En el club parisino estaban nerviosos. Llevaban toda la semana entrenando intensamente. En dos días tendría lugar el esperado encuentro entre el Al-Nssr y el PSG, dos clubes de alto nivel.
La afición estaba como loca, no solo se enfrentarían dos clubes importantes. Sinó dos jugadores importantes, Leo Messi y Cristiano Ronaldo, los mejores del mundo.
Otro motivo más de preocupación para el PSG, un partido con el portugués cerca significava muchos goles. Y no a favor, precisamente.
Desde el club árabe estaban igual. ¿Quién en su sano juicio no estaría muerto de miedo por jugar contra una de las mejores plantillas del mundo? Quiero decir: Messi, Neymar, Mbappé, Marquinhos, Donnarumma... En fin.
Pese a eso, intentaron no dejarse intimidar. El partido solo sería un amistoso, pero obviamente querían ganarlo. Le daría muy buena fama al club.
Había algo que les daba seguridad: la estrella del equipo, su pieza clave. Confiaban en que Cristiano Ronaldo aportaría mucho a ese encuentro, como en todos los que jugaba.
El portugués, por su parte, estaba nervioso también, pero no por el equipo contra el que jugaría, exactamente. Sinó por un jugador en específico.
Puede que... cierto argentino de no más de metro setenta no hubiera dejado de aparecer en la cabeza del número siete desde hacía una semana.
***
Lionel aparcó su coche en la entrada del Parque de los Príncipes y levantó su muñeca para mirar la hora. Todavía quedaba una hora para el partido.
El argentino entró al estadio y se dirigió a los vestuarios. Allí estaban ya la mayoría de sus compañeros. Se sorprendió bastante.
"Dios, re puntuales son."
Los chicos hablaban entre ellos, riendo y haciendo alguna que otra broma. Todos lo saludaron en cuanto lo vieron. Messi se vistió y se unió a la conversación del resto.
Estuvieron un largo rato así, así que se les pasó el tiempo volando. Ya solo quedaban diez minutos para que tuvieran que empezar a calentar.
Los futbolistas abandonaron los vestuarios para dirigirse al campo. Su entrenador les dio una pequeña charla de motivación antes de que empezaran a prepararse para el partido. Calentaron durante unos minutos, siguiendo las indicaciones del cuerpo técnico, antes de volver a los vestuarios.
Cuando los volvieron a abandonar, ya llevaban la equipación que usarían para jugar. Se colocaron en fila con orden y determinación. Los rivales también se colocaron correctamente y ambos equipos volvieron a saltar al campo.
Los futbolistas se saludaron y se sortearon los campos, todos los hombres se colocaron en sus respectivas posiciones después.
El sonido del silbato se escuchó, dando comienzo a aquel esperado encuentro. Leo estaba un poco nervioso, tenía que admitirlo. Pero confiaba plenamente en su equipo.
El partido comenzó tranquilo, únicamente con pases entre compañeros. Pero no duró mucho. En el minuto 10, Talisca se hizo con la pelota y se la pasó a Cristiano. Este echó a correr, regateó, encaró a portería y...
—Qué paradón, señoras y señores, ¡qué parada de Donnarumma!—.
Todo el equipo sonrió orgulloso ante la espectacular parada de su portero.
Pero, al parecer, Cristiano tenía muchas ganas marcar. Tres minutos más tarde, en el trece, lo volvió a intentar. Y esta vez no falló.
"Qué pelotudo, vaya golazo."
Exactamente lo mismo volvió a suceder después, dos goles más. ¿Y a que no sabéis de quién?
—¡GOOOOOOOOL, GOOOOOOOL, GOOOOOOL, gol de Cristiano Ronaldo!
—¡UNO, DOS Y TRES! ¡Hat-trick para el astro portugués!
Los del PSG escuchaban, algo molestos, los vítores de la afición rival. Pero estaban seguros de algo: no iban a dejarse ganar tan fácilmente.
El sonido del silbato sonó nuevamente, indicando la media parte. Los del equipo parisino se fueron a los vestuarios nerviosos. El capitán no tardó en hablar:
—¿Qué está pasando, chicos? La afición confía en nosotros, y les estamos fallando.
Varios jugadores le dieron la razón. Messi chasqueó la lengua, tenía que hacer algo. Remontaría ese partido, fuese como fuese.
El descanso terminó y los jugadores volvieron a salir al campo. Esta vez, los del PSG estaban dispuestos a ganar.
Los rivales, por otra parte, estaban felices. Uno especialmente: el goleador del partido sonreía con satisfacción. Al verlo, las ganas de ganar de Leo aumentaron.
Cristiano, al ver que el argentino tenía los ojos puestos en él, le guiñó un ojo brevemente.
El gesto dejó a Lionel confundido, se giró al instante para intentar disimular. Sintió sus mejillas calentarse y una sensación extraña en el estómago.
"¿Pero qué carajo me pasa? Tenés que ganarle, Leo, no te distraigas."
El árbitro hizo sonar el silbato de nuevo, dando comienzo a la segunda parte. A los pocos segundos, Mbappé robó el balón. Salió disparado hacia la portería rival como una bala, con su objetivo bien claro.
Kylian Mbappé es un peligro cuando activa el turbo, y eso es lo que acababa de hacer. "Al-Nssr, amárrense los cinturones."
El francés se quitó de encima a toda la defensa, regateando, y marcó un gol. Todos sus compañeros corrieron a felicitarlo, felices.
Solo dos minutos después, llegó el turno de Messi. Anotó un gol. Y más tarde, dos más.
—¡Hat trick del rey de este deporte!
***
Minuto ochenta y seis, Leo iba a por su cuarto gol con una determinación admirable. Corría y corría, regateando de manera extraordinaria, con Cristiano Ronaldo pisándole los talones para intentar robarle el balón.
No lo consiguió, los defensas tampoco. Cuando el argentino se preparaba para encarar la portería, un rival se le cruzó de forma agresiva.
La acción provocó que Leo cayese hacia atrás, encima de Cristiano —que seguía detrás suyo tratando de pararlo—, quedando sentado sobre él.
Seguía en shock, hasta que logró reaccionar algunos segundos después. Se volvió para tratar de asimilar la situación y tuvo un Déjà vu.
***
¿De qué creéis que se acuerda?
¿Os está gustando? 😊😊
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Viejos amigos - Cristiano Ronaldo x Leo Messi
FanfictionAnte las cámaras, el crack portugués y el rey del fútbol solo son antiguos rivales, viejos amigos. En la intimidad, puede que sean algo más... Al menos, hacen cosas que unos simples viejos amigos no harían. ¿Quieres descubrir cómo llegaron a esto? *...