II - Desfogarse

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Para Cristiano Ronaldo, estos últimos días no habían sido los mejores. Su equipo ya había perdido varios partidos consecutivos, y eso a él lo mataba.

No podía evitar sentirse culpable, había mucha presión sobre él. Mucha gente esperaba que por contar con "Cristiano Ronaldo, uno de los mejores futbolistas del mundo", el Al-Nssr se volvería el mejor equipo, como por arte de magia.

Pero lógicamente, eso no iba a ser así. Y Cristiano empezaba a estar harto.

Intentó no pensar en eso. Lo estresaba, y no podía permitirse eso en su día libre.
Ya se preocuparía por eso después.

Hoy no había hecho nada. Llevaba todo el día tirado en el sofá de su salón, jugando a la Play.

Se sintió mal. No podía quedarse todo el día ahí apalancado. Decidió que saldría a divertirse.

Pensó en salir con alguno de sus compañeros de equipo, pero después lo descartó. A penas podía entender a la mayoría, todavía no dominaba el árabe.
Así que mucho menos había podido forjar una relación amistosa con ninguno de ellos.

No le importó. Eso no iba a impedir que se divirtiese. Necesitaba desfogarse un poco.

Tenía una casa alquilada en París, se alojaría aquí durante unas semanas.

Dentro de poco iba a jugar contra el Paris Saint Germain, e iba a ser difícil, por cierto.

Además, dentro de poco se celebraría la gala de entrega del Balón de Oro. Se puso un poco nervioso al recordar que mañana anunciarían a los principales candidatos a ganarlo.

Cristiano no conocía París muy bien todavía, así que se dispuso a ir a la discoteca que más cerca tenía, después de buscar por internet.

Puso el GPS y se dirigió hacia el club. Al llegar, se detuvo en el portal, contestó algunas preguntas de los de seguridad y entró.

Una amplia sala, con luces neón, un escenario y una pista con muchísimas personas bailando aparecieron frente a él.

Intentó pasar discretamente entre todo ese barullo de gente, porqué sabía que pasaría si alguien lo veía.

Pero no lo consiguió. Alguien gritó:
-Cristiano Ronaldo, eres tú?!

No, soy tu tío, no te jode.

A partir de ahí, todo se salió de control. La gente corría de un lado a otro chillando como locos. Decían cosas como:
-Cristiano, ¡aquí!
-Cristiano, ¡una foto!
-Cristiano, ¡guapo!
Enserio?!

Entonces se planteó seriamente si era posible gastarle el nombre a una persona. Después se rió de su ocurrencia.

Intentó escapar de ellos, no es que fuera mala persona, ni un borde. Simplemente, hoy no. No estaba de humor.

Llegó a la barra, y el camarero le habló:
-Señor, quiere pasar al reservado? Estará mucho más tranquilo, eso seguro -Rió al mirar por encima del hombro del portugués y ver a toda esa gente chillando-.

-Sí porfavor -Río él también, aliviado-.

Siguió al camarero hasta una sala más pequeña, pero mucho más tranquila.

Se dirigió de nuevo a la barra, y se tomó un cubata.
Y luego otro, y otro, y otro...

No se preocupó, tenía toda la semana libre. Aún así, no bebió más. Tampoco quería hacerse daño.

Se aburrió de estar ahí sentado, así que fue a bailar.

Se movía al ritmo de la música, sin prestar atención a nada más.

Hasta que vió un rostro conocido. Vio al mismo Lionel Messi, su antiguo gran rival en el campo, pero también un viejo amigo.

Lionel siempre le había parecido guapo, la verdad. Pero ahora, con el pelo revuelto y las mejillas rojas por el calor...

Digamos que Cristiano estaba empezando a tener calor también.

Pero por Dios, ¡¿En que estoy pensando?!

Se dió la vuelta, dispuesto a marcharse. Pero no fue capaz.

Volvió a girarse lentamente, maldiciendo por lo bajo el hecho de que Messi le resulte tan sumamente atractivo.

Probablemente, en condiciones normales no hubiera hecho esto, pero es que ahora no era capaz de pensar con claridad. Y menos aún con el hombre que tenía frente a él.

Fue hasta Leo y se colocó detrás suyo. Posó ambas manos sobre sus caderas, y se pegó más a él.

Éste se volvió para mirarlo, sorprendido. Supuso que iba ebrio, igual que él, porque tuvo que achinar los ojos para ver mejor.

Ese gesto le causó demasiada ternura.
El argentino volvió a girarse y siguió bailando.

Cristiano se inclinó sobre su hombro, a escasos centímetros del lóbulo de su oreja.

-Você se move bem, Lionel. Foi um prazer vê-lo novamente -Le susurró al oído-.

Entonces Messi suspiró y se pegó todavía más a él, si es que eso era posible.

Cristiano tuvo que hacer uso de todo el autocontrol que ni siquiera sabía que tenía para no hacer... muchas cosas que se le ocurrieron.

Tuvo que esforzarse todavía más para alejarse del argentino. No quería hacer nada en este estado, probablemente Messi ni si quiera lo había reconocido.

Pero Lionel Andrés Messi, algún día serás mío, y estarás plenamente consciente, dalo por hecho.

***

Aaaahhhhhhhhh, la parte de
Cristiano 😍😍.

Y esa declaración...

¿Qué os está pareciendo?

Gracias por leer ❤️.

Viejos amigos - Cristiano Ronaldo x MessiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora