Misión "Hachiko"

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—Realmente estoy muy apenada por el retraso —dijo la chica sinceramente, en cuanto hubo llegado de la emergencia que debió atender.

Aoba sonrió y restó importancia al asunto. En sus brazos llevaba cinco cachorros y un macho adulto de una raza extraña de perro. Extraña a su parecer, pues parecían más como llaveros peludos. Estaba seguro de que todos cabían en un juego de té, los cachorros en las tazas y el adulto en la tetera con espacio suficiente.

Todos estaban dormidos, de alguna manera habían encontrado cómodo el rígido chaleco del uniforme, y por los tres cuartos de hora que estuvo ahí en la sala de espera, no habían hecho absolutamente nada salvo dormir.

—Pasa por favor —dijo la joven una vez que hubo dejado las cosas en orden.

La veterinaria Inuzuka era demasiado respetada y sus servicios ampliamente solicitados para todo lo concerniente a las pequeñas especies: gatos, perros, aves y algunos otros animales pasaban diariamente por ahí para atenderse cualquier necesidad.

—Solo es el tratamiento básico, ¿verdad? —preguntó ella empezando a acomodar los implementos necesarios.

—Pues... todo, supongo.

—Bien. Son adorables —observó ella con una sonrisa.

Por unos instantes, Aoba quedó realmente impresionado. Nunca antes había visto sonreír a Hana Inuzuka.

—Parecen llaveros —dijo—. Excepto el papá, pero igual de peluche no pasa.

Hana volvió a sonreír.

—No subestimes a un perro por su tamaño, a veces vale más que sean listos, y los yorkie tienen inteligencia de sobra. Por favor, el primero —indicó extendiendo la mano para alcanzar al primer cachorro que solo soltó un chillido por haber sido separado del reconfortante calor. La joven lo tranquilizó y con un dedo acarició muy suavemente su pequeñísima cabeza.

—¡Oh! Un momento —exclamó Aoba, hábilmente poniendo a todos los perros en uno solo de sus brazos para sacar de la bolsa de su pantalón un papel.

—Según esto, solo hay una hembra y...

—Es esta.

—Bien, el nombre es ¿Eh? CPRD7265-A ¿Qué clase de nombre es ese?

Hana bajó la mirada, borrándose el buen humor que había tenido hasta el momento.

—No es un nombre, es un registro, un certificado de pureza racial.

—¿Eh?

—Son perros de exposición y competencia.

—¿Competencia de qué? No tienen cara de ninjas —preguntó, acunando inconscientemente a los cachorros. Hana levantó los hombros mientras acomodaba al perro para buscarle el tatuaje que del certificado y corroborarlo.

—Son más bien exposiciones, se juzga independientemente a cada uno de los perros, comparándolos con el estándar de la raza a la que pertenecen, los parámetros impuestos por los criadores, deben parecer y comportarse según lo esperado. Para los criadores especializados, es muy importante saber que su ejemplar se ajusta al estándar de la raza, por lo tanto, adquieren ejemplares garantizados, este sello los garantiza.

—Suena a... —no pudo completar la frase, por alguna razón la simple idea de buscar una raza pura, aunque fueran perros, le dio escalofríos ¿Para qué una raza pura? A él en lo particular le daba igual, le gustaban los perros y ya, incluso esos que parecían llaveros.

La veterinaria empezó a trabajar haciendo una revisión de rutina y él prefirió no importunarla, empezando a pasearse por el consultorio.

Las paredes tenían adheridos varios carteles de colores vivos y decidió leerlos mientras esperaba.

La inusitada torpeza de un shinobi (cómo errar misiones paso a paso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora