ÚNICA PARTE

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La música, las risas y los gritos se escuchan por toda la casa aquella noche. Era el cumpleaños de Juan, y había convocado a su grupo de amigos predilectos a su hogar para festejar sus 25 vueltas al sol.

Aldo era uno de los más ebrios de la fiesta, hace mucho había perdido la cuenta de los shots que Juan le había pasado y él gustoso se había bebido. Así que sin decir nada, solito fue y se metió a la sala principal y se sentó en el sillón, con la mirada perdida sopesando si había sido buena idea beber tanto.

— Aldo, ¿Qué haces acá solito mi niño? — cuestionó Ama entrando a la habitación y sentándose junto a él.

Aldo parpadeó y le miró con el ceño fruncido.

— Estoy pedo, ya no doy pa' más. — soltó un suspiro mientras su cabeza daba vueltas y escuchaba la risa de su amiga.

— Ay pobrecito Aldito, no aguantas nada.— sin más Ama lo tomó e hizo que recostara su cabeza en su escote.

Aldo frunció el ceño al mismo tiempo que sentía su cara caliente. Ama siguió diciendo que no aguantaba nada mientras se movía de adelante a atrás mientras Aldo estaba tratando de salir del agarre, ya que si seguía ahí los pensamientos pecaminosos aparecerían y su cerebro borracho no podría luchar contra ellos.

Así que tomando un poco más de impulso Aldo se logró zafar del agarre de Ama, dejándola extrañada y con un puchero. Se notaba que ella también estaba ebria. Por lo que tambaleándose se puso de pie y puso distancia entre ambos justo cuando Osvaldo apareció por la puerta de entrada.

— Con que aquí estas Aldo, vámonos ya wey que ya no puedo seguirle el pedo al Juan. — habló el más alto arrastrando las palabras.

— ¿No se van a quedar muchachos? — preguntó Ama aún sentada en el sillón.

Aldo negó con la cabeza al instante, el movimiento causándole un mareo horrible.

— Ya había quedado con Valdo de quedarme en su depa, por eso venimos en Uber.

— Y ahora ya hay uno esperando afuera, así que camina culon. — respondió Osvaldo jalando a Aldo consigo.

Aldo giró para darle una última mirada a Ama, la cual se despedía inocentemente de él con un movimiento de su mano. Apenas salieron se despidieron rápido de todos y subieron al coche que les esperaba.

El trayecto fue eterno para Aldo, que se sentía aún caliente, se cruzó de piernas con la intención de ocultar su erección y cerró los ojos para no tener que ver el movimiento del coche. Al instante los volvió a abrir cuando el recuerdo de la suave piel del escote de Ama lo asaltó. ¿Acaso estaba mal de la cabeza? ¡Ella es su amiga y esta casada con uno de sus mejores amigos!

Sin embargo cada roce de la tela de su pantalón lo excitaba aún más y no podía hacer otra cosa más que pensar en su miembro erecto que trataba de ocultar. Soltó un suspiro frustrado, llamando la atención de Osvaldo.

— ¿Estás bien Aldo? Te veo muy inquieto wey. — preguntó su amigo. Aldo asintió mientras se mordía el labio.

— Si wey, solo estoy muy pedo.

Osvaldo se rió e inevitablemente Aldo también se rió con él.

— Otra cosa pendejo, — siguió el más alto, mirando a Aldo. — yo sé que la inseguridad esta cabrona últimamente wey, pero ¿era necesario venir armado?

Aldo frunció el ceño mientras notaba como el conductor les veía constantemente por el espejo.

— ¿De qué hablas pendejo? Si no vengo armado. — respondió Aldo, descruzándose de piernas.

I kissed a boy and I liked it // Aldoriana OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora