25. El destino de un alfa gentil.

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La operación de Jimin, dicha anteriormente por Seokjin, se dio una semana después de la visita del alfa a casa del príncipe. Se le otorgó suma importancia a su operación, dejando un pasillo entero desocupado solo para que este no tuviera problema alguno en el traslado de una sala a otra. La llegada de algunos médicos de la manada Choi también fue uno de los privilegios que se le concedió al omega para que la operación resultara exitosa, pues estos tenían conocimiento absoluto en ese tipo de situaciones, haciendo de su presencia dentro del quirófano una necesidad enorme.

La operación duró alrededor de seis horas, llenando a Jeongguk de una angustia terrible que lo hacía ir de un lado para otro en la pequeña sala de descanso ofrecida a los familiares del omega. Sus hijos estuvieron a su lado durante un par de horas, pero tuvieron que retirarse en compañía de Taehyung para que no fuese demasiado difícil para ellos pasar por esa situación. El alfa se quedó todo el tiempo en ese lugar hasta que, por fin, pudo ver a su pareja siendo trasladada en una camilla a una habitación de reposo.

Jeongguk no tuvo necesidad de preguntar absolutamente nada de la operación, pues el rostro iluminado y contento de Seokjin les dio la respuesta necesaria a sus dudas. La operación no solo había sido un éxito, sino que también se aumentó la probabilidad de la concepción, otorgándole al omega una esperanza naciente en su pecho, cuando escuchó las noticias al despertar.

Lo único que quedaba para Jimin era la inyección de hormonas, la cual se daba de manera mensual para que su cuerpo comenzara a adaptarse a los cambios realizados para la correcta formación de sus órganos reproductores. El omega había seguido todas las indicaciones al pie de la letra, aunque las hormonas le causaran algunos efectos secundarios los primeros días de haberse colocado la inyección. Jimin recurrentemente sentía mareos y náuseas, pudiendo comer apenas un poco de fruta y agua, pues siempre devolvía todo al retrete. Jeongguk se encargaba de cuidarlo durante ese tiempo difícil, hasta que los síntomas pasaban y volvía a sus actividades diarias con normalidad.

El tiempo había pasado de esa manera y, estando en septiembre, Jimin ya llevaba dos de las inyecciones de hormonas dentro de su cuerpo. Su lobo parecía adaptarse a los cambios, pues empezaba a soltar muchas más feromonas de lo habitual cuando llegaba ese período de tranquilidad en él. No se había presentado su celo aún, pero el omega tenía esperanza de que su cuerpo se adaptara por completo al tratamiento y le concediera la oportunidad que tanto esperaba.

Ese día, siendo el quince del mes de septiembre, todo fue mucho más caótico de lo usual. Jimin se encontraba en brazos de Jeongguk, descansando plácidamente, después de haberse desvelado por terminar los preparativos de ese día. Jeongguk lo abrazaba en medio del sueño, mientras el omega descansaba en su pecho. Fuera de la habitación, el sol ya había salido, pero ellos seguían descansando en su habitación, esperando que el tiempo se prolongara lo suficiente para recuperar las horas de sueño perdidas. Esta vez, sin embargo, no fue de esa forma, pues al dar las nueve de la mañana en punto, el pequeño Yongshik apareció en la habitación y saltó hacia el lado de su padre para despertarlo.

―¡Papá! ―exclamó entusiasmado―. ¡Despierta, papá! ¡Es mi cumpleaños!

Jeongguk se removió en la cama, mientras trataba de sujetar a su hijo para que no se hiciera daño en los saltos que realizaba. Somnoliento, abrió uno de sus ojos, tratando de adaptarse a la luz.

―¡Papá! ¡Ya es quince! ¡Es mi cumpleaños!

―Sí, cariño, es tu cumpleaños... ―dijo, empezando a despertarse.

―¡Cumpliré siete años! ¡Siete!

Los gritos entusiasmados del menor pronto despertaron a Jimin, quien también se removió en la cama y empezó a abrir los ojos poco a poco. Bostezó perezosamente antes de girarse, dándole la espalda a Jeongguk para continuar durmiendo.

Don't go way ; ggukmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora