❝Tu aroma se disipó en el aire, tus mentiras ahora solo son ecos que resuenan en mis oídos, y las huellas de tus dedos, lejos de yacer simplemente en mi piel, ahora solo se aferran con fuerza, quemándome.❞
S E G U N D O L I B R O
Kita Nanami ya n...
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Mi mano se encuentra con el espacio vacío que hay al otro lado de la cama. Mis dedos se estiran para arrugar la sábana y abro los ojos lentamente. La luz del sol me indica que debe de ser tarde. Respiro profundo y me tallo los párpados, asimilando las ideas que se acumularon en mi mente la madrugada anterior. Lo primero que recuerdo es haber dibujado hasta que mis manos no pudieron más y en lugar de caer rendida sobre los papeles, me trasladé de regreso a la cama.
Me enderezo y estiro mi cuerpo buscando a Haru por los rincones, pero tampoco lo encuentro en la habitación. Siento unas punzadas en mis sienes al enderezarme; estoy fatigada. La falta de sueño me está cobrando factura.
Mis labios están resecos y lo noto cuando paso la punta de mis dedos por estos. Con intenciones de salir a buscar un vaso con agua, salgo de la cama para abrir la puerta. Un olor agradable me intercepta por el pasillo, un aroma que viene de la cocina. Los pasos de Haru me indican que no está del todo solo. Escucho la voz de Jeno hablarle.
ーHaru, venーOrdena, con una risa de por medioー¿Crees que me he olvidado de ti? También te he cocinado algo de carne. Te la daré si dejas de romperme la cabeza con esos ladridos o me vas a volver loco. Anda, come.
Me río un poco. Me causa ternura ver como le habla a su mascota.
ー¿Crees que Haru quiera compartir un poco de su almuerzo conmigo?ーBromeo, enredando mis brazos en su pecho, desde atrásーSe ve delicioso. Pero, pudiste haberme despertado.
ー¿Por qué haría eso?ーRíe, acariciando mis manos suavementeーTe veías tan tranquila mientras dormías. Ya has cocinado para nosotros antes, ahora era nuestro turno de preparar algo para comer, ¿no es así, Haru?
ー¿Comer?ーRepito, sorprendidaー¿Dormí tanto tiempo?
ーToda la mañana.
ー¿Y qué hora es?ーPregunto.
ーLas cuatroーSe gira entre mis brazos. Mis manos descansan sobre su cintura y se inclina para dejar un tierno beso en mi frenteーAcomodé los papeles que dejaste junto a la chimenea. Los dejé en la mesa.
ー¿Qué?ーA este punto, me encuentro haciendo tantas preguntas como puedoー¿Y los viste?
ーParece que estás algo aturdida, cariñoーSe burlaーNo leí lo que estaba escrito ahí, pero si vi algunos dibujos.
Resoplo, aliviada. Una risa nerviosa me delata y me separo para tomar los platos humeantes entre mis manos. En ambos cuencos hay fideos fritos y carne salteada con verduras de color oscuro. Los dejo en la mesa.
ーEs una receta especial de mi madreーSe encuentra respondiendo a la pregunta que se formula en mi cabezaーEspero que te guste, porque pasé dos horas sufriendo con la preparación de la salsa.
ーVaya, tiene muy buena pintaーComento, ocupando la silla a su ladoーGracias por cocinar para mí. Hace mucho que no pruebo un platillo de Corea.
ーNada qué agradecer; primero pruébalo. Si ha quedado asqueroso puedes decirmeーSonríe. Niego con la cabeza, mientras sujeto los palillos.
