Misión secreta "Infiltración evidente"

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—Y es... ¿verdaderamente necesario? No me gusta el otro tipo.

—Eso hubieras pensado antes de arruinar la misión el verano pasado. Además, no hay mejor plan que este. Y te puedes quedar con la paga del contrato, si lo miras desde otra perspectiva, te ayudaría con la deuda que tienes por los seis perros que te quedaste.

Aoba torció la boca, pero no replicó más, solo se pasó una mano por el cuello tenso y aceptó el pergamino que le entregaba la quinta. Cualquiera se sentiría halagado cuando recibía una misión de inteligencia, y a él le gustaban especialmente porque, dadas sus habilidades, tenía un número mayor de probabilidades de resultar más exitoso que otros ninjas, lo que constituía un pequeño orgullo con el que defender su dignidad cuando las bromas se dirigían contra él en algún punto de las reuniones.

Pero odiaba verdaderamente la misiones que implicaban al otro tipo.

Dejó la torre para recoger a su compañera de misión aún con las inseguridades que le causaba tanto el otro tipo, como la pareja asignada, más que nada porque era demasiado joven, justo en la edad perfecta de las chicas que eran el negocio del otro tipo.

Ino Yamanaka era una kunoichi ampliamente recomendada, con múltiples habilidades para infiltración y espionaje. En muchas ocasiones su padre, con el pecho hinchado de orgullo, solía insistir en que ya le había superado en el dominio de las técnicas secretas del clan, y que no había tomado aún su posición como líder debido a que prefería verla disfrutando de actividades más acorde a su edad, y que ganara algo más de experiencia antes de dejarle semejante responsabilidad.

Llegados a ese punto, tenía que reconocer que, además, la chica era dueña de una considerable belleza y una coquetería natural que la aventajaba sin problemas entre mujeres de mayor edad al momento de buscar compañía en una fiesta, no como el resto de las kunoichi de su generación que eran más bien tímidas y apegadas a sus compañeros de equipo, como si estuvieran firmemente convencidas de que interactuar con otro hombre mancillaría su honra.

Genma y Raidō habían trabajado con ella un par de veces, y aunque Genma sabía jugar también el vaivén del coqueteo, había reconocido que la chica siempre ganaba, y Raidō, serio como toda la vida, se había limitado a reconocer que "tenía su encanto". Y era con total seguridad ese el motivo por el que Tsunade la había elegido para acompañarlo.

Abochornado, entró a la florería en la que Ino ya le esperaba mochila al hombro, se despidió de su padre con dos escandalosos besos en ambas mejillas y corrió a su lado.

Inoichi Yamanaka le dirigió al jōnin la más severa de sus miradas, la que solo un padre puede dirigir a un hombre que va con su única hija, independientemente de las circunstancias.

—¡Estaré de regreso para el próximo fin de semana!

Sintió la mirada del líder del clan Yamanaka incluso cuando estaban a varias calles de la florería y la tensión por ello fue uno de los factores por los que no estaba poniendo atención a lo que la kunoichi decía.

Aoba solo pudo soltar un suspiro mientras se quitaba el chaleco táctico para meterlo en su bolsa de viaje

—Antes de llegar a la ciudad, tenemos que hacer escala en una casa de descanso —informó a la joven que se había entusiasmado casi de sobremanera, y su emoción solo se incrementó al ver el lugar en el que se quedarían.

Era una casa enorme, muy exclusiva, que contaba con un amplio catálogo de servicios y tratamientos de belleza y relajación.

Completamente nervioso, pidió a Ino que esperara en el vestíbulo mientras él se acercaba a la recepción, quitándose los lentes y la banda para guardarlos en la bolsa de su pantalón. Empezó a hablar con la encargada en susurros. La kunoichi aceptó quedarse a distancia, pero todo le parecía por demás sospechoso. Atendiendo el tímido llamado del jōnin, acudió a su encuentro, no sin dedicarle una mirada a la chica detrás del escritorio que parecía visiblemente nerviosa.

La inusitada torpeza de un shinobi (cómo errar misiones paso a paso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora