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Jisung

Las casas nido no están. Ya es de noche cuando llego al centro de New Harmony, con sus edificios pintados en vivos colores, y pregunto a todo el mundo con quien me cruzo qué ha pasado con las casas. Un par de personas no han oído hablar en su vida de ellas, pero un anciano me dice:

—Es una lástima que hayas venido hasta aquí. Me temo que se las llevaron la climatología y los elementos.

«Como a todos nosotros», pienso. Las casas nido han alcanzado su esperanza de vida. Pienso en el nido de barro que le hicimos al cardenal, hace ya muchos años, y me pregunto si seguirá allí. Me imagino sus huesecillos en la tumba, y me parece el pensamiento más triste del mundo.

 Me imagino sus huesecillos en la tumba, y me parece el pensamiento más triste del mundo

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En casa, todo el mundo duerme. Subo y paso un montón de tiempo mirándome en el espejo del cuarto de baño hasta que mi imagen desaparece ante mis propios ojos.
«Estoy desapareciendo. A lo mejor ya no estoy».

Pero en vez de caer presa del pánico, estoy fascinado, como un mono en un laboratorio. ¿Por qué se vuelve invisible el mono? Y si no puedes verlo, ¿puedes todavía tocarlo si hurgas con la mano en el lugar donde tendría que estar? Acerco la mano al pecho, al corazón, y noto la piel, los huesos y el brusco y errático latido del órgano que me mantiene con vida.

Entro en el vestidor y cierro la puerta. Intento no ocupar mucho espacio ni hacer ningún ruido, porque si lo hago despertaré a la oscuridad, y quiero que la oscuridad duerma. Respiro con cuidado para no emitir ningún sonido. Si respiro demasiado fuerte, vete a saber lo que la oscuridad podría hacerme, o hacerle a Minho, o a cualquiera de mis seres queridos.

A la mañana siguiente verifico los mensajes en el contestador de casa, la línea de teléfono fijo que compartimos mi madre, mis hermanas y yo

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A la mañana siguiente verifico los mensajes en el contestador de casa, la línea de teléfono fijo que compartimos mi madre, mis hermanas y yo. Hay uno del tutor para mi madre, dejado ayer por la tarde. «Señora Han, soy Robert Embry, de Bartlett High. Como sabe, soy el psicólogo escolar de su hijo. Tengo que hablar con usted sobre Jisung. Me temo que es de suma importancia. Llámeme, por favor». Y deja el número.

Escucho dos veces más el mensaje y lo borro a continuación.

En vez de ir al instituto, subo a mi habitación y me meto en el vestidor, porque si voy moriré. Y entonces recuerdo que me han expulsado y que, por lo tanto, no puedo ir al instituto.

El mundo nos destruye a todos | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora