VII

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Y Lessa había salido de nuevo, esta vez, se había despertado temprano para poder ir a buscar los uniformes que necesitaban, los que Dom le había pedido conseguir.

No podía ir a buscar a una tienda de disfraces, más que nada porque no quería disfraces, quería uniformes reales, para adulto, no encontraría de esos en una tienda como esas, por esa razón, la chica había hecho una visita al costurero de su padre, el cual vivía en Río.

Era gracioso, el hombre siempre rechazaba la oferta de quedarse a vivir en Los Ángeles, pero el se negaba a dejar su pequeña tienda en Brasil, era así como había comenzado, así quería terminar, según él.

La campana de la pequeña puerta se escucho cuando la chica entró a la pequeña tienda, aunque está era pequeña, se veía totalmente lujosa, trajes hechos a medida por todos lados, zapatos de vestir perfectamente pulidos, como toda una enorme tienda en el centro de Nueva York. — Bienvenid... ¿Pequeña Moretti?

— Tío Carlos. — Esta saludo con una sonrisa, el hombre había sido el costurero de su padre desde antes de que la niña naciera, por lo que para ella este era como un tío. — Veo que no has perdido tu toque, anticuado

— Y veo que tu no has pasado desapercibida. — Este se rio, refiriéndose al color de cabello de la chica, esta le sonrió con inocencia antes de acercarse al mostrador. — ¿Qué te trae a Río esta vez? No recuerdo que tu padre me dijera que vendrías.

— Y te pediré que no le digas que me viste... Estoy aquí sola. — Esta dijo, haciendo al mayor elevar una ceja ante esas palabras. — Y necesito un favor, ya sabes, de tío Carlos a Ales. — El hombre inclino la cabeza, mirándola con atención, esas palabras siempre indicaban que iba a hacer algo tonto. — ¿De casualidad no tendrás unos uniformes policiales?

— Por Dios, ya sabía que nada bueno saldría de tu boca.

— No, escucha, es urgente, solo necesito dos, tío... Y se que los tienes. — Esta le sonrió, mirandolo con ojos inocentes. — Y antes de que preguntes, prometo que no es nada mortal lo que voy a hacer, al menos, no yo. — Esta señaló, el mayor suspiro, mirando a la puerta del local antes de ver a la menor, señalandola.

— Tu padre va a saber de esto.

— Tío Carlos...

— No, no, no intentes convencerme. — Este negó con el dedo, moviendose hacia una pequeña puerta color café que combinaba con toda la decoración del lugar. — Vamos, creo tener lo que necesitas.

...

— ¡Ahí esta! Te dije que no la habían matado. Lessa, la próxima avisa ¿Quieres? Aquí nuestro goku casi se nos desmaya porque no te encontró cuando despertó.

La voz de Roman se escucho, esta los miro con extrañeza mientras cargaba los atuendos en bolsas diferentes, había logrado obtener las tallas adecuadas para los dos hombres que irían en la misión. — Creo que debiste haber avisado a donde ibas.

— No me aleje mucho. — Esta murmuro, poniendo las bolsas en la mesa, captando la atención de todos. — Roman, este es para ti y Hannie... Este es el tuyo. — La chica se acercó a él con una bolsa, entregándosela al confundido asiático.

— Enserio, tienes que decirme como haces todo esto, los autos, la bóveda y ahora conseguiste uniformes de policías. — Roman dijo, mirando el atuendo en sus manos con una sonrisa.

— Espero que sean de su talla, no quiero regresar. — Lessa dijo, sentándose en la mesa mientras miraba como los demás miraban los atuendos.

— Muy bien, vayan a cambiarse, Lessa, gracias. — Dom agradeció, ganándose un guiño de la menor.

𝐎𝐏𝐏𝐎𝐒𝐈𝐓𝐄 𝐒𝐏𝐄𝐄𝐃𝐒 || Han LueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora