¿Quien es megan? (capítulo 1)

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Ella veía en cada madre un amor que nunca sintió, algo que le faltaba, que deseaba en secreto y de lo que carecía. Envidiaba a todas esas chicas, princesas para sus progenitoras y a todos esos chicos mimados, adorados y defendidos por la persona que les dio la vida. A ella nunca la defendieron, solo recibió un falso cariño. Sentía que no había nadie para ella, nadie capaz de amarla. Era doloroso hablar bien de alguien por miedo y no por admiración. Alguna vez en su inocencia creyó que hasta los monstruos más malos caían ante el amor, pero solo eran historias, ya conocía a los verdaderos monstruos de Carne y hueso. Era un ser débil antes, ahora protegido con fuertes capas que le hicieran parecer lo contrario, capas para que nadie entrara en su corazón destruyéndolo aún más, eso si es que aún tenía.

-Capítulo 1-
8 años antes :
Estoy sola en casa, mi madre no ha llegado y tengo mucha hambre, quisiera comer algo , tal ves hayan dejado pan o fruta en la cocina. Quiero salir del cuarto pero tengo miedo, miedo de que lleguen ellos. Ya no quiero que me vuelvan hacer daño, estoy muy lastimada, me duele mucho en mi entre pierna y no paro de sangrar desde la última vez. De repente oigo la puerta abrirse desde el cuarto donde estoy, son ellos, ya llegaron. Me escondo rápidamente en el clóset, siempre lo hago pero ellos siempre me encuentran.
-Megan ,cariño ¿Dónde estás?- pregunta mi madre borracha en un grito desde la sala. Yo solo puedo sentir el terror recorrer mi cuerpo porque sé lo que eso significa, que me encontrarán y me volverán a lastimar y no quiero. Pensé que tenía que hacer algo si quería salvarme.
- Mocosa ya no juegues más a las escondidas- grita mi padrastro también borracho, con genio- Ven acá ahora mismo. - Salen lágrimas de mis ojos y susurros de mis labios.
Que no me encuentren, que no me encuentren , que no me encuentren. Es lo único que en lo que podía pensar y tal vez las palabras casi inaudibles pronunciadas por mí. Después de los gritos vino un largo silencio de unos minutos que me provocaba aún más miedo ,aunque también me daba esperanza de que a lo mejor por esta vez no me encontrarían . Se abre la puerta del clóset, mi madre me agarra por el brazo y me saca de allí.
-Aquí estabas pequeña estúpida. ¿Eres sorda? Te estaba llamando- dice con aliento a alcohol y enojada, fingiendo voz de madre.
-¿Por qué te escondes aquí? ¿Eres tonta o qué?- Me quedo callada, llorando, mirando hacia el suelo. me dolía el cuerpo, el alma , todo. Solo quería huir, escapar de ahí.
-Escúchame bien mi marido necesita desahogarse, necesita placer y estoy muy cansada, pero tú se lo vas a dar- me ordena como si fuera lavar los platos.
-Mamá, por favor, no quiero. No quiero, me duele mucho. Te prometo que me voy a portar bien, seré buena niña, por favor. Se lo grito entre lágrimas, de rodillas, desesperada.
-No quiero!
-Mamá por favor- susurro sin fuerzas, me toma por el cabello y me arrastra hasta la cama.
-Quítate la ropa ahora mismo y no me hagas perder mi tiempo.
Me rehúso a hacer lo que me dice.
- No quiero- respondo.
Con genio empieza a destrozarme la ropa, arrebatándome todo lo que me cubría. Me quedo quieta sin reacción, ausente de todo, perdida en mis pensamientos, no quiero estar en la realidad .
El marido de mi madre se acerca a mí, comienza a pasar sus manos por mi cuerpo, llegando a mi parte íntima, tocándome. Siento mucho asco por él, me repugna, siento como el dolor me tira y caigo acostada de espalda a la cama. Se trepa encima de mí y como todas las veces, me viola. Lloro sin parar, quieta. No me muevo, solo lloro de dolor, mucho dolor.
Rato después estoy en una esquina de la habitación, con mis rodillas levantadas y mi cabeza descansando sobre ellas.
Mi padrastro está durmiendo en la cama y mi madre en el sofá, casi desmayada, con la televisión prendida.
Levanto mi cabeza y con la mirada llena de odio , siento ira mucha ira. Me paro y voy directo a la cocina, donde veo un cuchillo afilado encima del fregadero. Lo tomo y vuelvo a la habitación, miro al hombre acostado en la cama, asqueroso. Con el cuchillo en la mano subo a ella y parada encima de él, que no se enteraba de lo borracho que estaba, solo puedo pensar hazlo, hazlo, hazlo. Entierro el cuchillo en su pecho y él abre los ojos desmesuradamente, algunas expresiones cruzan su rostro, esto en serio es satisfactorio, liberador. Saco el cuchillo, él grita y vuelvo a enterrar el cuchillo en su estómago, no paro de pensar en que más nunca volverá a dañarme y me siento bien. Giro el arma en su interior, haciendo que le duela aun más. Lo vuelvo a sacar ahora sintiendo como todo en odio acumulado fluye y él desangrándose me mira desesperado, casi inconsciente. Desgarro su garganta con el cuchillo, matándolo de una vez por todas.
Terminando con esta mierda y mis manos manchadas de sangre, voy directo a la sala donde encuentro a mi madre inconsciente en el piso, me acerco y le susurro en el oído:
- Mamá, ya soy el monstruo que querías y sabes que me gusta.- la apuñalo en el pecho y después en su estómago hasta dejarla totalmente desangrada. Me levanto y voy directo al baño, me subo en el banquillo que siempre coloco para poder verme en el espejo y me veo toda manchada de sangre, en mi cara una mirada cansada y ojos hinchados de tanto llorar. Mi cuerpo desnudo cubierto de ese bello color rojo que tapaba todas las heridas internas que me había dejado ese asqueroso. Miro hacia mi cara otra vez y sonrio malignamente , no me arrepiento de nada, siento orgullo por mi misma

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