Mordida Equivocada- NOMIN

capitulo nueve

Capítulo nueve.

Se mudaron a la nueva casa una semana después y jaemin estaba más que contento por dos razones: tenía algo nuevo con lo que entretenerse y, finalmente, dejarían de vivir de los delivery, como jeno había impuesto y él decidió darle el gusto porque se encontraba muy desanimado para llevarle la contra y ponerse a cocinar para ambos.

Pero la vida era complicada y el hecho de que se había enterado que su amigo de toda la vida era un traidor y además estuvo enamorado durante mucho tiempo de él, era el menor de sus problemas. O al menos uno más del montón, pues que su madre y hermana estuvieran exigiendo explicaciones de manera muy insistente resultaba más molesto que todo, y necesitaba resolverlo rápido. También estaba jaehyun, que no dejaba de enviar mensajes y por supuesto los respondía con todo el amor del mundo, aunque cada día era más y más complicado porque ¿hasta cuándo sería así? No creía que fuera correcto.

Así que sus días se estaban volviendo un constante pensar en su familia y cómo enfrentarlos, y cómo dejar de hablar con jaehyun sin rechazarlo, pues le parecía muy cruel luego de todo lo sucedido. Quería su amistad pero no percibía que el alfa estuviera buscando lo mismo, o al menos eso parecía cuando le hablaba acerca de todo lo que habían vivido y lo que podrían haber vivido. Era sumamente incómodo, y por eso mismo la mudanza significó un cambio en su vida que lo ayudó a despejar un poco la cabeza. Además, jeno y sus locuras también eran una ventaja… a veces. Quizá lo hacía enfadar en ocasiones, más de lo que debía, pero admitía que al mismo tiempo se reía bastante.

Como estaba sucediendo ese día. Había enviado a jeno a la tienda a comprar algunas verduras que necesitaban para cocinar la cena pero, como siempre, se estaba tardando más de lo debido. Se preguntaba qué era lo que hacía fuera para tardar tanto. Incluso yuri, la mujer que donghae había contratado para ayudarlos en la casa con lo que necesitaran, se hacía la misma pregunta y apenas los conocía, aunque también se burlaba un poco de su desesperación.

—Los alfas son así, cariño —trató de calmarlo yuri con una risa luego de que jaemin y una vez más su celular, buscando una respuesta del mensaje que le había enviado a jeno—. Se distraen fácilmente.

—Pues no me importa. Si estamos aquí esperándolo porque le pedimos que haga algo cuando nunca hace nada, debe tener la decencia de no tardar una hora. ¡Una maldita hora!

Yuri rió un poco y jaemin sonrió levemente por ello, negando con la cabeza y agradeciendo que por lo menos la tenía para compensar la ausencia de jeno, pues entre que a veces se marchaba durante horas para hablar con donghae y luego iba a la universidad, todo en horarios que él tenía libres, apenas lo sentía cerca. Incluso era algo que discutió (con mucha vergüenza porque debió dejar su orgullo de lado) y que jeno prometió tratar de resolver. Hasta el momento no hubo cambios al respecto, pero seguía esperando con paciencia.

La puerta de la entrada abriéndose llamó la atención de jaemin y con los brazos cruzados y una expresión molesta, se encaminó para enfrentar a Jeno. Cuando lo encontró, se sorprendió de que estuviera riéndose. Lo único que apagó su enfado fue que a pesar de haber tardado, había comprado lo que le pidió y eso lo podía ver en la bolsa que tenía en una mano.

— ¿Qué es tan gracioso? —dijo como recibimiento, con un poco de brusquedad en su tono. Jeno lo miró sorprendido—. Te estamos esperando hace una hora, jeno.

—Oh, ¿has contado los minutos? Qué bien, cariño.

Jeno pasó a su lado sin dejar de sonreír divertido y jaemin bufó, siguiéndolo de cerca hacia la cocina, que era incluso más grande que la habitación que tenía en su antiguo departamento. En realidad toda la casa era enorme: desde el primer piso hasta el segundo, al igual que las tantas habitaciones que había. Pero lo bueno eran la cantidad de ventanas. Cada una iluminaba la casa de manera perfecta, y eso lo hacía demasiado feliz.