Capítulo 293

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+ Uf, nena, como me pones.

No puedo dejar de admirarla desnuda. Regalándonos besos y robándonos caricias hemos entrado a mi habitación, donde nuestras prendas decoran el suelo y puede que algún otro sitio también.

- Uhmmmm

Suspira. Mis manos sienten la necesidad absoluta de tocar sus pechos rellenos sensibilizando sus pezones y mi boca se entretiene en su cuello que desprende un olor a vainilla tan suyo.

- Mateo quiero sentirte dentro.

Suplica buscando mi intimidad con la suya, pero me apetece torturarla un poquito. Por lo que obedezco, pero únicamente con dos dedos.

- Ahg.

Se queja levantando las caderas para sentir más. Fortuna la mía de poder hacerle el amor a la mujer que se ha adueñado de mi corazón y llenarnos de placer mutuo.

+ No sabes lo que me gusta verte disfrutar.

Prometo observando sus gestos. Cierra las ojos y aprieta las sábanas. Adentro un tercer dedo incrementando el ritmo.

- Bésame.

Junto nuestro labios. Jamás me negaría a ellos, tan dulces y adictivos.

- Mmmm.

La oigo disfrutar encantado, y solo unos segundos después, deja caer sus caderas sobre el colchón, un gemido que arrastra mi nombre se convierte en música para mis oídos y los espasmos en su interior rodean mis dedos confirmándome que ha llegado.

+ Te quiero.

Prometo sin retirar mi mano de sus profundidades, aunque permitiendo que se recomponga dejándola quieta..

- Y yo a ti.

Abre los ojitos para declararse sincera. Con la mano que tengo libre aparto el pelo que se le ha quedado en la frente producto del sudor y acariciando su rostro vuelvo a besarla.

- Ha sido increíble.

Sonrío. Con el pulgar presionó ligeramente su clítoris, haciendo pequeños movimientos en redondo.

- Nene...

Vuelve a cerrar los ojos.

- Déjame tocarte.

Pide.

+ Disfruta.

Beso el lóbulo de su oreja y la siento retorcer.

+ Que me vuelves loco entregada a mí.

Prometo. Ver lo que consigo en ella me pone tan cachondo como sentir cualquier parte de su cuerpo sobre el mío.

- Mmm... ahh...

Lo hace. Mis dedos que siguen en ella vuelven a bailar, entrando y saliendo, deleitándose con sus jadeos.

- Si no paras me voy a volver a correr, y aún no me dejas devolverte el placer que me das.

+ No necesito que me devuelvas nada.

Llevo uno de sus pezones a mi boca, haciéndola enloquecer. Mis dedos atestiguan que le gusta sintiendo la humedad cada vez aumentar más entre sus piernas.

- Quiero sentirte, mi amor.

Suplica sin ser capaz de abrir los ojos, pero su forma de llamarme me hace inevitable concederle cualquier cosa que me pida, por lo que ágilmente retiro mi mano y la reemplazo por mi largura, enloquecida por ella.

La embisto despacio, disfrutando cada roce de nuestras intimidades, besándola... en su boca, su cuello, el lóbulo de su oreja, sus pechos, y cada trocito de su piel que mis labios encuentran a su alcance, sin dejar de moverme.

- Te quiero.

Promete entre suspiros.

- Te quiero tanto.

Su declaración me conmueve. Aumento velocidad desesperado por escucharla dejarse ir, y poder liberarme yo después de ella.

- Ahhg.

Grita. Solo una embestida después las estrellas las alcanzo yo.

+ Yo a ti te amo.

Me dejo caer con delicadeza sobre ella. Tras recuperar el ritmo de nuestras respiraciones me quito, tumbándome a su lado, apoyado en su pecho y disfrutando de sus caricias en mi pelo. Nos mantenemos en un silencio cómodo hasta que es ella la que lo rompe.

- Gracias.

Me incorporo levemente a mirarla confundido.

- Por enseñarme que no hay nada más bonito que hacer el amor.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora