𝘏𝘰𝘯𝘦𝘺? ✦ yatrasso, OS au!

𝐎 𝐧 𝐥 𝐲.

Advertencia de contenido:

si eres sensible a la lectura con
violencia y sangrienta entonces
este fanfiction no es para ti.
pero si aún así deseas leerlo,
que sea bajo tu propia responsabilidad.

Contiene palabras altisonantes,
y actos desagradables.
recuerda que todo lo basado aquí,
es meramente fisión y entretenimiento.

Dicho todo esto,
pueden continuar.

Playlist:

Adore You - Harry Styles.
Kill Bill - SZA.

🫒

    ¿Alguna vez has dado todo por amor para luego llegar a sentirte tan vacío e insuficiente?

    ¿Alguna vez diste todo por esa persona para que la relación funcione y al final terminan fallándote?

    ¿Alguna vez... Te mintieron y a pesar que todo estaba tan claro no lo viste?

    Si todas las respuestas son sí.

    Entonces bienvenidos al mundo de la desilución y desesperanza. Un mundo donde estarás eternamente condenado a sufrir. Porque aunque hayas encontrado o, te hayas "sanado" sabes que hay una pequeña parte de ti que seguirá rota. Sigues desconfiando de todo aquel que cree amarte.

    Y aunque creas que todo mal no dura mil años... Él sabe muy bien o, cree, que no es así.

~

    Su día a día a veces le salía tan monótono sin a veces quererlo. Pensaba que podía quizás arreglarlo y ponerle algo de color pero, sus pensamientos siempre eran un asco.

    Sentía un total repudio ése día por la madrugada. Estaba ansioso, estaba muy desesperado... Andrés estaba llorando y en silencio porque temía ser escuchado por su esposo. No quería levantarlo. Entonces lo que hizo fue levantarse de su lado de la cama matrimonial y se dirigió al baño. Abrió la puerta del espejo y, sin mucha desestresa abrió el frasco de las píldoras amarillas, a continuación, tomó una y luego otra abriendo el grifo y poniendo ambas manos como canoa bebió del agua que salía de este.

   Se supone que ya estaba acostumbrado a la rutina, por eso hacía todo con facilidad. Pero, nunca acabaría de acostumbrarse al sabor horrible de esas malditas pastillas.

    Un año y tres meses. Ese era el tiempo total en el que llevaba medicándose. Andrés sufría de ansiedad y a veces de depresión, y aunque a veces creía estar bien. Lo cierto era que dependía de pequeñas cápsulas para asimilar su triste y patética realidad.

    — "¡Tú muy bien sabes que es su culpa! ¡Por él es que estás así, y no quieres verlo!"

    — "¡Cállate, cállate, cállate! No sabes una mierda Agustín!"

    — "¡Soy tu hermano! Obvio que lo sé —le gritó el mayor viendo con total disgusto a su hermano menor—. Y sé muy bien que él te engaña! Abre los ojos Andrés, ¡Por Dios! Por su culpa es que tú debes medicarte, ¿desde cuándo hacías eso? No comes, no duermes y lloras todo el puto tiempo —entonces pausó con tristeza y, acercándose lentamente a su hermano, Agustín le habló—: te la pasas deprimido y desconfiado de todos. Desde que lo viste llegar tarde aquella vez, con un olor diferente empezaste a ser otra persona... ¡¿Hasta cuándo maldita sea?! Carolina y yo odiamos verte así... Reacciona. Él, Sebastián, te está haciendo mucho daño...”