—Aoba, mírame con mucha atención.
El jōnin obedeció mirando a través del cristal oscuro de sus lentes, los ojos claros de la mujer.
—Deben ser al menos dos bombones en cualquiera de estas combinaciones. Escucha y memoriza bien las formas: menta y azahar.
La quinta maestra Hokage le mostró dos bombones pequeños, el de menta estaba en la mano derecha y era mas o menos esférico, aunque la base plana le daba estabilidad al dejarlo en la superficie lisa del escritorio, era de color oscuro con unas líneas azules y blancas que hacían un decorado en la cobertura. El de azahar era blanco, cilíndrico como un tambor y tenía el grabado de una flor en ambas caras.
La mujer dejó las piezas de nuevo en la caja colocándolos en los sitios correspondientes según la forma en el empaque. Después, tomó otros dos.
—Frutos secos y canela.
El primero era como una colmena, y el segundo un corazón con polvillo marrón en la cara superior. Después de asegurarse de que los había visto, hizo lo mismo que con los otros y tomó otro par.
—Café y caramelo.
Una pirámide a la que le faltaba la punta, y un cubo pintado de rosa y bermellón.
—Limón y naranja.
Una esfera verde con blanco, y algo como una media luna de textura irregular.
— ¿Está claro?
—Sí, Tsunade-sama.
—Repite lo que te acabo de decir.
El ninja así lo hizo, pero solo señaló los bombones por pares, sin atreverse a tocarlos.
—Bien, puedes irte.
Aoba puso la tapa de madera barnizada y enlazó el listón de seda azul hasta hacer un moño parecido a una estrella. La rubia levantó una ceja pensando que de todos los ninjas que tenía activos, Aoba era el único que aprovechaba las misiones de encubierto, el curso de lazos y moños para regalo al que lo había enviado el invierno pasado para ejecutar un secuestro, se reflejaba claramente en ese imposible ir y venir que daba la impresión de que se trataba de un regalo costoso, muy profesional, lo que era claramente la idea.
Lo miró dejar la oficina con paso tranquilo, y no pudo sino simplemente esperar lo mejor.
Aoba dejó la aldea después de haber pasado a su casa por una bolsa de revestimiento térmico en la que pudiera meter la caja, de manera que el chocolate no se deformara por el calor que le esperaba durante el camino hasta el punto de su misión. Aunque el chocolate deformado era la menor de sus preocupaciones: Tsunade le había encomendado una misión de asesinato.
Por regla general, esas misiones solían hacerlas los ANBU, pero la legendaria perdedora había hecho gala de su fama y la cara equivocada de una moneda le había dado la razón a un cliente tacaño. En resumen, no era un objetivo verdaderamente difícil, pero la paga no cubría los honorarios de un miembro de ANBU, por tanto, un Tokubetsu Jōnin era la opción más viable.
ESTÁS LEYENDO
La inusitada torpeza de un shinobi (cómo errar misiones paso a paso)
Fanfiction"¿Es verdad que Itachi Uchiha estuvo aquí? ¿Y busca a Naruto?" Aoba Yamashiro, ilustre Tokubetsu jōnin que causó la huida de Sasuke, no fue la primera ni la última vez que metiste la pata.