Una noche
Mandé llamar a Jennie y le pedí que se quedara a cuidar de Minho durante la noche. Me sentía culpable por dejarlo, pero sabía que ella estaría mejor preparada para hacerse cargo de él en caso de que volviera a perder el control.
Como ella se quedaría con su hijo, me fui a su habitación: había una cama con dosel en una esquina, con sábanas y cortinas rojas; una de las paredes estaba muy inclinada y prácticamente se cernía sobre la cama, por lo que la habitación parecía mucho más pequeña de lo que era.
—¿Estarás bien? —preguntó Hyunjin, quien me acompañó hasta la habitación de Jennie y esperó junto al marco de la puerta.
—Sí, por supuesto —mentí mientras me sentaba sobre la cama—. Todo el reino se está haciendo pedazos. Mueren inocentes, tengo que asesinar a mi padre, y para colmo mi esposo ha enloquecido.
—Nada de eso es culpa tuya, Felix.
—Pues siento como si lo fuera —dije, y una lágrima corrió por mi mejilla—. Sólo consigo que todo vaya a peor.
—Eso no es cierto. —Hyunjin se acercó y se sentó en la cama junto a mí—. No llores, Felix.
—No estoy llorando —mentí. Me enjugué los ojos y me volví para mirarlo—: ¿Por qué estás siendo amable conmigo?
—¿Por qué no habría de serlo? —preguntó confundido.
—No lo sé. —Señalé las cicatrices en su espalda—. Yo te causé todo eso —dije.
—No, no es verdad. —Hyunjin negó con la cabeza—. Están ahí porque el rey es malvado.
—Pero de haber hablado con él desde el principio, nada de esto habría sucedido —exclamé—Nadie habría muerto en Oslinna, e incluso Minho estaría mejor.
—Sí, pero tú estarías muerto —dijo Hyunjin—. El rey todavía odiaría a los Trylle. Incluso más porque los culparía de haberte puesto en su contra: tarde o temprano los atacaría y tomaría el reino de todas maneras.
—Tal vez —dije, y encogí los hombros—. O tal vez no.
—Espera. —Hyunjin colocó el brazo sobre mis hombros y me brindó una sensación de seguridad y calidez—. Ni todo es culpa tuya, ni puedes solucionar todos los problemas porque sencillamente sólo eres una persona.
—Pero siento que mis esfuerzos no bastan. —Tragué saliva y lo miré—. Nada de lo que hago es suficiente.
—Por favor, créeme, haces más de lo que deberías. —Sonrió y me retiró un mechón de cabello que tenía en la frente.
Sus ojos se encontraron con los míos y volví a percibir ese conocido anhelo que crecía cada vez que estaba con él.
—¿Por qué querías que recordara? —le pregunté.
—¿Recordar qué?
—Cuando estábamos en tu cuarto dijiste que debía recordar que, en ese momento, quería que me besaras.
—Entonces ¿admites que querías que lo hiciera? —preguntó con una sonrisa traviesa.
—Hyunjin.
—Felix —dijo como si fuera un eco y sin dejar de sonreír.
—¿Por qué no me besaste simplemente? —pregunté—. ¿No habría sido mejor recordar eso?
—No era el momento adecuado.
—¿Por qué no?
—Porque estabas en una misión. Si te hubiera besado, sólo habría durado un segundo; tenías prisa por irte —explicó—. Y un segundo no bastaría.
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3.Renacimiento - Hyunlix/Chanlix
FantasiEl destino de Felix parece estar sellado. Se avecina una guerra y todo lo que ha sacrificado para conseguir la paz y el equilibrio del pueblo Trylle pende de un hilo. Los acontecimientos se precipitan y lo encaminan hacia un final inesperado. ¿Conse...