seré un chico tan guapo como el de la fiesta, pero, ¿le gustaría bailar conmigo esta canción? — Dijo con una sonrisa en el rostro, con una reverencia extendiendo sus manos hacia mí.
—Por supuesto que si caballero — Dije correspondiendo a su reverencia, siguiendo la corriente a su locura.
El baile comenzó, tengo que admitir que baila muy bien, estábamos brincando, dando vueltas como locos, la música terminó y otra comenzó, pero esta vez una canción más tranquila, que podía reconocer era "Thousand Years" de Christina Perri, nos tomamos de la mano y comenzamos a bailar, intentamos recrear un baile de barbie, pero en uno de esos movimientos me doblé el pie y caí al suelo, Osvaldo se reía de mí.
—Señorita, acaso usted se tomó algo y no me di cuenta — Dijo intentando no reír y seguir en su papel de señor de otra época — Me levante con su ayuda y le pegue en el brazo para que dejara de burlarse
—No te rías, fue tu culpa, no sabes bailar — Dije para justificar mi caída.
Ambos nos reímos a carcajadas y seguimos bailando, no sé por cuánto tiempo, pero cuando finalizamos, me dolían los pies.
Bailar con él fue algo terapéutico, me sentía muy bien, relajada y tranquila, no había nada más en mis pensamientos que esa escena, cualquiera que nos hubiera visto, pensaría que todo es tan ridículo, pero cuando lo disfrutas no importaría lo que la gente diga, pues solo uno sabe cuánto disfruta hacer locuras y ridiculeces.
Me sentí como una niña cumpliendo sus sueños, mientras bailaba me imaginaba ser barbie o una princesa a las que pasé viendo toda mi infancia bailando con su príncipe azul, aunque más bien era bello y la bestia, pero quería imaginar por un momento que era hermosa, aunque eso no era real.
A mí siempre me ha gustado bailar, pero no lo hacía porque nadie me había invitado, y además me daba pena no saber bailar y hacer el ridículo.
Ahora que pienso, debí cumplir desde hace mucho tiempo este sueño, pero también agradezco que sea Osvaldo quien está a mi lado cumpliendo este sueño de la infancia.
Me he olvidado de muchos deseos de cuando era niña, crecí y aquellos sueños quedaron sepultados, aun estoy a tiempo y quiero cumplirlos, porque no hay sueños grandes, pequeños ni insignificantes, simplemente hay sueños; sin etiquetas.
Para ser feliz no se necesita de grandes cosas, ni que estén planeadas muy a detalle, a veces hay sucesos inesperados que nos hacen felices.
En ocasiones para que el ser humano no nos tache de locos y raros dejamos de hacer cosas sencillas y raras tan solo para encajar, y dejamos pasar oportunidades para ser felices.
Después del baile fuimos a la cocina por agua, teníamos mucha sed, mientras me servía agua Osvaldo dijo que tenía algo que decirme, le dije que lo escuchaba.
—Estoy enamorado de ti — Dijo sin más rodeos, estaba tomando agua, y lo escupí, me ahogué con el agua.
—¿Estas bien? —Dijo golpeándome la espalda para ayudarme
— Si, estoy bien — Intentaba recuperarme después de ahogarme.
—Que buen chiste Osvaldo — dije fingiendo reírme, tiene que ser una broma.
—No es ningún chiste, jamás jugaría con algo así, te lo diré nuevamente, estoy enamorado de ti — dijo mirándome a los ojos
—No, no, no, esto no puede ser, es que acaso estas ciego, como podrías enamorarte de alguien como yo — dije frustrada.
—¿Alguien como tú? Una persona risueña, amable, hermosa por dentro y por fuera, fuerte...— No sigas, dije interrumpiéndole, no quería seguir escuchándolo, no quería escuchar mentiras.
Quería irme, pero el me bloqueo el paso, me jalo hacia el y me abrazo, siempre que lo hacía me daba calma, mi corazón comenzó a bombear más rápido de lo normal, no era la única, sentí como a el también a el le latía el corazon cada vez mas rápido, inhale de su perfume, ese que siempre me encantaba.
—Déjame ir, quiero procesar y entender esto por favor — dije casi en un susurro, pero el logro escucharme.
—Esta bien lo entiendo, y quiero que sepas que si tu no sientes lo mismo lo comprenderé —
—No se trata de si siento lo mismo o no, ¡es que no te das cuenta de lo que soy! — Dije afligida y con las lagrimas a punto de escaparse de mis ojos.
Me fui corriendo a la habitación para intentar procesar esto, no lo entendía, yo no veía las cualidades que Osvaldo menciono de mí, y mucho menos me consideraba hermosa, era un monstruo, quizás a el se le olvido ese pequeño detalle, estoy segura de que él hace esto por lástima, porque otra razón lo haría.
No podía dormir pensando en lo que me dijo, tiene que ser mentira, eso no puede ser posible, no lo niego, yo siento algo por él, podría decir que estoy enamorada, pero no puedo permitírmelo ¡soy un monstruo! Es que el acaso no se da cuenta, no logro entenderlo, como podría gustarle yo, es algo muy loco.
Jamás podríamos estar juntos, es algo imposible, si la gente nos viera, nos criticaría mucho, no somos el prototipo de la pareja perfecta que el mundo conoce, yo no quiero vivir defendiéndonos, no lo soportaría, el esta confundido, como podría enamorarse de una monstruosidad como yo, él es tan perfecto, que a su lado soy aún más horrible.
Toque mi rostro y la textura que sentí era horrible, me dio repulsión solo de pensar que yo podría vivir como una persona normal, ¡no lo era! y los monstruos como yo, ¡horribles! no tenemos derecho al amor, no podemos enamorarnos, simplemente es imposible.
No puedo creer como un momento tan mágico se convirtió en algo muy horrible para mí, no digo que el amor es espantoso, no lo es, para las personas normales, y por mas que yo quisiera no lo era, tenia que empezar por aceptarlo de una vez.
Nota: Intentar ser aceptados por la sociedad, luchar por ser normales y no salirse de lo que es aceptado en este mundo es complicado, desgastante y frustrado, terminamos convertidos en monstruos por no tener un cuerpo escultural o una cara bonita entre otras muchas cosas.
Espero les guste este capitulo, el día de hoy, hay doble actualización; es un día especial, es mi cumpleaños :) y que mejor que publicando dos capítulos de esta primera historia que escribo, y que además escribir me apasiona, se que no soy la mejor pero solo quiero compartir un poco de mi y como mis ojos ven el mundo a mi manera.
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De mujer a monstruo, problemas + problemas
TeenfikceHay momentos en la vida, que nos sorprenden, sucesos que nunca creeríamos que podrían pasar, pero pasan. Esta es la historia de Daila, una mujer de 20 años que una mañana despierta en un bosque lejos de casa, pero eso no es lo peor algo en ella camb...