CAPITULO 6

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En una sala de conferencias del gobierno, un grupo de altos funcionarios se reunió para discutir la creciente preocupación por Tn. La atmósfera era tensa, llena de murmullos y debates acalorados. Los rostros de los presentes reflejaban la gravedad de la situación, y la discusión estaba dividida en dos bandos opuestos.

- No podemos ignorar el hecho de que Tn tiene el potencial de destruir la tierra con un solo puñetazo -argumentó uno de los funcionarios, su voz temblando de indignación-. Su falta de empatía es alarmante. ¿Qué pasa si decide actuar por capricho? No podemos permitir que alguien así esté en libertad, especialmente ahora que sabemos que la kriptonita parece debilitarlo.

Al otro lado de la mesa, otro grupo de funcionarios frunció el ceño, visiblemente descontentos con esa perspectiva.

- Pero, ¿realmente creemos que capturarlo y eliminarlo es la solución? -replicó una mujer de cabello corto y decidido-. Tn podría ser una gran ventaja para Japón. Si logramos que esté de nuestro lado, podríamos convertirnos en la potencia militar y política número uno en el mundo.

Las miradas se encontraron, y el debate se intensificó.

- ¿Y si se vuelve en nuestra contra? ¿Es eso algo que podemos arriesgar? -preguntó un funcionario más viejo, apoyando su mano en la mesa-. No podemos olvidar lo que hizo en el pasado. Sus acciones son impredecibles.

- Exactamente -intervino un oficial de inteligencia-. Pero también debemos considerar que su poder es un recurso. Si lo mantenemos cerca y le damos las condiciones adecuadas, podría convertirse en un aliado invaluable. Su capacidad para desatar el caos podría ser dirigida en nuestra dirección.

La sala se llenó de murmullos nuevamente, y la tensión palpable era casi insoportable.

- No se trata solo de poder -continuó la mujer de cabello corto-. Se trata de influencia. Si logramos que Tn vea que estamos de su lado, podría cambiar la percepción de los héroes en Japón. No podemos permitir que el miedo a su poder nos ciegue ante la oportunidad que tenemos.

El funcionario que había iniciado la discusión sacudió la cabeza, frustrado.

- Estamos hablando de un chico que no tiene empatía. ¿Qué nos garantiza que no usará su poder para destruirnos a todos?

- Nada, pero también nada garantiza que lo haga -respondió la mujer, su tono firme-. Lo que sí sabemos es que, si lo dejamos ir, podemos perder la única oportunidad que tenemos de convertirnos en líderes en el ámbito global.

La conversación se tornó más acalorada, y las opiniones se dividieron aún más. Mientras tanto, en la sala, la tensión crecía con cada intercambio de palabras. La decisión no sería fácil, pero estaba claro que el futuro de Tn no solo afectaría su vida, sino también el destino de Japón en su conjunto.

- Necesitamos actuar rápido -concluyó uno de los funcionarios, mirando a todos a su alrededor-. El tiempo se agota y Tn no permanecerá inactivo. Debemos decidir si lo capturamos o lo convertimos en un aliado. La elección que hagamos ahora definirá el rumbo de nuestro país.

Con esas palabras, la reunión llegó a su fin, pero el dilema sobre Tn y su futuro continuaba flotando en el aire, dejando una sensación inquietante sobre lo que podría suceder en los días venideros.

The One

En el campo de entrenamiento de U.A., los estudiantes de la clase A estaban alineados, vistiendo sus uniformes deportivos. La energía en el aire era palpable, mezclada con la emoción y la ansiedad de comenzar su primer ejercicio práctico. Aizawa, con su habitual expresión seria, observaba desde un costado, listo para evaluar a sus nuevos estudiantes.

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