Capítulo 5. De nuevo

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Llevé mi mano a la boca de la impresión, al ver ante mí, aquella imagen horrorosa.

Muchos cuerpos, colgados de estacas clavadas alrededor de la nave, la estaca, traspasaba de manera transversal el cuello de la víctima, los cuerpos se encontraban desnudos, las estacas tenían como tres metros de alto, separada de la estaca contigua por unos cinco metros, la sangre chorreaba por el palo hasta caer en un recipiente, varios ya se encontraban llenos. Quería creer que esto era un mal sueño.

Algunos cuerpos aún se movían. Comencé a correr en silencio alrededor de la nave, con la finalidad de conseguir a alguien con vida, andaba muy sigiloso, alguien o algo tuvo que realizar esa atrocidad, y no quería ser visto por 'Eso'.

Tardé unos minutos recorriendo los escombros de aquella nave, ningún cuerpo excepto los que colgaban en las estacas. Seguí caminando, la nave no se había incendiado porque tenía un sistema que lo impedía, sólo manaba humo, esa era una ventaja para mí. Entré por una abertura, adentro estaba oscuro, en el morral de primeros auxilios había una linterna que usé sin dudarlo. Todavía, no cabe en mi cabeza el porqué caímos; esta nave tenía un sistema sofisticado, claro, el muchacho que me llevó hasta la habitación, me contó que ya habían caído dos de sus naves, debido a una explosión de neutrinos, o algo así.

Adentro, la nave era un desastre. De pronto, escuché un ruido, provenía de detrás de una puerta, me acerqué a ella, puse mi mano en el picaporte y lo giré, abrí, y al alumbrar con la linterna ví ojos pelados de más de cuatro personas, no observaba bien cuántos eran, una de esas personas me introdujo en ese cuarto cerrando la puerta, todos me decían que callara, me quitaron la linterna apagándola, se oían aterrados, casi no podían hablar. Un hombre susurró a mi oído lo siguiente:

-Aún queda uno. Está vigilando.

No entendía mucho, pero pronto, lo descubrí. Por debajo de la puerta, entraba una línea de luz, procedente de un fuego, en ese momento, algo se detuvo tapando esa línea, era evidente, algo estaba del otro lado de la puerta, seguramente me percibió. Entonces, afuera se escuchó un gran alboroto: gruñidos, gritos, llantos, todo eso de una manera macabra, como si hubieran llegado criaturas infernales. El 'algo' parado del otro lado de la puerta chilló y oímos su marcha, tal vez uniéndose a los que llegaban.

Me uní a aquellas personas guardando silencio sepulcral. Oía sólo las respiraciones aceleradas del grupo, sus cuerpos temblando, ese miedo me indicaba que sabían quienes eran los que habían llegado afuera, seguramente los que acabaron con los sobrevivientes de la nave. La revuelta duró como dos horas, luego afuera quedó un silencio parecido al que teníamos ahí dentro. Quería salir pero una de las mujeres ahí me dijo que debíamos esperar un rato más. Así lo hicimos, otra hora más y comenzamos a salir. Al llegar al pasillo, pude distinguir a los que se ocultaban; dos mujeres y tres hombres, sus rostros aún eran de terror, sus pasos eran casi en el aire. Salimos afuera, ya las estacas no estaban, ni los cuerpos, ni las vasijas llenas de sangre. Uno de los hombres me hizo una pregunta muy bajito, tuve que hacer un esfuerzo para escucharlo:

-¿Cómo te salvaste tu?

-Estaba en una habitación salvavidas, se desprendió de la nave y caí por allá, a orilla de una playa.

-Pues, allá hay que ir- dijo el hombre.

Comencé a guiarlos. Quería saber qué había pasado, por eso pregunté:

-¿Saben por qué caímos?

-Es imposible saberlo. Puede que la cápsula tenga un localizador, o algo que nos ayude- Habló el primer hombre.

-¿Qué cosas eran esas?

-Nadie lo sabe, pequeño. Solo te podemos decir que lo que vivimos anoche, después que caímos, fue la cosa más aterradora- Habló una de las mujeres, de cabello corto, se abrazaba ella misma con sus brazos, tal vez, agradecida de que aún respiraba, o simplemente tenía frío

Agua Grande. Zona Restringida. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora