Parte Única

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-¿Te pensas que no me doy cuenta como me tocabas? -preguntó de manera capciosa, rozando entre lo burlesco y la seriedad.

-No, Kun. Pasa que -trató de salvarla Julián susurrando lentamente a causa del alcohol.

Estaban solos, en algún momento de la noche habían logrado transportarlos del estadio a la universidad de Doha. Nadie supo cómo fue que el kun terminó en el micro con ellos y nadie tampoco preguntó, estaban felices de tenerlo con ellos, más que nada el nuevo 9 de la selección mayor.

Julian había tenido un amor platónico con el Kun desde que tenía memoria, desde que pudo comprar su primera revista de deportes a la salida del colegio que venía con un póster de gran tamaño exponiendo al jugador que posaba en cuclillas, con una pelota en en la mano, exponiendo su piel morena y el tatuaje de su antebrazo. Julián pegó el póster en la pared de su habitación con el correr de los meses y los años la decoración de su habitación cambiaba, pero ese póster quedó allí. Con el tiempo Julian entendió el deseo que despertaba el hombre de su pared en él, miraba la imagen ya desgastada dejándose llevar por la línea de su mandíbula y la curva de su cuello.

La vida y el fútbol lo habían traído a este momento, el momento en que con la adrenalina de haber ganado el mundial y con más alcohol encima del que había tenido en meses, había logrado cultivar el coraje de tomar la mano del Kun y llevarlo a su habitación en la universidad. El hombre mayor parecía haber entendido de qué se trataba todo en el momento en que el cordobés cerró la puerta con llave, apresurándose a arrinconarlo contra esta.

-Pasa que, pasa que -repitió como tono burlón-. ¿Qué pasa araña?

Acercó su cuerpo al del menor, sus caderas poniendo en evidencia lo que ambos sabían y aún no decían.

Julián suspiró y pensó que si había un momento en la vida para hacer lo que quisiera era ese, así que cortó la distancia entre los dos con el beso más desesperado que había dado en su vida.
Las manos del Kun comenzaron a recorrer todos los lugares que podía tocar, desde su pecho hasta su cintura, bajando por la línea de su cadera hasta llegar a su culo, donde apretó sin tapujos, haciendo al menor gemir en su boca.

El beso sabía a champán y Julian pensó que podría embriagarse solo de eso por el resto de la noche si se lo permitían, sus manos también habían comenzado a recorrer al hombre frente a él, sintiendo cada espacio hasta llegar al borde de su camiseta haciendo ademán de subirla, el Kun se apartó al instante y levantó los brazos permitiendo que se la quitara aunque con algo de torpeza debido a que ambos habían tomado mucho, luego de lograr quitársela por completo hizo lo mismo con la suya, arrojándola a un lado. Julián se tomó un segundo para mirar al hombre frente a él, había visto al Kun en cuero más veces de las que le resultaría digno admitir, pero nunca tan cerca, nunca así. Pasó sus manos por sus anchos hombros, pasando por su cuello hasta llegar a su nuca, donde acarició su corto pelo y volvió a atraerlo a su boca. El mayo no perdió el tiempo y llevó sus manos al short de Julián, tirando del elástico para adentrarse con una mano y sentir el miembro de Julian en su mano, duro y húmedo con líquido pre seminal.

-Mira que emocionado que estás, Juli -dijo separándose un par de centímetros-. ¿Tenes forro acá o algo?

La mente del cordobés entró en corto, no podía pensar con claridad cuando el hombre con quien había fantaseado toda su adolescencia estaba besándolo y tocándolo así, no le importaba hacerlo tampoco.

-Ah -suspiró cuando sintió el pulgar del Kun en la cabeza sensible de su miembro-. No, bah no se donde están.

-¿Y te jode si vamos así nomás?

Julian pensó que se vendría allí mismo, contó hasta tres mentalmente antes de responder.

-No, no, no. Por favor, así nomás.

El ex jugador se relamió los labios y sonrió, bajó los shorts del otro rápidamente, Julian apenas tuvo tiempo de levantar un pie para sacárselos.

-Dale, vení -dijo el Kun poniendo sus manos en las piernas de Julián.

Este saltó y enredó sus piernas alrededor de la cintura del mayor, quien afianzó su agarre y lo apoyó nuevamente contra la puerta, haciendo la madera crujir bajo su peso. El castaño vio como los músculos de sus brazos y espalda se flexionaban y sintió como la presión en su vientre crecía, volvió a contar hasta tres.

-Por favor, Kun -repetía en el cuello del mayor- Por favor.

-Que pibe ansioso que sos, eh -dijo a la vez que soltó una de las piernas de Julián para bajar su propio short-. No te tenía tan atrevido, Juli.

El castaño volvió a buscar sus labios con desesperación, esta vez mordiendo esos labios que había imaginado por horas y horas en la soledad de su habitación, en su sabor y en su suavidad, en el raspón de la barba contra los suyos, en esa lengua que no dejaba de encontrarse con la suya.
Pudo sentir como el Kun se alineaba en su entrada casi salta de la anticipación, haciendo que jadeara en su boca. El hombre se adentró despacio, besándolo con apremio hasta que estuvo por completo dentro de él. Respiraron unos segundos dejando que Julian se acostumbrara y fue cuando el Kun comenzó a moverse que Julián no pudo resistirlo más.
Se deshizo en jadeos y gemidos, echando su cabeza atrás, dejando que el mayor marcara su cuello mientras él hacía lo mismo con sus uñas en su espalda, construyendo un ritmo demoledor que hacía que le temblaran las piernas.
El kun pasó la parte de abajo de las rodillas de Julian por la curva de sus brazos, evitando que se resbalara de su agarre y profundizando sus embestidas, giroaba sus caderas en busca del ángulo perfecto hasta que lo encontró, dando en la prostata del menor haciendo que gritara y se volviera a mirarlo.

Los ojos de ambos estaban oscuros, dilatados. Sus cuerpos cubiertos por una fina capa de sudor, con el pelo húmedo y pegado en sus frentes, Julian tenía la boca abierta dejando escapar suspiro tras suspiro, que llegaba al Kun como agua de lluvia tras una sequía, bebiendo de esos sonidos estuvo hasta que comenzó a sentir como la presión aumentaba en su vientre. Redobló la apuesta y aceleró sus movimientos.

-Ah, Kun -repetía Julián-. Estoy a punto, por favor.

En vez de responder buscó su boca una vez más. Una de las manos de Julián yendo a su propia erección, masturbandose como tantas veces lo había hecho con ese póster, sólo que esta vez en frente del hombre real, que estaba con él, dentro de él. Su orgasmo lo golpeó como una ola de mar, tembló de pies a cabeza antes de quedar suspendido en el aire. Chorros de su semilla manchando sus pechos, llegando hasta el mentón de su ídolo, que lo miraba maravillado mientras seguí embistiendo dentro de él, siguiéndolo en su propio orgasmo. Julián sintió su interior llenarse y gimió nuevamente el nombre del Kun hasta que no tuvo sentido, alzando la cabeza del pelinegro con sus manos y depositando besos en todo su rostro mientras este salía lentamente de su interior y bajaba sus piernas temblorosas. En cuanto Julián apoyó los pies en el suelo los brazos del Kun rodearon su cintura para evitar que cayera y los condujo a ambos a la cama más cercana, donde cayeron rendidos.

Julián se acomodó sobre el pecho del mayor mientras este pasaba su mano por su espalda.

-Nos vamos a Argentina en un rato -susurró el cordobés.

El Kun rió en voz baja.

-Aprovecha a dormir un rato entonces.


N/A: dedicado a las hermanas en twt que me hicieron caer en la demencia a la madrugada.

Dale, vení • KunxJuli OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora