"enamorarme de tí"

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No tenía una palabra explícita sobre lo feliz que estaba en este momento. Un término de septiembre como la primavera podrá decir lo floreciente que me sentía, lo colorido que se iba poniendo poco a poco.

Mordí mi labio inferior con fuerza y lo lamí con mi lengua, di un pequeño chasquido y reí sin sentido al ver que todo iba directo a mi plan.

La miré a los ojos que se conectaron con los míos cuando los miré. Esos ojos marrones que al principio estaban cansados. Luego volvieron a brillar cuando la amaba. Se había convertido en mi vicio favorito poder observar sus pupilas dilatadas cuando me miraban.

-Sé que te gustan las flores; "¿Te acuerdas de ese tulipán que te regalé cuando salimos al parque?"-Recordé la escena del niño que se dirigía directamente hacia nosotros con una cesta llena de diferentes flores y tonalidades, ofreciéndome para comprarle uno a mi novia.

-Recuerdo que, estabas nervioso ese día, no supiste que decirme cuando el niño dijo '¿No quieres comprar estas hermosas rosas para su hermosa novia?'. No supiste que contestar y solo dijiste que yo no era tu novia.-se rio de la memorización que hizo.

Me tomó de la mano, mientras entrábamos en aquel lugar de orquídeas. Empezó a jugar con su cabello poco rato. Sus mejillas rojas la convertían en la niña más hermosa que la vida me pudo haber dado cuando el mundo estaba roto. Por qué lo definí como mi "Propia salvación" de ella llegando con un pequeño bote para no hundirme más en las profundidades del océano.

-"Por qué no eres mi novia todavía ______..."- Respondí, quedando perplejo con la cesta de comida en mi mano derecha, parándome frente a ella, tocando su mejilla carmesí con mi pulgar, moviendo mi mano a sus labios y rozando con delicadeza el pequeño cogollo en perfectas curvas formadas con un color rosado.

Entonces no esperé, tomé su barbilla y la levanté hasta que estuvo directamente en mi cara. Besé su frente, dejando la baba húmeda en su piel que se puso de punta con mi toque y conectó directamente con la mía.

El ambiente era cálido, eran esos días en los que la naturaleza ayudaba a ser el magnífico regalo para una fecha muy especial. Las orquídeas estaban alojadas en el campo, de color blanco con la misma pureza que mi niña linda me regalaba todos los días. El color violeta y el color rosa se combinaron con los demás, dando efecto a la necesidad del sol de poder vivir y fortalecer sus brillantes pétalos.

-"¿Y quieres que yo sea tu novia, Karl?"-Tomó mis cálidas manos con las que ella las mantuvo entre las suyas, frotándolas cariñosamente. Su pregunta fue la más obvia, porque quería que ella fuera mucho más que eso, que se quedara para siempre en mi vida hasta que viera mi último aliento.

Entrelacé mis manos sobre las de ______, las acaricié cómo si fuese un algodón blanco.
Anché mi sonrisa, lamí mi labio acercando su rostro al mío donde me decidí por hablar con las palabras que quería que ya llegasen hace unos días.
Era inevitable que mi ritmo cardíaco no haya aumentado, que mis pupilas no se hayan dilatado desde hace un tiempo, que mi estómago esté hormigueando. Porqué no pude evitar enamorarme de ______.

-Quiero que seas la madre de mis hijos, quiero que seas solo mía por el resto de mis días. Quiero que seas más que mi novia en el futuro, y quiero tenerlo todo contigo, mi amor.-Hablé ante la castaña, era un pedido demasiado juicioso como lo había dicho antes con Dream en casa, pero ahora estaba seguro de que sería algo que me volvería loco donde siempre tendré a una chica que amaré para siempre.

-¡Acepto ser tu novia, mi amor! Acepto ser la madre de nuestros futuros hijos, acepto ser _______ Jacobs de por vida. Te amo más de lo que crees cariño, te juro que seré la mujer más feliz a tu lado.

Sweetie/Karl Jacobs•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora