«15-BEBÉ»

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Habia pensado que las pesadillas se habian terminado pero no.

Oigo voces a mi alrededor algunos se oyen lejanos y otros tan cercas como si gritaran en mi oído y me volviera paranoica. Respiro profundamente, intento despertar pero no logro abrir los ojos. Siento una caricia fría, sin sentimientos, sin nada de amor en ellos y veo a Lucca enfrente de mí: me veo a mi misma sentada en un sofá gris, y mi panza aun mas grande; él sonríe mirándome, observándome sin pestañear.

No se si gritar, si salir corriendo pero siento que estoy postrada en este sitio. Él baja su mano deslizando sus dedos desde mi mejilla hasta mi cuello, mis claviculas...

—Nunca te ame.

—¿No te has visto Alice? Simplemente eres alguien detestable que da pena.

Trago grueso y siento mis lágrimas arder. No parece agua, siento que es mi propia sangre que derramó por todas partes y él disfruta de esto: abre su mano posicionandola en mi cuello, la cierra apretándome y acortando el aire en mis pulmones. Intento reaccionar: empujarlo, patearlo pero no puedo; sus ojos me miran fijamente.

—Este bebé no va a nacer, te lo juro Alice. —Dice enfadado.

Se que voy a morir. Se que este bebé también morirá por culpa de Lucca. Moriremos los dos ¿Porque debería resistirme? Sabía que en algún momento Lucca querría matarme, descartarme de su vida, de demostrarme su amor con violencia física y verbal.

—¡Alice!

Oigo otra voz que hace que despierte y a mi lado no esta Lucca. No esta intentando asesinarme, ni tampoco asesinar a nuestro bebé, a mi bebé. Jack me mira preocupado: estoy agitada y siento mi cara caliente, intento respirar profundamente.

—Mierda tienes fiebre. —Jack va por el termómetro. Al regresar lo pone debajo de mi brazo, y espera cinco minutos pero en esos cortos minutos: me arropa, enciende la calefacción poniendo en una temperatura normal y estable para mi. — Tienes treinta y ocho.

—Estoy perfecta...

—Debes cuidarte tienes un bebé Alice.

Entra al baño sale con una pequeña cubeta de agua y una toalla pequeña para ponerlo sobre mi frente.

—Intentare bajar la fiebre ahora, en la mañana iremos al hospital. —Asiento. Si me niego a ir al hospital se enfadara conmigo, y tiene razón tengo un bebé dentro de mí, debo cuidarme. Suspiró y lo miro.

—Él mataba a mi bebé. —Intento no llorar. Ha sido una pesadilla bastante horrible. Su mirada sobre mí, su voz, su mano apretándome el cuello parecía tan real que por un momento pensé que al final no era un sueño. — Y también a mi...

—No podrá hacerte daño. —Me promete mirándome,y besando la punta de mi nariz. — No voy a permitir que te toque de nuevo, nunca más Alice. —Me envuelve entre sus brazos. — Intenta descansar.

Apaga el velador. Me atrae hacia a él y en toda la noche no me despegó de su lado, ni tampoco lo dejo ir, ni lo suelto: escucho sus latidos como una melodía de cuna, y sigo durmiendo plácidamente sobre su pecho sintiendo su calidez, el calor de su cuerpo mientras que yo siento que estoy temblando bajo su cuerpo.

Jack me arropa, y lo escuchó hablar por teléfono.

—Es de urgencias por favor.

¿En que momento ha amanecido? Me siento cansada y un tanto adolorida. Intento abrir mis ojos pero me pesan por el cansancio. La negrura me envuelve y caigo en un sueño profundo.

—¡No, no me quiten a mi bebé!

Las pesadillas van y vienen. Siento un líquido recorrer en mis piernas: un sollozo silencioso se oye en estas cuatro paredes. Un suspiro, un lo siento, preguntas y respuestas que son tan esperadas pero que no las hay. Por un momento escuché la voz de Lu pero tal vez haya sido mi imaginación y simplemente estoy agotada.

Puedo oírme respirar. Oigo mi corazon latir, y también oigo los pequeños sonidos que se oyen a mi alrededor entre todos esos sonidos un pitido de una máquina que da a entender que sigo viva. Intento abrir mis ojos pero la luz me molesta, vuelvo a intentarlo y veo a Jack: veo a otro Jack muy distinto del de ayer. Esta ojeroso, algo pálido y me mira con tristeza. Intento entender que es lo que esta ocurriendo.

¿En que momento me conectaron a una máquina? ¿Cuando me pusieron un suero? Pero lo que es mas extraño es no ver... Observó mejor mi estómago y no hay nada, no siento absolutamente nada. Siento la mano de Jack e intento calmarme pero no. Todo se mezcla en mi interior.

—¿Donde esta? —Siento mis ojos arder y se que voy a romperme ahora mismo. — ¿¡Donde esta mi bebé!?

Fue cinco segundos que perdí la noción: me quite el suero lastimandome. Jack abrazándome y sollozando en mi hombro y diciéndome lo mucho que lo siente, que el bebé estaba muriendo dentro de mí en esas horas que estaba teniendo fiebre. Me ruega y me pide que me tranquilice que todo estará bien. Me dice que he perdido sangre, y que estuve unos días inconciente.

Todo se derrumba. Todo se vuelve distorsionado. Jack se derrumba ante mi llorando y abrazándome.

Unos enfermeros entran y unos de ellos tienen una jeringa con una aguja.

—¡Quiero a mi bebé! —Grito. — ¡Quiero a mi bebé por favor!

—Por favor tiene que retirarse.

Con el alma en pedazos Jack no me mira y se va.

—¡Jack! —Grito. — ¡Jack por favor! ¡Por favor vuelve... —Siento el pinchazo y el líquido esparcirse. El efecto es tan rápido que quiero encontrar las fuerzas para gritar. — Traigan a Jack... Por favor... Por favor.

Y vuelvo a caer en ese pozo oscuro.

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