Capítulo 3: Viaje en tren

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Ingresaron al compartimiento vacío y Talitha tomó asiento junto a la ventanilla del lado derecho, sintiendo cosquilleos impacientes y repetitivos en el estómago que empezaron a extenderse por todo su cuerpo hasta tensarse. Cada pensamiento de que ocurriría una vez que llegara a Hogwarts le provocaba cierta ansiedad, preocupación y timidez. Sobrepensando de mil y un maneras diferentes de como sería su vida en esos diez meses.

---Wow, Tali. Tranquila ---Nymphadora apoyó una mano en el hombro de su hermana---. Estás temblando como gelatina y a la vez pareces más tiesa que un palo, ¿tan emocionada estás?

---Demasiado, ¡Mucho! ¡Bastantes cosas! ---contestó sonriendo nerviosa. Talitha observó a Nymphadora, que seguía de pie cerca de la puerta sin demostrar intenciones de moverse, al menos eso ayudó a distraer su mente---. ¿Por qué no te sientas?

La adolescente rió con nerviosismo, apoyando la mano detrás de su nuca.

---Verás~... quiero ver en qué compartimiento están mis amigos ---sonrió de medio lado---. ¿No te importa? Solo es dar una vuelta y volveré, no te dejaré por mucho tiempo.

---Entiendo, Nym ---asintió sonriente---. Tú ve tranquila, yo estaré aquí guardandote el lugar.

Nymphadora junto las palmas de las manos e inclinó levemente la cabeza.

---¡Gracias, Tali! ¡Eres la mejor! ---palpó la cabeza de la castaña un par de veces. Antes de irse paró en la puerta del compartimiento y miró a su hermana---. Ya vuelvo, ¿si?

---Anda ya, diviértete ---sonrió negando con la cabeza.

Entrecerrando la puerta del compartimiento Nymphadora se alejó por los pasillos, aunque estuviera sola a Talitha no le importaba demasiado, después de todo uno debía tener tiempo para sí mismo también... y ella ya estaba acostumbrada a ser solitaria.

---Creo que seremos solo tu y yo, Tito.

La castaña concentró su atención sobre el Moke, encogido de tamaño, tratando de pasar por los orificios de la jaula con notables intenciones de escapar. Las rejillas eran tan finas y diminutas que era incapaz de sacar la cabeza, solamente las puntas de sus garras trapasaban los orificios.

---Sé que odias estar encerrado ---apoyó un dedo sobre la pata del lagarto---. No quiero que te pierdas en el tren, aguanta un poco hasta llegar a Hogwarts, ¿si?

El lagarto retornó su tamaño normal y entrecerró sus ojos marrones, suplicando con la mirada fija en los castaños claros brillantes.

---No, Tito. Ni lo pienses ---dijo Talitha con cierto tono de advertencia, cruzando los brazos giró medio cuerpo, mirándolo por encima del hombro.

Transcurrieron los segundos en silencio, dueña y mascota estaban reacios a ceder, era una lucha de miradas intensa. Tito enseñó la lengua y guiñó un ojo, rompiendo toda tensión presente, causando que Talitha bufara y pasara un mechón de pelo detrás de su oreja.

---Tú y tus ojitos tiernos ---Talitha rodó los ojos, inclinada hacia adelante quitó el seguro de la jaula---. Solo un rato, ¿si?

Contento, Tito meneaba la punta de la cola y movía la cabeza de arriba abajo. La puerta de la jaula fue abierta y salió disparado hacia los asientos del compartimiento, encaramandose al respaldo más alto e hizo un pequeño baile (flexionando repetidas veces las patas delanteras).
La chica sonrió divertida, disfrutando de ver a su mascota gozar de la libertad y recorrer los nuevos terrenos inexplorados en el interior del compartimiento, subiendo hasta las rejillas del portamaletas.

---Siempre te gusta estar tan arriba ---sonrió entretenida.

---¡Woah! Una lagartija.

---Es extraño.

Tropezones del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora