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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐈𝐈𝐈

❛ 𝖴𝗇 𝗉𝖺𝗌𝗈 𝖾𝗇 𝖿𝖺𝗅𝗌𝗈 ❜
˚₊‧ ꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚

Conter luchó, enormemente, por no marcharse de ahí y esperar fuera del recinto. Echando un pequeño vistazo por la ventana más cercana y notando la brisa fría que comenzaba a ceder contra los ventanales de manera brusca.

Jugueteó con sus dedos buscando algún tipo de consuelo que lo salvara de la incomodidad silenciosa que se había formado entre ambos. Todavía no tenía agallas para contestarle al otro chico, quien parecía esperar pacientemente una mínima respuesta de su parte.

Hasvik se levantó, enderezándose en el proceso y el albino no pudo evitar observarlo, casi sin pestañear. Ver como el chico con mechones blancos se levantaba, contrayendo sus músculos cuando comenzó a limpiar uno de los repuestos llenos de grasa negra mientras se mordía el labio inferior, casi concentrado, era una imagen digna de energía masculina y atractiva.

Siempre tuvo una debilidad por los estúpidos como Hasvik, no podía simplemente negarlo.

Pero seguía siendo Hasvik de quien hablábamos, a quien conoció gracias a las clases universitarias que compartieron, congeniaron y comenzaron a salir por un buen tiempo, en donde las cosas terminaron un poco mal.

—¿Y bien? ¿Cómo van tus vacaciones hasta ahora?—preguntó el otro, bastante concentrado en limpiar bien el pistón que tenía en manos.

—Uh... Están bien, supongo —murmuró por lo bajo y Hasvik asintió distraídamente.

—¿Te está gustando Piolacity?

—Sí, es bastante acogedor y la gente es amable la mayor parte del tiempo —le comentó casualmente, aún mantenían esa tensión incómoda.

—¿Uhm? Sí, a veces también suelen ser bastante chismosos, pero son buenas personas al final de cuentas —asintió de acuerdo y después levantó la cabeza para mirar directamente hacia los ojos azules de otro y sin titubear añadió—; Pretendía traerte para nuestro segundo aniversario.

Los ojos del albino se abrieron ligeramente con sorpresa y suspiró, hastiado. Ya suponía lo que venía.

—Lástima —contestó tranquilamente y el otro hizo una mueca, herido— ¿Así que trabajas con el padre de Spreen?

—Conter, perdón —suplicó dejando de lado su trabajo—. Yo, realmente...

—¡Está bien!—vociferó, cansado—. Hemos tenido esta conversación como unas... ¿Cinco veces? Por favor, ya deja el tema.

Hasvik hizo una mueca, abatido.

—Pero...

—Por favor. —pidió sin querer discutir más.

—Bien —suspiró derrotado y continuó para no hacer el ambiente más pesado de lo que ya era—. Y respondiendo a tu pregunta, sí, trabajo aquí. La Universidad hizo talleres de prácticas de verano, así que opté por venir aquí. Me queda cerca de la casa de mis padres y es dinero fácil, el papá de Spreen no tuvo problemas con tenerme aquí, ya me conocía. Al principio solo vine como reponedor y asistente personal, pero mi jefe me instaló aquí después de dos semanas, me sirve bastante para mantener después un currículum más lleno. ¿Tú no entraste a ninguno? Creí que lo harías, ya que no celebrabas Navidad...