-15-

21 1 0
                                    

Camine, corrí, trote, lloré y grité durante el transcurso de mi apartamento a la consulta de la doctora López. En apenas 20 minutos me encontraba enfrente de aquel edificio que pocas horas antes me encontraba abandonando.

Sin pensarlo abrí la puerta y subí y toque el botón del ascensor. No iba a subir hasta la plata 10 por las escaleras, no estaba loca.

Durante el transcurso en aquel elevador mi mente divagaba en lo que podrían pensar aquellas personas después de mi confesión. Mientras tanto más lágrimas asomaban por mi rostro.

Nadie además de los policías del caso y mi psicóloga sabían de aquel suceso.

Suspire por última vez y las puertas se abrieron. Detrás de ellas se encontraba ella con su ropa de dormir y con el rostro inundado de preocupación.

Sin pensarlo, toco con delicadeza la parte alta de mi espalda y me invito a entrar.

Nos encontrábamos en la sala de estar. Enfrente mío dos tazas de marfil con agua caliente, mientras que ella, sacaba dos bolsas lo cual intuía que era té.

—¿Que a pasado cariño—Dijo por fin después de mirarme—Ahora no estoy como tu psicóloga, sino como tu amiga—Acabo diciendo.

—Les he contado mi pasado, y la verdad nose por que lo e echo—Las lagrimas volvieron a inundar mi rostro.

Los rostros de sorpresa de aquellos sujetos no paraban de rondar por mi subconsciente.

Un suspiro salió de mi cuando recordé aquellos ojos azules que no pararon de juzgarme durante todo el relato.

—Cariño—La mire a los ojos—No puedes atormentarte por aquel suceso. Lo hiciste para defenderte de aquel horrible hombre, ninguna persona debería vivir lo que viviste tu.—Sonrió—No tienes por que volver a derramar ninguna lágrimas más por ese ser.—Se levanto y se sentó junto a mi lado y agarro mis manos con deslizadiza—Esos chicos no pensaban que una mujer con tanta energía y feliz podría haberle pasado algo así, están sorprendidos. Pero por lo que me contaste sabemos que no te juzgarán malamente—Suspiro.

No dije nada. Durante todo lo que dijo solo la mire mientras las lágrimas seguían saliendo de mis ojos.

Nos levantamos las dos de aquel sofá.—Y ahora deberías de irte, descansar y dejar de llorar por esto. Eres más fuerte que esto—Beso mi frente.

Sonreí. Por primera vez esta noche pude sonreír de verdad sin miedo a ser juzgada.

********

La alarma de mi teléfono comenzó a sonar y junto a ella todas aquellas maldiciones.

Ayer, por lo sucedido no pude dormir en casi toda la larga noche. La última vez que pude ver la hora eran las 5:16 am y la alarma comenzó a sonar como todos los días a las 7:00 am.

Resignada me despoje de las sábanas que cubrían mi cuerpo y me dirigí a la ducha para conseguir despejarme.

En apenas 15 minutos me encontraba en toalla preparando un café doble. Mientras lo preparaba un bostezo salió de lo más dentro de mi.

Coloque aquel líquido oscuro en el interior de la primera taza que encontré. Sonreír te da superpoderes. Sonreí y negué con la cabeza mientras leía aquella frase impresa en aquella taza.

Acabe el interior de aquel recipiente y mientras lo colocaba en la fregadera, la puerta de mi casa comenzó a sonar.

Confusa me acerque y sin pensarlo abril aquella puerta. Detrás de ella se encontraba Lilian sonriendo con una bolsa de papel del supermercado de abajo y lo agitaba emocionada.

Como se sigue viviendo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora