𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞.[𝐊𝐲𝐨𝐤𝐨 𝐤𝐢𝐫𝐢𝐠𝐢𝐫𝐢]

血─── Capítulo 8.❞

Capítulo ocho: Asumir las consecuencias.

...•Habitación de Celestia.

Abrí los ojos, encontrando una tela rojiza sobre mi que no me resultaba familiar. Con cierto dolor de cabeza me senté en la cama, las sabanas aterciopeladas se movieron conmigo y al dar un vistazo al lugar recordé los sucesos de la noche pasada.

A pesar de estar únicamente vistiendo mi ropa interior y los guantes no sentí frío, de hecho, hacía cierto calor. Mis ojos se toparon con una pequeña estufa situada en una esquina de la habitación, cerca de ella había una mesa de madera repleta de cosméticos y pelucas. Entre ellas faltaba la que usualmente llevaba Celes, ya había notado que no estaba durmiendo a mi lado, pero esto indica que no solo está despierta si no que ha ido a alguna parte.

Divisé en un sillón cercano la ropa del día anterior, doblada y seguramente lavada. Junto a ella había un cambio de ropa que seguramente la pelinegra habría dejado para mi, resoplé ligeramente, parecía estarse tomando muchas molestias por mi y no puedo evitar sospechar de ella puesto que apenas nos conocemos. Eventualmente caminé hasta el sillón, vistiéndome con las prendas que Celestia había elegido, parecía haberse guiado por mi vestimenta habitual porque las prendas eran simples y de tonos principalmente blancos y negros.

Recorrí la habitación, llevando conmigo el vestido y los tacones. Terminé encontrando una puerta, ligeramente tapada con unas cortinas rojizas, decidí abrirla con cierta curiosidad, encontrando un largo pasillo que también poseía tonos rojos y negros, a los lados podía ver distintas puertas dispersas entre los numerosos espejos y la pintura rojo intenso. El pasillo se extendía en la lejanía, al final de todo podía ver una puerta ligeramente abierta, rodeada de un marco de cortinas al igual que el resto. Caminé lentamente hacia la lejana puerta, mis ojos atentos alrededor al mismo tiempo que mis oídos intentaban captar cualquier tipo de voz. Debía admitir que el pasillo no me resultaba para nada tranquilizador, parecía sacado de una película de horror.

Con cada paso podía escuchar unas voces hablando bajo desde detrás que la puerta. Cuando mi mano estuvo a centímetros del pomo un repentino golpe en el interior me hizo retroceder, los susurros comenzaron a subir de tono convirtiéndose casi en gritos

—¡Ya basta de patrañas innecesarias! ¿Acaso me veo como una idiota? —Su tono era aspero y cortante como una daga, las fuertes emociones que dejaba marcadas en sus palabras hicieron que mi sangre se helara, casi me hacía plantear incluso huir de mi escondite. Podía distinguir esa voz, se trataba de Celestia, pero la voz masculina que le respondió era desconocida para mi.— Teníamos un trato y al parecer no estás cumpliendo tu parte, si yo fuera tú me replantearía mis acciones porque si tu novio está sano y salvo es gracias a mi, y de la misma manera que lo salvé también lo puedo matar.

Se me heló la sangre al escuchar aquella amenaza, un escalofrío me inundó en el momento que volví a poner mis pies en la tierra. Todas sus amenazas, sus gestos violentos y el hecho de que no había ningún tipo de información sobre ella antes de su llegada a Hope's Peak... sonaba mal, demasiado mal. Todo eso sumado al hecho de que las pocas personas que vi interactuar con ella parecían o asustadas o tensas sonaba aún peor, porque eso me daba razones para pensar que realmente había razones para aquello y que quizá ella iba en serio con cada una de sus amenazas.