Capítulo Extra.- Jackson

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No me importaba las heridas que tenía.

No me importaba lo mucho que pude haberme herido.

Lo único que me importaba en ese momento era saber que Jessica estaba bien.

Cuando me llevaron al hospital, lo único que podía pensar era en la salud de Jessica.

Recordé cuando nos conocimos hace unos seis años, cuando ella llegó.

Recuerdo que no le presté demasiada atención... ¿A quién engañó? Me gustó desde el primer momento en que vi sus hermosos ojos verdes.

Me impactó su llegada ya que desde el primer momento dejó en claro que ella no era débil y "no se dejaría atemorizar por idiotas y presumidos como nosotros".

Pero realmente empecé a amarla cuando la conocí. No a la Jessica que todos creían ver, sino a esa chica que quería llamar la atención para no sucumbir ante la necesidad, esa chica que no lograba caer delante de cualquiera, esa chica que podía sobrellevar con una sonrisa todas las cosas que le dieran.

Un día salía de clases cuando me topé con Jessica algo apurada.

Flashback

- ¿A dónde vas tan apurada?- digo

- Yo no debo darte ninguna explicación, así que permiso.- y se fue sin más.

Me quedé un poco perplejo, pero eso no me detendría. Nadie me había rechazado antes y está no será la primera vez.

La seguí hasta que entró en un local que no conocía. Dudé por un segundo, pero al final decido entrar.

Debo admitir que me sorprendió ver la pista de patinaje en frente.

Yo no era fanático del hielo, pero había aprendido a patinar y al ver a Jessica ponerse los patines, me acerqué a conseguir unos.

Ella había entrado y yo ya tenía puestos los patines, por lo que entré sin esperar mucho más tiempo.

Yo había aprendido a patinar en hielo sintético, no me esperaba que eso fuera hielo real y que este sea diferente de patinar.

Intento mantener el equilibrio, pero cuanto más me esfuerzo, más me cuesta estar de pie.

Levanto la mirada al escuchar risas y veo a Jessica con una sonrisa divertida acercándose a mi, patinando como una profesional.

- ¿Qué haces aquí, novato? La pista para niños está al otro lado.

- No soy un novato.- digo levantándome con un gran esfuerzo.

- ¿Ah, no? Entonces podría patinar a mi lado.- dice con un brillo en sus ojos que no hizo más que nublar la vista haciéndome aceptar.

Ella empieza a patinar lentamente de espaldas y yo trato de moverme, pero tan pronto como me acerco a ella, se da la vuelta y empieza a patinar cada vez más rápido. Claro que, al tratar de alcanzarla, pierdo el equilibrio y caigo nuevamente.

Jessica vuelve riéndose y no supe la razón por la cual su risa me alegraba más que molestarme porque se estuviera burlando de mi.

- Mira y aprende, novato.- sin más, ella empieza a patinar cada vez un poco más rápido. Cada tres pasos, daba una voltereta hasta que la quinta vez ella se elevó, dio una vuelta en el aire y aterrizó perfectamente.

Yo sólo podía mirarla asombrado. La seguridad y la destreza de sus movimientos causaban una reacción en mí difícil de explicar, pero lo que más disfrutaba era la sonrisa en su rostro con cada movimiento.

Ella termina su rutina y vuelve a mi lado.

- ¿Dónde aprendiste a patinar así?- pregunto todavía impresionado.

- Mi abuela me enseñó. Ella era la mejor.

- Debe estar orgullosa.- digo ante lo cual su mirada se entristece.

- Quizá lo hubiera estado.

Desde ese momento en que vi esa mirada triste supe que ya no había vuelta atrás, pues haría todo lo posible para desaparecer esa expresión de su rostro y hacerla feliz.

- ¿Quieres ir a comer algo? Yo invito.- veo duda en su expresión y agrego- Por favor, yo si estoy habriento y creo que tu también.

Ella ríe levemente y asiente.

Ambos guardamos los patines y vamos a comer.

Fin del Flashback

Quién diría que dos semanas después ella se convirtió en mi novia y desde entonces soy el chico más feliz del mundo.

Por suerte, en el hospital dijeron que no fue nada grave y que llegamos a tiempo. No sé qué hubiera hecho sin ella.

- Vamos, cariño.- dice ella con una sonrisa a lo que yo la tomo de la mano y la llevo a la pista de patinaje porque allí está su felicidad y la mía en la suya.

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Y colorín colorado, si no se me ocurre nada más, ésta historia, ahora sí, ha terminado.

Nuevamente, gracias por el apoyo y espero que les haya gustado la historia. Si bien es demasiado probable que no nos veamos (digo, leamos) más en esta historia, los invito a leer mis otras historias. Tengo muchos proyectos y espero que les gusten.

¡¡¡SALUDOS!!!

(En serio, deberían intentarlo, con esa palabra me siento como en un mundo lejano...)

La chica perfecta de mi escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora