Capítulo único.

229 15 5
                                    

La luz del atardecer caía suavemente sobre el pequeño pueblo, tiñendo las fachadas de las casas con una mágica paleta de colores cálidos, y proyectando largas sombras en los muebles de la cocina y las baldosas del suelo. Como protagonista de este escenario estaba Craig, un hombre de cabello corto y negro, un rostro bonito y una figura esbelta, enmarcada por un delantal de cocina naranja, pues en estos momentos estaba dedicado al apacible acto de lavar los platos. Los vecinos habían venido a platicar en la tarde, he ahí los platos sucios, y aunque sus conversaciones eran poco profundas y aburridas, lo acogían con cariño a él y a su familia, y eso era un lindo gesto. Además, Craig siempre apreciaba ver caras nuevas en el paisaje.

Sus manos, algo robustas y tostadas, pero de dedos finos y largos, se movían con una delicadeza casi poética en el agua jabonosa, cuidando con amor cada pieza de vajilla.

El aire estaba lleno del sutil aroma a pino del jabón, y una radio sobre el refrigerador susurraba una vieja melodía de jazz, aportando una sensación de calma etérea al escenario.

Su hogar emanaba una sensación de paz y confort que habría sido envidiada por cualquier fotógrafo de revista, y de alguna forma se enorgullecía de ello. —Eres bastante detallista cuando quieres serlo—, dijo como al aire, justo cuando depositó el último plato en el lavaplatos.

Entonces, en una dulce coincidencia, el timbre de la puerta resonó a través del tranquilo hogar. Craig se secó las manos en su delantal rosado, una sonrisa suave pero aprensiva jugaba en sus labios.

—Ya voy, ya voy—, murmuró, quitándose el delantal verde y colgándolo cuidadosamente en un gancho junto a la puerta de la cocina. Sus pasos resonaron contra el suelo de madera, creando un eco familiar en el silencio. Al pasar por el salón, se detuvo un momento para ajustar la foto de la familia en la mesa, sus dedos rozaron la superficie brillante del marco, y su mirada se posó entonces en los niños. Tenían la nariz de su marido, los ojos de Craig...El cabello castaño no se les veía mal tampoco, supuso. Al menos la sonrisa en sus rostros permanecía inalterada… Ah, de cualquier forma, esos detalles no importaban. Porque estaban juntos, eran una familia feliz que se amaba, y definitivamente, no había otro lugar en el que Craig querría estar.

Abrió la puerta con un suave tirón, revelando a su esposo, Tweek, parado en el umbral de cemento con una amplia sonrisa. Su cabello rubio despeinado contrastaba con la ropa formal que llevaba, aunque parecía no importarle.

Ah, no. No llevaba ropa formal. Estaba trabajando en la cafetería, sí. El pueblo tenía una, o al menos eso recordaba… Él hombre se quitó el delantal de su uniforme y lo dejó en el gancho junto a la puerta de la sala, justo al lado del delantal de Craig, que descansaba allí tan azúl como siempre.

 —Lo siento, cariño. Tuve un día largo en la cafetería—, dijo Tweek, su voz cansada pero llena de cariño. Sus ojos claros se iluminaron al ver a Craig, y extendió una mano para tocar su mejilla.

—Claro, claro—, respondió Craig, su voz suave y serena, sin evitar reírse un poquito ante la frase. —Los niños están arriba, y se van a quedar ahí, para que sepas.

Tap tap. Cluck. Tap tap.

La mano de Tweek pareció temblar en su mejilla, y Craig usó la suya para mantenerla en su lugar.

Tweek le dio una sonrisa amplia, muy amplia, y su ojo izquierdo se contrajo. —¿Puedes oírlo, Craig?

Craig rodó los ojos, pero la verdad es que si, si lo oía. —Ha de ser un animal afuera.— Le dijo algo ofuscado. —Y a menos que quieras dejarme por él, será mejor que vengas al salón y te sientes conmigo, ya va a empezar mi novela.

Tweek asintió, sus ojos todavía brillando con aquella extraña y exagerada sonrisa. —Claro, cielo—dijo, entrando al acogedor hogar y dejando la puerta abierta. El aire de la noche penetró en el lugar, llevando consigo una brisa helada que hizo estremecer a Craig. Y de nuevo, el sonido sutil pero extraño. Tap tap. Cluck. Tap tap.

¡Sonríe! | Tweek x CraigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora