Staring At The Sunshine (Kingbury)

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CW: Mención a la biblia, versículos bíblicos, y libros de la biblia.

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Desde el pasillo vio a Samuel pasar páginas, en su regazo había un libro. Ni siquiera tuvo que acercarse más para saber que era la vieja biblia de su novio. Esa que tenía la pasta desgastada y el lomo resquebrajado, pero que en su interior las páginas se habían mantenido blancas a pesar del tiempo, sin arrugas ni dobleces, con pequeñas anotaciones en los márgenes y señalamientos en algunos pasajes. Totalmente pulcra.

George conocía esos detalles por una noche en la que se había levantado, encontrándola abierta en la mesita de noche. A la luz de la luna, de verdad se veía como si fuera algún objeto divino, y no un libro impreso y maqueteado por manos humanas. En realidad, George admiraba las creencias de Samuel, se quedaba sin palabras ante su devoción, le encantaba su sinceridad, lo honesto que sonaba con sus convicciones y lo franco que podía ser ante declaraciones de la biblia con las que no estaba de acuerdo.

Sin embargo, ahí sentado en el salón de la mansión, Samuel no estaba representando ninguno de los estados descritos con anterioridad. En sus ojos había un rastro de competitividad, su nariz se arrugaba con cada hoja que deslizaba entre las yemas de sus dedos y sus labios eran una fina línea de concentración.

—¡Lo tengo! ¡Ya! —gritó con entusiasmo, levantó el libro y se lo acercó a Adolph.

George no se había dado cuenta que el mayordomo estaba en la habitación hasta ese momento. El hombre en cuestión soltó un sonido de aprobación antes de decir:

—Podría hacerlo más rápido.

—George me desconcentró.

En lugar de aparentar sorpresa, George se quedó de pie en donde había estado espiándolos y observó con serenidad la sonrisa ensanchada que Samuel le dedicó al mirarlo.

—¿Pasando tiempo de calidad sin mí? —preguntó George, dando zancadas elegantes hasta el sofá.

—Jugando sin ti. Más bien recordando, estaba recordando un juego de la iglesia.

—¿De cuando estabas pequeño?

—No —rio—, hubieras visto a ancianos correr hasta el púlpito para leer los versículos. Era bastante divertido.

George prestó atención. No encontró el sentimiento familiar de tristeza detrás de las palabras de su novio, ni la mirada agotada que tenía luego de preguntarle a Mary por sus padres. En tal caso, debía ser cierto, ese recuerdo que Samuel le estaba compartiendo estaba intacto de cualquier resentimiento y decepción.

—A ver, si es tan divertido, ¿cómo se juega? ¿O solo estabas jugando con Adolph?

Samuel asintió como si lo estuviera retando a llevarle la contraria. ¿Acaso había algún problema si decidía que jugar con Adolph era más divertido que hacerlo con él? Tendría que descubrirlo para estar seguro.

—Estaba cronometrando al señor, señor Frederick —Adolph intervino al ver que ninguno había dicho nada en un rato, a pesar de que George sentía que con una sola mirada se habían dicho más de lo que podían expresar con palabras.

—No me digas señor, Adolph, puedes usar nuestros nombres —Samuel le pidió al mismo tiempo que George juntó sus palmas para aplaudir en respuesta.

—Está decidido, juguemos entonces —George se acercó al brazo del sofá para sentarse.

Sin embargo, Samuel lo detuvo.

In the Winter's Trail - one shots lamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora