—Hija, bienvenida. —escuché decir a mi padre.
Los mortífagos por fin me soltaron y yo me alejé lo más que pude de ellos hasta chocar con una pared de piedra oscura.
—Sabemos que tienes muchas preguntas y dudas, —dice mi madre acercándose —prometemos explicarte todo, pero aún no es el momento, hija.
Miré a mi alrededor con miedo, era una gran mansión con muy pocas ventanas, estaba muy oscuro pero aún así lograba ver los detalles del lugar.
—Ustedes... —dije con dificultad —ustedes son unos falsos.
Mi madre hizo una mueca y negó con la cabeza.
—No lo entenderías, _____.
—¿Entender qué? —cuestioné —¿Que toda mi vida viví con ustedes sin saber que eran ayudantes de Voldemort? —dije molesta —Si recuerdas que él mató a Lily y a James, ¿no? —le encaré a mi madre —que por culpa de él Harry quedó huérfano y vivió una horrible vida con sus tíos, y tú ayudaste a que eso pasara, directa o indirectamente son responsable de la muerte de miles de personas, ambos. —al final le lancé una mirada a mi padre —No puedo creer lo hipócritas que se portaron, sobre todo tú, madre, qué descaro haber convivido con Sirius, Remus, Tonks y sobre todo con Harry después de... no puedo creerlo... me avergüenza como no tienen idea el saber que ustedes dos son mis padres.
—Llévenla a su habitación, —ordenó mi madre —que no salga de ahí hasta que se tranquilice.
Suspiré pesadamente y a reniegos fui con los otros mortífagos hacia una habitación arriba.
[ . . . ]
—Que sorpresa que estés aquí. —dije viendo a Tom que había entrado en mi habitación.
Había pasado unos dos dias aquí, lo había visto de lejos pero jamás se acercó a mi.
—No tenía otra opción y lo sabes, —dice cruzándose de brazos —Hogwarts era mi único hogar, no tenía otro lugar a donde ir que no fueran los mortífagos de mi padre.
—¿Y qué se supone que eres aquí? —pregunto desinteresada —¿Un niñero?
—Nada realmente, solo estoy prestando mi casa a tus padres.
—¿Esta es tu casa? —ahora si que estaba interesada.
Nadie más que él podría saber cómo escapar de aquí sin que nadie lo note.
—Sueñas interesada, ¿qué es lo que llamó tu atención? —pregunta entrecerrando los ojos.
—Tú podrías ayudarme a escapar, no quiero estar aquí.
Sonrió divertido.
—¿Qué te hace pensar que volveré a ayudarte? —arquea una ceja —la última vez no salió nada bien.
—No fue mi culpa, tú metiste el pie.
Rueda los ojos y se recarga en la pared.
—No gano nada ayudándote, tus padres se molestarían y lo menos que quiero ahora mismo son problemas, Lin.
—¿Es que acaso les tienes miedo? —me pongo de pie y camino hasta quedar frente a él.
—Yo no le temo a nada. —dice mirándome directamente con sus profundos ojos verdes.
—Solo a estar solo, —sonrío —¿o me equivoco? Si es así, sabes que podrías venir conmigo.