Ellie. #4

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Elllllllllllllllllliot:

Sí, la computadora volvió a pegarse, y sí, dejaré tu nombre de ese modo..., es que secretamente me gusta.

¿Sabes? Hoy conocí a un niño en el hospital. Se veía triste. Aunque le estuviera sonriendo a todos los adultos alrededor de él, se veía triste. Y no sé si alguien más lo notó pero se aferraba muy fuerte a una libreta con ambos brazos.

Le pregunté cómo estaba, y no me contestó. Tan sólo se quedó mirando hacia su cuaderno, como si... como si a él le estuviera respondiendo. Sé que suena tonto, pero así lo sentí. (¿Me estoy volviendo loca?... No respondas.)

De hecho, la única vez que me contestó fue cuando le pregunté su nombre: Robert.

Y bueno, mi punto con todo esto es que aprendí algo de él. No me preguntes cómo, sólo lo hice, y es que... el sufrimiento no te hace mejor persona. No digo que él fuera malo, sólo que todo su ser me gritaba aquello. Como si alguien cercano a él estuviera sufriendo pero seguía siendo un maldito hijo de puta.

¿Es muy complicado de comprender? Espero que no.

Por otro lado, ésta es una de esas cartas en las que añado algo sobre mi pasado, así que eso haré, sólo que aún no estoy segura de qué contarte. Tal vez porque siento miedo.

¡Ya sé! Querido, te recomiendo que te sientes porque esto será algo bastante revelador. Incluso impactante.

Te daré un momento para que vayas a tomar asiento.

...

...

...

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¿Listo?... Cuando tenía 16 años, conocí a alguien. Una chica alta, pelirroja, de ojos azules..., muy hermosa, y con el corazón más cálido del universo. ¿Te haces una idea? Su nombre es Debby Ophenie.

Ambos sabemos que aunque no pertenezcamos a su mundo, somos parte del suyo. De ese pequeño círculo.

¡Y ahora te contaré cómo nos conocimos!: en el autobús. Iba de camino a la universidad, y por alguna razón, ella estaba discutiendo con Delinna. Había una señora muy cerca de nosotras que se estaba sintiendo incómoda por la discusión (y lo noté aunque no haya dicho nada), pero eso fue porque tenía un bebé entre sus brazos que comenzó a llorar. Entonces me acerqué, y les pedí que si por favor podrían parar de discutir porque estaban haciendo llorar al bebé; Debby, como la más racional de las dos, asintió y pidió disculpas por su comportamiento a la señora, mientras que Delinna sólo se cruzó de brazos, enojada.

Así es, eso explica el por qué nos abrazamos con tanta estima la primera vez que me llevaste a su casa.

No se quedó como una simple cruzada en el autobús, sino que también me senté al lado de ellas y les pregunté qué andaba mal, y aunque dudaron al principio, me lo contaron, y pues, supongo que las ayudé porque al final se fueron bastante felices de allí.

De hecho, si algún día me pasa algo, quiero que le digas a Debby lo mucho que significa para mí. Quiero que te hagas más cercano que nunca hacia su persona. Quiero que vayas con Julién a fiestas, y te quedes toda la tarde escuchando las bromas sin sentido de J, y que ayudes a cocinar a Nelly cuando lo necesite, y que de vez en cuando te acerques a Chris para preguntarle cómo está. Ellos son buenos chicos y no merecen el olvido.

Odio conocer a personas, encariñarme con ellas, y luego darme cuenta de que al final tan sólo se irán porque... supongo que no sienten tan profundo como yo. Supongo que les repito tantas veces que los quiero en mi cabeza que se me olvida hacerlo en voz alta, y cuando llega el momento de irse, se sorprenden cuando no quiero que lo hagan. Y no quiero que hagas lo mismo con ellos.

Conócelos, entiéndelos, disfruta de tu tiempo junto a ellos, ayúdalos en lo que necesiten, y ámalos hasta que duela. Así es como funciona la vida.

A propósito, también vine a decirte que realmente me gustó ayer. Sé que mi cara te decía todo lo contrario, pero la verdad era que mi llama interior estaba más reforzada que nunca esa noche. Me sentía realmente feliz... viva.

Gracias, Elliot.


Con amor,

tu Ellie.

Si algún día me dejas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora