MI ESPERANZA

Prólogo

Entonces ella entró por la puerta y me quedé sin aliento.

-Hasta que al fin llegas Pitufina -le dijo Fernando mientras se ponía de pie para acercarse a la misteriosa chica

La chica castaña puso los ojos en blanco y se acercó a su amigo para abrazarlo.

Era una chica castaña, pelo largo, ojos cafés, con una figura técnicamente perfecta. Era una de esas españolas perfectas, con pinta de modelo. Simple y sencillamente una belleza.

-Perdona, había mucho tráfico -se excusó la chica

-Hola chiquitilla -se puso en pie Pedri para acercársele a abrazarla- ¿Todo bien?

-Holaa -esta lo abrazó con todo el amor del mundo- Bieen, súper bien ¿Y tú guapo? -dijo el apodo de forma vacilante

Pedri sonrió embobado. En ese instante comprendí que cosas pasaban por la mente de Pedro.

-Me alegro, yo también estoy muy bien, gracias -dijo para después depositar un beso en la mejilla de aquella chica castaña que llamó mi atención desde que cruzó esa puerta.

¿Qúe estaba sintiendo? No lo sé, era algo raro.

Pero sabía que debía de eliminar aquel sentimiento, debía hacerlo. Por Pedri.

Sus ojos lo decían todo, no había necesidad de que le hablara para saber que aquella chica le ponía el mundo patas arriba.

La chica le sonrió a Pedri después de que este le besase la mejilla.

-Pero yaa... yaa. Le das más amor vos que yo y eso que yo soy su mejor amigo -dijo Fer poniendoles mala cara

-Calla Fernando, que tú no me das ni una sola muestra de cariño -le dijo la chica sonriendo.

¿Acaso nunca dejaba de sonreír? Desde que cruzó la puerta entró con una sonrisa enorme.

-Mejor te presento a este galanazo -Pedri los interrumpió mientras me señalaba- Bueno... Creo que tú ya sabes quién es

La chica por fin posó sus ojos en mí, y al hacerlo me descolocó por completo, esos ojos... Cualquier hombre daría lo que fuera para que esos ojos lo mirasen.

-No me lo puedo creer -dijo mientras me miraba con una sonrisa aún más grande- ¿Pablo Gavi? ¿Enserio? -dijo fingiendo sorpresa, ya me conocía bien

-El mismo -le respondí mientras me ponía de pie, al hacerlo entendí el por qué del apodo "Pitufina", aquella tía era una miniatura. Extendí mi mano hacia ella, la cual no tardó ni dos segundos en extender la suya para darnos un saludo de manos.
Su mano era suave, cálida, daba hasta placer tomar su mano.

-No me la creo de verdad, mucho gusto -dijo- soy María Fernanda, pero preferiría que me llamaras Fernanda -me dijo sarcástica

-Vale. Mucho gusto Fernanda, es un nombre muy mono -le dediqué una sonrisa, le dije todo aquello también sarcásticamente

-Gracias, que coquetón eh -me sonrió para luego abrazarme

Y ahí fue donde entendí, que esa chica me pondría las cosas difíciles, que mi mundo no sería el mismo pero tendría que ser cuidadoso. No podía terminar enamorándome de aquella chica, se notaba a kilometros de distancia que Pedri la quería y no como una amiga.

Tenía que ser respetuoso y entender, que Fernanda no estaba ya disponible.

O al menos no para mí.

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MI ESPERANZA

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