La vida de Katsuki siempre tuvo un ruido de fondo. Desde sus primeras memorias hasta las últimas, la corriente lo acompañaba: el eco del agua que arrastra la tierra y las piedras mojadas; aquella que roza las plantas acuáticas, que guía a las criaturas frías a través de su existencia.
Para él, era el sonido constante de una imagen fantasma.
***
Katsuki nació en Musutafu, un pequeño pueblo junto a un bosque y llamado como el río que lo atravesaba.Su padre, hijo único de carácter suave, decía que había pagado una vaca y tres costales de arroz para casarse con su madre, porque ella había sido un buen prospecto. Era una joven decidida y poderosa, quien había seducido al agricultor en primer lugar.
Juntos, tendrían buenos herederos, de voluntad fuerte pero de alma gentil.
Lo obtuvieron a él en su lugar: un mocoso irascible y obstinado.
También era fuerte, a pesar de todo.
Esa fuerza atrajo a Izuku, quién tenía una sonrisa enorme, pecas irritantes, y que actuaba como una sombra que lo perseguía al salir el sol.
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Izuku lo llamaba Kacchan, con notas salpicadas de adoración, pero él no lo supo hasta que la corriente lo apartó de su lado.Tenían ocho años cuando sucedió.
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Al cumplir los nueve años, Katsuki se escabulló al río por primera vez.Para no ser descubierto, no permitía que su jinbei fuera tocado por el agua. Solo miraba la corriente desde cerca y esperaba que las matas verdes, ocultas en el fondo, se alzaran por encima del agua para tomar la forma de Izuku.
Habían sido amigos, incluso si no le gustaba.
Aunque siempre lo había repelido y le gritaba.
Katsuki no quería echar de menos su presencia, o la adoración en sus ojos, así que no lo hizo porque al final, era el río y su estúpida corriente lo que le preocupaba.
A veces, creía escuchar que lo llamaban desde adentro para jugar, para arrojarse al agua.
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Su madre lo descubrió escabulléndose a los once años.No lo reprendió con vara, como era de esperarse, sino que lo agarró del kimono, lo arrastró de regreso a casa e instó a su padre a enseñarle a pescar.
«Si va a ir al río, mejor que saque provecho del viaje», había dicho y su padre cedió.
Pescar no era complicado, aunque sí tedioso.
No volvió a sentir el llamado mientras estaba con su padre.
***
Había llegado un predicador al pueblo y, a falta de un templo cristiano, se encargó de reunir a todos los niños en un granero.Katsuki no entendía mucho de sus balbuceos, ya que no hablaba bien en japonés, pero se quedó con la palabra «espíritu» y que todos tendrían uno al morir.
Le importaba un carajo si había que ser bueno para «descansar en paz», solo pensaba en Izuku, con su energía imparable, sus risas estúpidamente tiernas, y cómo sería el espíritu que dejó atrás.
Su última huella en el mundo.
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Tenía catorce años cuando lo escuchó de nuevo.
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El llamado [BakuDeku]
FanfictionKatsuki, hijo de dos agricultores a principios de la era Heisei (1890's), siempre se dejó atraer por la melodía en la corriente del río. Izuku lo estaba esperando allí, después de todo, siempre arrullándolo, atrayéndolo y seduciéndolo en secreto, po...