Segundas Oportunidades (Swanqueen) Au.

Prólogo

Desliza el lápiz labial de mora sobre su labio inferior una vez más antes de que sus labios carnosos se abran y se sonría a sí misma en el espejo de cuerpo entero.

"Todavía no entiendo por qué insistes en esta cita a ciegas", se burla Regina, sus dedos empujando sus mechones negros como la tinta para esponjar su cabello corto y agregar un poco de vitalidad adicional.

"¿Qué hay que entender?" Kathryn se ríe en el teléfono y Regina pone los ojos en blanco al escuchar la juguetona pelea de cosquillas a través de la línea. "Eres lesbiana y a ella también le gustan las mujeres", dice entre risas antes de susurrar: "¡August, para!".

"Comprendes lo ignorante que estás siendo en este momento, ¿no?" Regina corta, pero sabe que su mejor amiga solo se burla de ella.

"Oh, ¿no es así como funciona esto?"

"No, no puedes obligar a dos lesbianas a entrar en una habitación y esperar que se enamoren profundamente porque a las dos les gustan las mujeres", exige, sus tacones resonando contra sus inmaculados pisos de madera mientras recupera su bolso. "¿Te enamoras de todos los hombres? No importa", se interrumpe de inmediato, porque su amiga es una tonta enamorada que se inclinará ante cualquier hombre que le dedique una sonrisa.

La evidencia se ríe a través de la línea mientras hablan. Kathryn solo conoce a August desde hace cinco minutos y ya está planeando a sus damas de honor.

"Nunca dije que fuera lesbiana".

"¡Kathryn!"

"Solo estoy bromeando, ella es bi".

"Maravilloso, exactamente lo que necesito en mi vida, otra persona que no está exactamente segura de qué diablos quiere".

"Por favor, dale una oportunidad, ella es la hermana de August de uno de sus hogares de acogida. Son los mejores amigos. Es, literalmente, la persona más agradable que existe. No posee ni un solo hueso malo en su cuerpo", dijo su amiga. suplica, pero claramente escucha a August burlarse y luego a él gimiendo de dolor, probablemente debido a un fuerte codazo en las costillas. Luego, Kathryn le susurra a su nueva aventura, "ssshhhh, superó esa etapa".

"Kathryn, ¿qué etapa?" Ella interroga con firmeza.

"No, nada. Está bien, tal vez cuando era adolescente, ella y August eran pequeños alborotadores, pero eso es todo en el pasado. De todos modos, deberías irte, ella debería estar allí en cualquier momento".

"Está bien, está bien. Te hablaré pronto", y con eso Regina termina la llamada porque escuchó muy claramente una especie de ruido de succión en el fondo que no quiere grabar en su mente por más tiempo.

Y luego Regina espera. Se pasea por su vestíbulo, ansiosa, porque no ha tenido una cita en demasiados meses para contar porque su carrera es demasiado exigente. Abrir su propia panadería siempre fue el plan, desde que era una cosita pequeña, se paraba en una silla para llegar al mostrador de la cocina y ayudar a su madre. Su sueño finalmente se hizo realidad, lo hizo, pero la tienda le deja muy poco tiempo para salir al mundo y conocer a un posible interés amoroso.

Regina mira el reloj de la pared y se da cuenta de que su cita a ciegas ahora tiene veinte minutos de retraso, lo que la molesta oficialmente. La puntualidad es una peculiaridad suya, y si esta mujer sabía que iba a llegar tarde, entonces ya debería haber llamado o enviado un mensaje de texto. Ella gime, pisando fuerte hacia su sala de estar y sentándose en el borde del sofá, con cuidado de no arrugar su pequeño vestido negro.