Después de la muerte de Tommy, Harper trató de seguir adelante con su vida, pero siempre lo tuvo presente en su mente.
Recordaba los buenos tiempos que habían compartido juntos y la conexión única que habían tenido. Sin embargo, su corazón se llenaba de tristeza cada vez que pensaba en el final tan trágico que habían tenido.
Un día, mientras caminaba por la ciudad, Harper se topó con una pequeña tienda de antigüedades. Decidió entrar por curiosidad y notó una cajita de música en la esquina. Al levantar la cuerda, la cajita comenzó a reproducir una canción que sonaba muy familiar.
De repente, la cajita comenzó a brillar y la habitación se llenó de una luz cálida. Harper se sintió atravesar por una energía extraña, una que no había sentido desde que Tommy murió.
Cuando la luz desapareció, Harper vio a Tommy frente a ella, sonriendo. Todos sus recuerdos se agolparon en su mente y sintió una mezcla de alegría y tristeza, aliviada de verlo de nuevo pero consciente de que esto sólo podía ser una ilusión.
Tommy le contó a Harper que había estado esperando por el en algún lugar, e incluso había logrado comunicarse con ella a través de las pequeñas muestras de amor que él había dejado en el mundo (las flores en las ventanas, las monedas encontradas en el suelo, etc). Tommy le pidió a Harper que no se dejara vencer por la tristeza y que viviera una vida llena de amor y aventuras, así como habían prometido hacer juntos antes de que él muriera.
Con lágrimas en los ojos, Harper le dio las gracias a Tommy por esta última visita y aseguró que siempre lo llevaría consigo. Después de eso, la cajita de música se volvió a callar y la tienda recuperó su aspecto normal.
A pesar de la tristeza que seguía sintiendo, Harper decidió honrar la petición de Tommy y comenzó a experimentar la vida con más intensidad y amor. Un día conoció a alguien especial y comenzó a reconstruir su vida amorosa de una manera que lo hizo verdaderamente feliz.
Aunque nunca olvidó a Tommy y lo amó por siempre, Harper entendió que la vida debía continuar, y que podía encontrar la felicidad de nuevo. La cajita de música se convirtió en su tesoro más valioso, un recordatorio constante del amor que Tommy le había dado y la promesa que hicieron juntos.