Capítulo único

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Alastor, o el Demonio Radio como lo solía llamar aquella gente impenitente y temerosa, era un pecador que llegado al infierno desató un gran caos, un poder realmente increíble y jamás visto. La primera alma del infierno que aumentó su poder y rango apenas llegó y eso no es algo que se vea mucho. Un demonio excepcional, sin duda alguna.

Pocos, por no decir ninguno, saben quién es él realmente. ¿Cómo murió?, es algo de lo cual no quiere hablar. ¿Cómo fue su vida?, lo único que te dirá (con orgullo) es que fue un gran locutor de radio en su época, entre otras cosas. ¿Cuáles son sus gustos?, bueno..., sabrás que el color rojo es su favorito y que la música de sus tiempos es verdaderamente arte. Pero (además de eso) nadie, absolutamente nadie, sabe a fondo su vida personal, su muerte, sus pensamientos, sus actos, ¡y no pienses que podrás saberlo porque realmente pierdes el tiempo!

Algo que solo una persona sabe y de lo cual nunca se vió interesado en compartir es que en su vida sufría de insomnio. ¿Insomnio? Si, insomnio. ¿A qué se debe? Tiene varias causas, pero Alastor no pensará decírtelo. ¿Por qué? Amm... Porque simplemente no le interesa y le molesta de cierta forma tener que hablar de lo que fue su vida terrenal.

En fin, el tenía ese problema y nunca pudo deshacerse de eso incluso luego de morir, aunque realmente era algo a lo cual le restaba importancia; se había acostumbrado de todas formas.
Niffty era la única que sabía de esto; en varias ocasiones tuvo la oportunidad de encontrarlo despierto cada vez que ella iba por un vaso de agua en las noches. La curiosidad la llevó a preguntar una de esas veces.

¿Y qué hace durante el tiempo en el que no duerme? Una buena pregunta. Pues déjame decirte que mientras el infierno entero está abismalmente dormido (a excepción de algunos pecadores haciendo de las suyas) él simplemente disfruta en las sombras la cálida noche que se le presenta y se deja llevar por sus más profundos pensamientos. Otras veces decide hacer una que otra cacería de pecadores por allí, o termina aquellos pendientes que tenía guardados.

Esa vez no fue distinta. Luego de un largo y cansador día en el Hazbin Hotel se despidió de los que habitaban ahí y sin más se fue a su habitación esperando caer en los brazos de Morfeo; cosa que no consiguió, por lo que salió una vez que no hubo ningún ruido que insinuara que alguien andaba por allí. Llegó a la azotea de aquel edificio y con un chasquido de sus dedos hizo aparecer un banco para sentarse, dando un suspiro agotador al hacerlo.

Realmente, tener que hacer la mayoría de las cosas que aquella rubia de ojos rubí le pedía era cansador. Pero, ¿qué más podía hacer? Había aceptado ser su socio a cambio de entretenimiento y ver las repetidas fallas de su dueña por intentar redimir, que por suerte no estaría tan lejos de obtener; ya habían terminado los arreglos de aquel hotel hace un tiempo y aquellos "ingenuos" pecadores ya tenían acceso a el.

Él se mantenía firme en su idea de que la redención era algo sin sentido y que la ilusa de Charlie simplemente gastaba su tiempo en algo imposible y tonto. Pero, ¿quién era él para juzgar? Admitía que aveces aquella princesita le era entretenida con su forma de ser o expresarse, y aquella valentía que irradiaba hacía de ella una personalidad única, agradable y algo divertida.

En ocasiones no comprendía cómo una dama como ella podía tener una pareja tan gritona y aburrida como lo era Vaggie. Cabe recalcar que él no la conocía del todo bien pero con lo poco que convivió con ella podía deducir que no era tan amigable como su contraria.
Lo hartaba, pero había oportunidades en las que podía usar su personalidad bruta a su antojo, sacándose a sí mismo algunas carcajadas.

Sobre los demás miembros no tenía mucho que decir: Angel Dust le parecía desagradable con sus constantes chistes sexuales e insinuaciones, tanto que a veces le daban ganas de ahorcarlo "amigablemente", lástima que tenía que dejarlo vivo; Husk era un gato amargado pero divertido para él; y Niffty era un alma a la cual le tenía mucho "cariño" por así decirlo. Le daba libertades solo a ella, demasiadas libertades algunas veces...

Insomnio | One shot - Charlastor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora