𝒮𝒾𝑒𝓃𝒹𝑜 𝓊𝓃𝒶 𝐿𝒶𝓃𝓃𝒾𝓈𝓉𝑒𝓇 [ʀ.τ]

ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 4

El sonido de los llantos de los bebes resonaba con fuerza dentro de las habitaciones de los bebés leones.

Joanna entro rápidamente seguida de una nodriza, pues ella no era suficiente para dar de lactar a tres bebes, pero su prioridad estaba en la bebé más pequeña.

Su salud había mejorado, pero las palabras del maestre siempre fueron igual.

"Incluso si ella se llegase a recuperar sería más débil que una niña normal."

Esas palabras llenaron de alerta a la leona, haciendo que su prioridad sea la bebé.

A Emma no le molestaba, es más hasta le gustaba que su madre la quisiera un poco más porque así tenía más tiempo para estar con su padre y ganarse su cariño, después de todo ese hombre seria quien decidiría su futuro, el apego de su hija menor encanto al señor de Casterly Rock, pues el bebé era el que más se parecía a su esposa y él amaba profundamente a su esposa.

A Joanna le encanto que cuando su hija abriera sus ojos por primera vez ella tuviese el color de sus ojos, era como si la bebé fuera un reflejo de ella en su niñez, solo que a ella no la enviarían a la corte separándola de su madre solo por asuntos políticos.

Ellos amaban a sus hijos.

Los trabajadores de la fortaleza veían con alegría a la nueva familia, la llegada de los nuevos integrantes de la familia Lannister hicieron sus días más venideros, parecía como si al fin después del pésimo manejo de los asuntos del anterior señor con este finalmente llegara la paz.

Pero pronto el señor tuvo que partir de nuevo a la corte para asumir su trabajo como mano derecha del rey, esos últimos días la casa se llenó de desgana y pesimismo lo que se hizo aún más notorio cuando el momento de partir llego.

-Cuídate ¿sí? -dijo Joanna.

-Lo haré, tu también hazlo, nada de leer hasta tarde y baja el consumo a tus bocadillos nocturnos-respondió su esposo con cariño y regaño en su voz causando una enorme sonrisa en la leona que pronto se fue después de que su esposo le besara la frente y se marchara hacia el barco.

-No estés triste, estará bien-dijo su cuñada quien había venia para ayudarla con los asuntos de la fortaleza mientras aun cuidaba de los niños.

-Eso espero-menciono casi inaudiblemente mientras miraba hacia donde se había ido su esposo, ella sabía que Aerys se estaba volviendo más paranoico lo que le hacía temer más por la seguridad de su esposo.

-Vamos a ver a los niños, yo aún no los he visto-dijo Gemma tratando de desviar los pensamientos de Joanna hacia sus hijos, cosa que logro con éxito, porque rápidamente Joanna comenzó a relatar lo tiernos que eran y lo débil que era Janelle, así como también relataba todos y cada uno de los cuidados que dio a los bebés, Gemma no sabe si realmente reír o llorar por el entusiasmo de la leona.

No se confundan, Tywin era cruel y despiadado con sus enemigos y muchas veces también lo era con él mismo, pero según Gemma si existieran las almas gemelas Tywin y Joanna lo serian, Tywin tenía mucha oscuridad dentro de él y Joanna tenía mucha pureza dentro de ella, eran perfectos juntos e incompletos separados.

Su visita de esta vez se debía mayormente para ayudar a su cuñada con todo lo de la administración de la fortaleza mientras esta se recuperaba del parto y cuidaba de los pequeños.

La noticia del nacimiento de los bebés se les fue informada un día después del parto de Joanna a ella y a sus hermanos, solo que con las nuevas reformas que puso Tywin sus hermanos no tenían tiempo para venir y ver a sus sobrinos.

Aun así, se alegraron al saber sus nacimientos y mandaron todo tipo de juguetes y adornos que vieran en los lugares en donde se encontraban.

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