—Buenos días —dije bajando de mi habitación, Loreen y Ale habían dormido juntas en una de las habitaciones de invitados y Käärijä había dormido en la otra. Cuando llegué a la cocina, Zahra y Loreen se encontraban ahí. Supuse que estaban hablando, pues ambas se giraron al verme.
—Buenos días —me dijeron ambas prácticamente a la vez.
—¿Qué haces? Huele genial —dije viendo que Loreen cocinaba algo.
—Tortitas de avena, plátano y bayas silvestres.
—Que buena pinta.
—Ale no ha despertado y doy por hecho que Käärijä tampoco.
—Pues te equivocas —dijo él entrando por la puerta principal en ese instante.
—¿Dónde estabas? —reí al verlo en pijama y con unas bebidas.
—Anoche desde el taxi vi una tienda de zumos naturales y pensé que sería una brillante idea.
—Pensaste bien —dije. —Gracias.
—No hay de qué señoritas. Coged la que más os guste, creo que he comprado de acuerdo a vuestros gustos. La de manzana y zanahoria es mía. ¿Puedo ducharme?
—Claro, en la habitación tiene que haber algo de ropa seguro, puedes quedártela.
—No quiero robar la ropa a tus amigos —rió.
—Es de mi ex a si que me harás un favor —reí.
—En ese caso arrasaré con el armario —bromeó.—¿De qué son las bebidas? —pregunté.
—Fruta del dragón y limón —dijo Zahra. —Está es tuya —me dijo.
—Gracias —dije con ternura, sorprendida por qué recordara uno de mis sabores favoritos, el cual solo recordaba haberle contado una de las primeras veces que hablamos.
—Esta es la mía —dijo Loreen. —Arándanos y jengibre.
—La mía es esta, arándanos y manzana —dijo Zahra.
—Y sin duda esta es la de Ale —añadió Loreen.
—¿La mía qué? —preguntó ella rascándose los ojos entrando a la cocina.
—Buenos días —le dije. —Ten. Las ha comprado Käärijä.
—Pomelo, manzana y cereza —dijo Loreen.
—Mi favorita —dijo ella dando un sorbo.
—No te la termines, estoy haciendo tortitas.
—¡Sí! Adoro las tortitas. ¿Me puedo dar una ducha?
—Claro, no tienes que preguntar, mi casa es la vuestra —dije.
—Creo que me ayudará a despertarme. —Dijo en un bostezo.
—Sin problema —reí.Loreen Zahra y yo volvimos a quedar a solas.
—Bueno... —dijo Loreen.
—¿Qué? —pregunté sabiendo a la perfección por dónde irían los tiros.
—Nada, nada. Me gusta mucho la foto que tenéis en el salón —dijo riendo levemente.
—Lo sabía —reí y rodé los ojos.
—No preguntaré —rió. —Porque puedo imaginarlo... Y solo diré que me alegro mucho —dijo abrazándonos a ambas.Minutos más tarde todos estábamos en el comedor tomando el desayuno.
—¿Cuándo os vais?
—Mañana —dijeron ellos.
—Bueno. Os enseñaré hoy algunos sitios. Podemos ir de turistas.
—Genial —dijo Loreen.Recorrimos la ciudad pasando por lugares típicos como el National Gallery o la torre del Big Ben y también por algunos algo menos conocidos para los turistas como mis rincones ocultos favoritos de Portobello. O las maravillosas vistas desde el marque de Hampstead de la ciudad.
—¿Tenéis hotel?
—Hemos venido con lo puesto —dijo Alessandra.
—Estáis dementes. Quedaos en mi casa hoy también. Mañana desayunaremos y os llevo al aeropuerto.
—Gracias cariño —dijo Loreen.Pasamos parte de la noche charlando hasta que todos estábamos demasiado agotados como para continuar.
A la mañana siguiente cogí mi coche y los llevé al aeropuerto sabiendo que en un mes volveríamos a vernos pues teníamos ensayos, entrevistas y alfombras
Volvimos a mi casa, Zahra y yo, algo cansadas por el trayecto.
—Gracias. Por todo —dije sentándome en el sofá.
—El amor no se agradece... —me dijo sentándose en mi regazo y dándome un beso.
—Amor... ¿Esto es amor?
—Ugh... Vamos a tener esa conversación... —dijo levantándose y sentándose a mi lado. —Para mí lo es —añadió. —¿Para ti no?
—He hablado con Loreen... De el vértigo que me da la situación, el que me da esa palabra...
—Yo también he hablado con Loreen —rió. —Es como una bruja psicóloga...
—Sí... Sí lo es... —reí. —Loreen es genial... Su capacidad de comunicación... De aceptar sus emociones... La envidio... Me gustaría poder despojarme de los miedos del modo en que lo hace.
—No te pediré que me digas que me amas o me quieres si no lo sientes, no sería justo... Para ninguna.
—Es amor lo que siento —admití. —Pero el sufrimiento me aterra.
—Creo que es un error pensar que el amor vendrá delimitado por el sufrimiento —me dijo. —Quien bien te quiere no te hará llorar, pero te dará su hombro si lo necesitas...
—¿Crees que funcionaría?
—Creo que solo el tiempo podrá decidirlo... Pero también que... Si es real, siempre se podrá hacer funcionar...
—No voy a herirte, lo prometo —dije dejando un beso en su hombro y posteriormente apoyando mi cabeza en este.
—Yo tampoco —dijo entrelazando su mano con la mía. —También lo prometo —continuó dejando un beso en mi mano.Nos mantuvimos en silencio durante unos minutos. No hicieron falta palabras en ese lapso de tiempo. Loreen y Kamila tenían razón, era hora de que comenzara a aceptar mis sentimientos como parte de mi misma y a concentrarme en la felicidad que aguardaba por mí.
Levanté mi vista y miré a Zahra. Preguntándome cómo tantas otras veces lo había hecho, como esa mujer había conseguido hacerse un hueco tan grande en mi corazón y en todo mi ser en tan poco tiempo. Quería verla todos y cada uno de los días de mi vida. Estar cuando ría, cuando llore, al final de un concierto, en la fiesta de celebración y en la resaca del día siguiente. Siempre me habían dicho que lo que rápido empieza rápido acaba, que las relaciones que son intensas desde un inicio jamás llegan a buen puerto y que tan rápido como el amor llega, esté desaparece, quizá era por ello todas las dudas que habían sembrado en mi mente. Pero lo único que tenía claro es que haría lo que hiciera falta por hacer esto funcionar. Jamás pensé sentir tanto en tan poco, y ahora que ella había llegado a mi vida. No lo echaría a perder jamás.
—Te quiero —me atreví a decir en voz alta.
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FLOWERS IN THE BACKSTAGE (La Zarra)
RomanceNatalie ni si quiera quería acudir a ese concurso. Y mucho menos imaginó que este le mostraría lo que el amor significaba. La Zarra x OFC ⚠️Aclaraciones⚠️ Esta historia no pretende ofender ni faltar el respeto a La Zarra. Está escrita a petición de...