Es verano, las 3 de la tarde, hacen 29 grados y la ciudad está movida. La mujer peina su nueva peluca de cabello corto que había cortado en la noche. A su lado todavía están las tijeras. Su casa está silenciosa, por fin. En la noche había visto en el noticiero que el cabello corto se había vuelto tendencia. Se levanta y recoge su ropa, En la noche había invitado a una de sus amigas a ver películas de terror. Habían visto dos o tres, pero una había asustado mucho a su amiga, dónde el asesino había llevado a la víctima hacia su propia casa. Llena la bañera de agua tibia, se quita su camisón rojo y pone en remojo su peluca para lavarla y quitarle el mal olor por el sudor. Prende velas blancas en dónde tenía un retrato. Hunde la cabeza en el agua por unos segundos y luego se lava el cuerpo. Al salir del baño, piensa en que aún tiene que limpiar, hoy a la mañana no lo hizo. Camina por la casa, busca la aspiradora, comienza a aspirar los sillones sucios de comida de la noche anterior y al terminar, lava los pisos y perfuma la casa mientras suena a todo volumen la música de jazz que suele escuchar por las tardes. Cinco de la tarde, enciende la tele, la tasa de desaparición de personas ha incrementado desde el inicio del verano. Piensa en qué puede pasar si sale hoy a la noche, así que prefiere no hacerlo. El plan de hoy será quedarse a ver películas en su sillón. Camina hacia el baño y por un descuido, tira el balde con agua que había dejado en el pasillo. Toma el trapeador para secar el piso. Se pone a bailar mientras limpia, y sin querer, se tropieza con el cuerpo de la mujer a la que le había robado el cabello, cayendo seca sobre él.
-Maldición.- Ya era hora del trabajo pesado.
En la tarde repartiría sus pedazos por la ciudad. Al llegar a la casa, se sienta a mirar la televisión mientras afila sus tijeras.
