Alicent H. | Sirvienta

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Antes, Rhaenyra Targaryen tenía una sirvienta de edad parecida a la de ella. Hasta que Alicent Hightower se convirtió en reina y la alejó de su lado. Años más tarde, la pelea en la cena de la familia real ocasiona un segundo enfrentamiento.

Oc: Iris.

-Piénsalo, Iris -susurró Rhaenyra acariciando suavemente sus muñecas con los pulgares, una sonrisa estaba presente en su rostro

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-Piénsalo, Iris -susurró Rhaenyra acariciando suavemente sus muñecas con los pulgares, una sonrisa estaba presente en su rostro. Era un notable contraste teniendo en cuenta la pelea que había tenido lugar hacía unos pocos minutos, y todo porque el rey quería ver a su familia reunida una vez más.

Iris miró las manos de la princesa. Ya podía sentir las miradas extrañadas de los demás. Nunca se trataba de esa forma a un sirviente, no con tanta cercanía. Pero Rhaenyra no era como las demás, y hubo un tiempo que eran muy cercanas, donde ella era la confidente de la princesa heredera.

Hasta que todo cambió.

-Por supuesto, princesa -respondió con una sonrisa sincera, la primera desde que ellos vinieron a la Fortaleza Roja.

La expresión de Rhaenyra se hizo menos tensa. Toda aquella discusión entre sus hijos y los hijos de la reina la había puesto de los nervios, lo cual no era bueno para el embarazo.

-Ven a verme mañana -pidió emocionada, como si Iris ya le hubiera dado una respuesta. La sirviente soltó una suave risa de alegría. Tal vez debería aceptar, sería un buen cambio para ella, uno beneficioso.

Sin embargo, el mundo pronto le recordó que las cosas seguían en su lugar.

-Iris.

Rhaenyra notó el momento exacto en el que el cuerpo de la mujer se tensaba. Cerca de ellas estaba Alicent con ser Criston Cole a su lado. La reina no estaba mirando a ninguna de las dos, sino a sus manos unidas. Había una expresión de desdén en su rostro.

La sirvienta se soltó de las manos de Rhaenyra, haciendo una reverencia.

-Princesa -murmuró antes de dirigirse a donde la reina, ignorando la mirada de pena que le daba Rhaenyra.

Sin una sola palabra más, Alicent salió del comedor, dejando atrás a la que en su día fue su mejor amiga. Detrás le seguían ser Criston e Iris.

No hubo palabras mientras caminaban por los gélidos y oscuros pasillos del castillo. Hubo una época que Iris recordaba con cariño: los primeros años que estuvo en la Fortaleza, llenos de voces y risas. Ahora parecía que las sombras acechaban en cada esquinas del castillo, esperando su momento para avalanzarse sobre ella.

La joven y feliz Iris que había llegado al castillo para servir a la familia Targaryen no era la misma que ahora. Su optimismo había ido desapareciendo, y con ella, su preocupación y miedo a un futuro conflicto había ido creciendo.

ONE-SHOTS || House of the DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora