Agua Grande. Zona Restringida. (Completa)

Capítulo 9. Secuestrado

Mientras seguimos hablando, nuestra tranquilidad fue interrumpida. Un proyectil disparado desde el edificio de al frente pasó por el escudo anti sónico, por en medio de nosotros arrojándonos por todos lados y luego explotó en la sala del apartamento destruyéndolo todo, mis oídos reventaron lo supe al instante porque salió sangre de ellos. Como el escudo, la niebla y el bosque habían desaparecido, pude ver de dónde provenía aquello, de dos hombres en el edificio de al frente, llevaban puesta una especie de exomáscara, por la fachada del edificio donde yo me encontraba comenzaron a bajar más hombre de aquellos, todos llevaban armas. Los hombres llegaron al balcón y nos apuntaron, me tomaron especialmente a mí y el hombre que parecía ser el encargado, dijo tomándome de la camisa:

-Eres muy joven, aún no se aplica el Suero de la Vida, y no han extraído la otra parte de la pesadilla. Esto es genial, el A priori perfecto... Descuida, no sentirás dolor- Me dijo el hombre.

De inmediato, me di cuenta que estos tipos eran los Raptores.

-Debemos irnos jefe, la policía ya viene en camino- Habló uno de los secuaces.

El hombre, más fuerte que yo debido al exotraje, me llevó hasta el balcón con vista al exterior y preguntó:

-¿Le temes a las alturas?

Yo no di respuesta. Otro hombre le preguntó al que sin lugar a dudas era el jefe:

- Señor, ¿Qué hacemos con estos dos?- Mostró a Sam y a Kioto.

-Arrójenlos al vacío, puede que no queden con vida.
Terminó de decir aquello y saltó conmigo, todo pasaba tan deprisa frente a mis ojos, hasta que caímos en algo sólido, obvio que mi secuestrador amortiguó la caída, nos encontrábamos en el techo de una pequeña nave.

Una puertezuela se abrió y entramos, dentro, habían más secuaces, el hombre que me llevó ahí, me arrojó a un rincón, donde dos tipos me amarraron unas cuerdas.

-Cuídenlo, es nuestro boleto de la suerte. Sé que nos vas a ayudar hermoso- Me dijo, después de darme una palmada en el cachete.
Él, se retiró a donde estaban los controles, tomó asiento, y comenzó a conducir junto a tres hombres más. La nave no era autónoma, esta la conducían con controles y palancas. Alguien de los pilotos dijo:

-Señor, la detective Thasher, viene detrás.

-Esa mujercita, ya me tiene cansado, siempre metiendo la nariz donde nadie la llama. Hoy va a morir gente.

Escuché otras naves atacando con artillería pesada. La pequeña nave se tambaleaba estrepitosamente, vi un chorro de fuego salir por algún lugar.

-Señor, nos van a derribar.

-Maldita mujer... Comunícate con Sarah, que envíe refuerzos, dile que se traiga a Cleopatra.

-¿Cleopatra, Señor? Puede ser peligroso, todavía estamos en la ciudad, se destruiría infraestructura importante, y no somos terroristas.

El jefe se carcajeó, y le propinó un golpe con la palma de su mano en la cabeza del hombre.

-No seas idiota... Ese chico lo vale.

El otro hombre trataba de comunicarse con la tal Sarah, mientras los demás maniobraban para evitar los proyectiles de los que creo me rescatarían. Me aterré al escuchar lo que podría hacer la tal Cleopatra, no sabía que era, pero por lo que dijo el hombre, era algo peligroso. Tal vez un arma.

Podía ver, por una pequeña rendija, que aún estábamos volando en la ciudad, entonces, un proyectil atravesó el metal e impactó a uno de los hombres que me custodiaba, asesinándolo, por el agujero pude ver que llegaban afuera, Motos Aéreas