El hambre del chico con cabello teñido se hacia más grande con cada segundo que pasaba, necesitaba encontrar una presa en ese mismo instante o si no perdería el control de si mismo. Eso ya le había pasado antes y fue realmente horrible, por unos instantes se había convertido en esa clase de ghoul que él odiaba, los ghouls que solamente cazaban por diversión y no porque tenían hambre, los ghouls que no valoraban la vida de todos los seres y solo la veían como un objeto de diversión. Así de mal se ponía cuando tenía hambre ya que "la hambre de un ghoul es como el mismo infierno", en ese momento estaba viviendo en carne y hueso aquella frase y no quería volver a ponerse mal.
Aunque tenía hambre el chico en verdad odiaba cazar, odiaba ver las caras de desesperación de las personas rogándole que les perdonara la vida, pero no tenía otra alternativa más que arrebatarles la vida. Había veces en las que se sentía culpable por matar a gente, se sentía culpable ya que las personas que el asesinaba le contaban sobre su vida, que había personas que los esperaban en "casa", él odiaba que los humanos dijeran esa palabra ya que él nunca tuvo una y es por eso que los envidiaba, envidiaba a los malditos humanos por tener vidas tan lindas y cómodas. Sabia que ellos también tenían sus problemas pero la mayoría de ellos no tenían que preocuparse por ser cazados y que sus cuerpos sean utilizados para fabricar armas que más tarde servirán para seguir cazando a más de los suyos.
Mientras iba caminando por las calles buscando algo que comer encontró a una persona que claramente estaba borracha, lo intuyó en cuanto vio que ni siquiera podía caminar en línea recta. "Será una presa fácil" pensó para si mismo. Tuvo la idea en atacar a esa persona por atrás para así no ver la cara de desesperación que iba a poner aquel hombre, solo se sentiría más culpable si llegaba a ver la cara del desconocido que estaba a punto de convertirse en su comida.
Él suspiro, había veces en las que si sentía como un completo monstruo por lo que hacía pero el chico no tenía opción. Tenía que sobrevivir, el era solo un niño y los adultos podían llegar a manipularlo fácilmente para intentar que los dejara vivir, lo manipulaban emocionalmente para que así se sintiera culpable y que pudieran vivir, pero obvio esto no funcionaba, el era un "hijo del mal", el era un monstruo y necesitaba cazar para sobrevivir. Lo único que hacían esas personas que lo intentaban manipular era hacer que se sintiera muy mal emocionalmente y que intentara que sus ataques fueran sorpresa para así no sentir tanta culpa aunque usualmente cuando terminada de cazar una ola de culpa lo invadía.
El hambre se estaba apoderando de él y en ese momento necesitaba cazar urgentemente . Busco entre sus cosas para así encontrar aquella mascara que siempre ocupaba para cazar y en cuanto la encontró se la puso inmediatamente. Aunque él no tenía una vida tan involucrada en el mundo humano aún así la ocupaba ya que aveces pasaba largos ratos en lugares públicos donde había demasiados humanos, como parques, a él le parecía tranquilizante ver a los humanos e imaginarse como seria su vida si él fuera uno "Seguro mi vida sería mucho mejor." Él pensaba cada que iba a esos lugares.
La mascara que él ocupaba para cazar estaba diseñada para tener una forma parecida o igual a la de un zorro. Era como las demás mascaras tradicionales de Japón solo que los colores que esta mascara tenían eran azul cielo con un color parecido al anaranjado claro.
Eran colores que transmitían tranquilidad y paz pero la personalidad y el carácter del chico eran todo lo contrario a estas sensaciones, él casi siempre estaba en alerta, enojado, ansioso o extremadamente estresado. Después de todo, eso es lo que había aprendido ya que prácticamente toda su vida ha estado solo y viviendo en las calles, sin nadie que se preocupara y cuidar de él. Nunca conoció a sus padres pero eso lo había dejado de afectar hace mucho, él pensaba que no debía de sentirse mal por unas personas que no conoció y que seguro no lo querían lo abandonaron.
Aunque había veces que si le dolía y le dolía demasiado nunca haber conocido a sus padres, había veces en las que el deseaba haberlos conocido, había veces en las que el creía que toda su vida sería mucho mejor si los hubiera conocido, había veces en las que él se preguntaba donde estarían sus padres, había veces en las que él se imaginaba como serían sus padres, había veces en las que se preguntaba como hubiera sido su vida si sus padres estuvieran con él.
Se estaba empezando a poner sentimental así que decidió de dejar de pensar en ese tema y concentrarse en lo que realmente importaba en ese momento, Cazar. Él se acerco lenta y silenciosamente al señor, sin dejar que el mayor lo escuchara. Estaba claramente borracho, aquel hombre no podía caminar bien sin tambalearse y casi caer al piso, una presa fácil para un ghoul como él. Cuando estaba lo suficientemente cerca del borracho activo su kagune, el cual tenía la forma de dos colas de zorro unidas, como si fuera un kitsune, solo que él sería un kitsune de dos colas. Enterró aquellas dos colas filosas en la espalda del señor las cuales perforaron directamente los pulmones del pobre borracho, provocando que escupiera sangre.
El hombre no pudo resistir y murió unos segundos después. El joven aprovecho y se lo llevo a un callejón para empezar a comer.
—Sera una buena comida...— Susurro para llevarse al cadaver a un lugar más privado donde pudiera comer tranquilamente sin preocuparse de que alguien lo atrapara.
El olor de la sangre lo estaba volviendo loco pero trataba de resistirse, de esperar a llegar al callejón. Después de unos segundos finalmente llega al callejón y tira el cadaver al piso, después de eso se arrodilla enfrente del cuerpo sin vida y junta sus manos.
—Buen provecho— fue lo único que dijo antes de sonreír y empezar a comer deliciosamente
Nota del autor: ¿Es 2023 y te sigue gustando Tokyo Ghoul? Sí. Nunca me dejara de gustar (Quería poner como lo devoraba pero mejor no jaja)